Como un lobo de mar

No hay mucha competencia en el género (¿sub-género? ¿micro-género?) de la simulación naval. De vez en cuando algún simulador de submarinos militares y ocasionales rarezas como este Virtual Sailor. Desarrollado por un programador independiente (y me refiero a una persona, no a un estudio) llamado Illan Papini, este juego vio sucesivas versiones distribuidas por Internet y, aupándose en un pequeño aunque dedicado grupo online de aficionados ha llegado a ser publicado de forma comercial.

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Precisamente el mayor problema de Virtual Sailor es que no ha logrado desembarazarse de sus orígenes en el software independiente para justificar suficientemente el espacio que ocupa en la estantería de los centros comerciales. La primera muestra de este problema la recibe el jugador al comprobar el poco contenido original que incluye el juego que viene en el CD: sólo un escenario situado en el Egeo y tres barcos genéricos. En realidad los creadores de juego han diferido a la comunidad online casi toda la creación de materiales para el motor del juego, aunque tras unas horas de navegación y descarga sigue sin ser posible, por ejemplo, bordear la Península Ibérica o cruzar el Mediterráneo.

En lo referente a los barcos sí se encuentra mayor variedad, y es fácil encontrar en las páginas oficiales desde un Optimist hasta el Titanic sin muchas dificultades. El material gratuito disponible en la página oficial y creado por los fans está sobradamente a la altura del que acompaña al juego, aunque es tan irregular como las contribuciones espontáneas de cualquier otro grupo de jugadores (no todos los mods de HalfLife son igual de buenos, ¿verdad?)

En definitiva, el paquete de Virtual Sailor que se vende es un motor de simulación que se puede alimentar con multitud de elementos gratuitos. Esto no es un problema en sí para un simulador, siempre y cuando el motor que se proporciona sea completo. Desgraciadamente, no es el caso. O no del todo, al menos.

Virtual Sailor se mantiene en su línea de programa abierto destinado a una comunidad en esto también, pues se centra en crear una simulación física sin restricciones de ningún tipo. Lo que ocurre, claro, es que las restricciones a los motores físicos a menudo están destinadas a afinar la jugabilidad, a crear entornos más realistas o a corregir defectos de los modelos matemáticos, y su ausencia se nota. Los submarinos pueden volar si se les impulsa hacia arriba con fuerza suficiente, y cualquier barco puede navegar bajo la superficie ajustando las opciones adecuadas.

Tampoco hay problema a la hora de inundar por completo las Baleares con una marea descomunal, ni para establecer valores irreales en las condiciones climatológicas. De nuevo, esto no es un problema en sí, pero tiene efectos secundarios desagradables. Ciertos modelos de barco son incapaces de avanzar sin zozobrar, incluso sin olas ni viento, por ejemplo. Tampoco queda mucho lugar a la improvisación. Si bien se puede programar un cambio de clima a una hora determinada, no parece haber forma de navegar con condiciones variables, y se obliga al jugador a introducir uno a uno, no sólo los otros barcos presentes en la escena, sino también cualquier elemento móvil, fauna incluida.

Insisto en que no hablo necesariamente de defectos, sino más bien de decisiones conscientes destinadas a satisfacer a ese núcleo duro de usuarios que disfrutan de este título como de un salvapantallas espectacular, o un entorno para realizar experimentos entretenidos o encontrarse online. De hecho, los submarinos voladores fueron reintegrados al juego tras reiteradas peticiones de los usuarios.

Aquellos que no tengan la paciencia o el tesón para dedicar horas a este hobby, sin embargo, deben quedar advertidos de que Virtual Sailor probablemente les resultará más frustrante que otra cosa. 

La simulación

Una vez establecido el escenario en el que navegaremos empieza la simulación en sí, y las irregularidades continúan. Virtual Sailor se comporta mejor con barcos grandes y pesados a motor y tiene dificultades para simular correctamente barcos de vela ligera. Esto se debe principalmente a que no hay ningún mecanismo en el juego dispuesto para gestionar cargas o contrapesos, aparte de manejar el timón y las velas, en su caso. En los barcos en los que contrapesar es una parte importante de la navegación el simulador no resulta satisfactorio.

La simulación de la superficie marina es buena y realista, además de detallada gráficamente, pero no se puede decir lo mismo del viento. Se puede configurar en dirección e intensidad y el programa calcula las 'sombras' de otras velas, pero no parece haber posibilidad de simular vientos racheados o variables. Tampoco se ve mucha variedad bajo la superficie. Se puede establecer una fuerza y dirección de la corriente, pero no da la impresión de que haya un mapa geográfico de corrientes acorde con los escenarios, de modo que el mar siempre 'tira' en la misma dirección, ya estemos cerca del cauce de un río o en alta mar.

Los instrumentos de navegación están mejor representados. Disponemos de una versión reducida de un sistema real de GPS (pero sólo de uno), radar y sónar, además de cartas náuticas de las zonas simuladas que podemos utilizar para trazar rutas, editar escenarios y tomar medidas. El jugador puede optar por varias formas de interacción con los instrumentos abriendo y cerrando distintos paneles flotantes o interactuando directamente con los modelos 3D en tiempo real con el ratón, lo que genera las mejores sensaciones que llega a producir el juego.

Aún así, a menudo hay que recurrir a los paneles de instrumentos, porque en general no resulta práctico mantener la cámara en la posición del piloto y mirando de frente al timón. En algunos modelos es, directamente, imposible, ya que la caña está en la popa. Afortunadamente, los atajos del teclado ofrecen una alternativa viable y bien pensada. La barra espaciadora, por ejemplo, sirve para mantener firme el timón, y evita tener que estar compensando la corriente con los cursores todo el tiempo.

Teniendo todo esto en cuenta la simulación más técnica de la navegación que se puede lograr con Virtual Sailor es la de maniobras de atraque o desatraque con barcos grandes o escenarios cortos y puntuales en los que haya que realizar alguna maniobra concreta. Las regatas que publicita la caja del juego, sin embargo, son menos interesantes. Ceñir o virar bien son labores muy físicas que el juego representa de forma superficial y reducen el interés. Tampoco hay nadie que controle las normas (salvo que se juegue online y alguien se preste a ello), de modo que estos eventos se limitan a seguir un curso trazado en la carta náutica sin prestar atención a lo que hagan los demás barcos.

Gráficos y Sonido

Virtual Sailor tiene un aspecto gráfico más que aceptable, teniendo en cuenta su continuo estado de desarrollo y su estilo amateur, con efectos atmosféricos bien representados y capacidad para mover grandes escenarios de forma realista en un ordenador de gama media-alta.

En equipos menos potentes no afectaremos mucho a la simulación en sí, pero el aspecto del juego retrocederá bastantes enteros. La tierra firme está bien realizada (teniendo en cuenta que no se puede uno adentrar en ella), pero en lo que el juego se luce es en la simulación del agua, con olas dinámicas muy definidas, transparencias, reflejos en tiempo real e iluminación cáustica. A pesar de algunos problemas en los reflejos que restan credibilidad al conjunto, con todas las opciones al máximo, el juego es bonito y relajante.

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El sonido completa el efecto de inmersión, con chapoteos y salpicaduras de fondo acompañadas del ruido del viento, el ondear de las velas o los sonidos de los animales. Al igual que el aspecto visual, el conjunto sonoro revela en ocasiones su lado falso, pero es fácil ignorar los pequeños defectos y dejarse llevar… suponiendo que los aspectos jugables no interfieran. De nuevo en este asunto el juego confía en la paciencia y conocimientos del jugador. Todas las opciones son altamente configurables (hasta el punto de poder crear mares amarillos o rojos), y muchas opciones gráficas tienen efectos en la simulación, de modo que hay que prestarles atención siempre al configurar un escenario.

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