Catan

Capcom nos ofrece en Catán, su primer título para la plataforma N-Gage, la conversión de un reconocido juego de mesa alemán llamado "Los colonos de Catán", un título donde las partidas multijugador primarán sobre el juego individual.

Es posible que la mayoría desconozca la existencia de este juego de mesa, sin embargo  ha sido uno de los más galardonados en los últimos años y triunfa entre los aficionados del género. Aunque en un principio pueda parecer lo contrario, su mecánica es muy básica, se trata de colonizar una isla entrando en competencia directa por los recursos con el resto de jugadores, como en un gran número de juegos de estrategia. No es la primera vez que Capcom realiza una conversión de este juego, pues ya en 2003 regaló a los usuarios japoneses de Play Station 2 una versión de Catán con la cual únicamente se podía disputar partidas online y mediante el pago de una cuota mensual.

Resulta complicado buscar similitudes con otros juegos tanto de mesa como de consolas, pues una de sus grandes virtudes es su originalidad. No manejaremos tropas ni controlaremos de forma directa la recolección de recursos, sino que nuestro papel se basará sobretodo en planear una estrategia para alcanzar los mejores lugares antes que el resto de contrincantes.

El juego de mesa

Sobre un mapa con piezas hexagonales, construiremos poblados que nos rentarán una materia prima con cada tirada de dado, y con ellas podremos situar nuevos poblados hasta obtener los puntos necesarios para la victoria. Como se puede apreciar en las imágenes, nuestras casas se construyen en las intersecciones de tres hexágonos, mientras que en los lados discurren los caminos, que nos permitirán alcanzar nuevas casillas donde colocar nuevas casas.

El tablero tiene una disposición aleatoria con cada nueva partida, puesto que las casillas se pueden situar de la manera que se desee siempre que se respete la forma hexagonal del conjunto. Encima de cada ficha se sitúa un número, que de nuevo, es colocado de manera aleatoria. Cada jugador sitúa dos casas al inicio de cada partida junto a dos caminos que le permitirán comenzar a recolectar materias primas. Esta parte resulta fundamental, pues una mala colocación al principio de la partida puede suponer que siempre estemos a expensas de los demás para obtener la gran mayoría de los recursos, lo cual nos impedirá a la larga ganar la partida.

A cada turno, el jugador correspondiente tira dos dados, y según el número aparecido, los jugadores que tuvieran una casa adyacente a alguna casilla con dicho número reciben una carta de la materia prima de dicha casilla. Cada número se representa con un tamaño dependiendo de la probabilidad con la que puede salir, asignando al 6 y al 8 el mayor frente al 2 y el 12 que se encuentran en el extremo opuesto. El número con mayor probabilidad, el 7, tienen una función especial llamada "el ladrón" que comentaremos más adelante.

Ampliar

Tras tirar los dados, el jugador puede construir o puede comerciar con sus cartas para obtener los materiales necesarios para comprar lo que desee, lo cual añade una componente social importante al juego. En Catán podemos encontrar cuatro tipos de objetos a comprar (casa, catedral, carretera y carta) con cinco clases de materias primas distintas (árbol, arcilla, oveja, trigo y piedra).

Cada carretera tiene un coste de una carta de arcilla más una de árbol. Son fundamentales a la hora de alcanzar materias primas que aún no poseamos e impedir que el resto de jugadores lo hagan, puesto que tener el monopolio de algún material siempre supone una ventaja a la hora de comerciar. Cada casa supone un coste de una carta de árbol, una de arcilla, una de oveja y una de trigo. Por cada casa que tengamos junto a un hexágono, recibiremos una carta de la materia que contenga dicha casilla siempre que salga su número, independientemente de quién tire los dados. Las catedrales, que valen tres unidades de piedra y dos de trigo, cumplen la misma función que las casas, sólo que nos rentarán dos unidades en lugar de una. Otra diferencia es que los poblados han de construirse al final de caminos libres mientras que las ciudades han de ponerse en el lugar de poblados ya existentes. Existe una limitación al número de casas y catedrales, cinco y cuatro respectivamente.

Por último, con una oveja, una piedra y un trigo podemos hacernos con una carta especial, la cual no tenemos por qué usar al instante y podremos mantener oculta mientras deseemos. Las cartas tienen funciones muy diversas, desde robar a los demás jugadores todas las unidades que posean de un tipo de materia que digamos hasta puntos de victoria, pero no pueden ser reutilizadas.

Como ya hemos comentado, el número más probable tirando dos dados es el 7. Cuando aparece el 7 todos los jugadores con más de dicho número de cartas deben desprenderse de la mitad de ellas entregándolas a la banca. Además, el que haya tirado los dados podrá mover el ladrón (una figura negra) a la casilla que desee, la cual quedará bloqueada y no se podrán extraer materias primas de ella hasta que sea retirado. Por último, dicho jugador robará al que desee una carta que elegirá de forma aleatoria.

El ladrón comienza en una ficha especial llamada desierto que no nos otorgará ningún material durante toda la partida. Existen dos maneras de mover al ladrón: la primera es sacando un 7. La segunda es mediante una carta especial llamada Caballero, la cual nos permite mover al ladrón y robar una carta a quien queramos, pero no obligará a desprenderse de la mitad de sus materiales al que tenga más de ocho.

El comercio resulta fundamental, pues será muy complicado, sobretodo al inicio, tener posibilidad de alcanzar todas las materias primas. Además de con nuestros compañeros, en todo momento podremos cambiar a la banca cuatro cartas iguales por una de lo que deseemos. Y por otra parte, habrá una serie de puertos donde podremos comerciar de forma más favorable siempre que hayamos construido un poblado en ellos.

El objetivo del juego es lograr once puntos. Por cada casa que tengamos construida obtenemos un punto, mientras que por cada catedral son dos. También se pueden ganar puntos gracias a cartas especiales, construyendo el tramo seguido más largo de carreteras o juntando cartas de caballero usadas.

Lo que veremos en N-Gage

Se ha optado por un apartado técnico sencillo con gráficos bidimensionales que nos muestran un tablero muy básico pero realmente funcional. Los jugadores estarán caracterizados por una imagen que nos permitirá identificarlos en todo momento. El juego será muy colorido y los menús muy intuitivos y cómodos, por lo que la interfaz nos facilitará la tarea.

No conocemos con exactitud si Capcom trasladará fielmente el modo de juego o realizará una adaptación libre, pero por las primeras informaciones parece que será bastante fiel a la versión de tablero. Incluirá modo multijugador por Bluetooth hasta cuatro personas y modo individual. También contará con opciones en N-Gage Arena, pero de momento no hemos podido confirmar si éstas incluirán juego en línea.

Estamos seguros de que este título nos proporcionará horas y horas de diversión y grandes posibilidades de rejugabilidad, y que nos hará disfrutar del multijugador como pocos juegos de N-Gage lo han logrado. Os seguiremos informando en cuanto tengamos más datos.