La Portabilidad de un clásico

Una de las mayores franquicias de Namco, junto a sus archiconocidos juegos de lucha, es el Legendario Ridge Racer. Desde su nacimiento en los salones recreativos, esta saga ha pasado por incontables maquinas, de todas las índoles, y esta vez le ha tocado el turno a la novedosa consola portátil de Nintendo. Para quien no conozca el titulo, sólo deciros que es uno de los emblemas de la conducción arcade, basado en ir lo más rápido posible, utilizando todo tipo de técnicas de derrape. Nada mas arrancar la consola con la pequeña memoria introducida en la máquina, aparecerá una impresionante introducción movida por el motor del juego, utilizando las dos pantallas a la vez, bastante aparente.

En los menús del juego podemos encontrar las diferentes opciones para seleccionar la carrera que más se nos ajuste a nuestras preferencias y necesidades de cada momento. En Quick Race podemos disputar una carrera sin más compromisos contra doce adversarios y dos vueltas a completar. En el modo Single player es donde realmente se profundiza en el juego, y podemos ir obteniendo más pistas y vehículos. En el modo Grand Prix, podemos ir avanzando poco a poco e ir desbloqueando circuitos,  hasta sumar la escalofriante cifra de veinte trazados diferentes. Para ir aumentando nuestro garaje, sólo tenemos que ganar en el modo Car Attack. Una vez seleccionado el oponente, este nos retará a una carrera a muerte súbita. Si conseguimos ganarle, el bólido contra el que hayamos competido será nuestro y podremos utilizarlo en futuras carreras.

En el modo Multijugador podemos jugar hasta seis adversarios utilizando tan sólo una memoria, gracias al magnifico juego Lan que incorpora el título a través de red inalámbrica. Para ello, seleccionaremos crear un juego, y basta con que los demás jugadores vayan entrando a la carrera desde el menú principal de la consola. También es posible jugar con varias copias del título, con lo que la oferta de pistas y vehículos disponibles se verá ampliada de forma considerable.

El modelado de los coches es en tres dimensiones, y tienen aplicadas unas texturas acordes con la potencia de la pequeña máquina. No desmerecen lo mas mínimo, y no se aprecia ningún tipo de distorsión ni centelleo al verse inclinadas. En total, se puede llegar a disponer de treinta y dos coches, y en todos ellos se pueden elegir el color de la carrocería a tu gusto. Los entornos también están completamente modelados en tres dimensiones, y se mueven a una velocidad vertiginosa. Al acercarnos demasiado al borde de la calzada, sí que se nota un pequeño doping, además de pixelarse en exceso las texturas de los decorados, pero no afecta en nada a la jugabilidad del título, este pequeño detalle solamente lo observaran los más puristas del género.

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Poco a poco podemos ir avanzando e ir desbloqueando circuitos y coches, pero la dificultad de la saga está presente de principio a fin. Ridge Racer siempre ha sido un titulo difícil, y hay que hacerse con su peculiar estilo de juego. No nos ha gustado del título la poca calidad que tienen las colisiones en carrera. Si bien chocamos contra un adversario, siempre los mal parados vamos a ser nosotros, y se produce una especie de tirón bastante incómodo, a la vez que un pequeño doping metiéndonos dentro de nuestro oponente o contra las barreras protectoras de la pantalla.

Es de agradecer la posibilidad de poder participar hasta seis jugadores con tan sólo un título, lo que elimina muchas limitaciones y simplemente con seis consolas Nintendo DS y un juego se pueden organizar grandes carreras. El modo Multijugador es una auténtica delicia, y corre sin ningún tipo de lag ni retraso apreciable, algo que no ocurría en la versión para PSP, como ya comentamos en las impresiones de la versión NTSC del juego. Si disponemos de varias copias del titulo, pues mucho mejor, porque tendremos disponibles más coches y circuitos en los que correr en el modo multijugador.

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