Boiling Point: Road to Hell

Puede ser que a muchos de vosotros no os suene demasiado este rimbombante nombre. Es probable que exista otro grupo de personas que no tengan ni idea de la relación entre este juego y Xenus, un FPS que en su fase de precalentamiento nos prometía el triple salto mortal: crear una mezcla perfecta a base de acción y rol, entrando de lleno en el peligroso juego del hype; bien, eso se acabó. Ya os podéis ir enterando de que Xenus cambió de nombre a Boiling Point: Road to Hell, y de que cada vez queda menos para que en Deep Shadows logren alcanzar el punto de ebullición.

Deep Shadows es una compañía desarrolladora de software que viene del frío, como tantas y tantas en los últimos tiempos. Quizá sea hora de plantearse la posibilidad de emigrar hacia el Este, donde fluyen las ideas a pesar de las bajas temperaturas -el vodka, a veces, y sólo a veces, hace milagros- y los juegos caen como copos de nieve. Sea como fuere, la realidad es que los ucranianos de Deep Shadows se están currando un juego que sea capaz de no dejar indiferente a las masas.

Arriesgándose bastante más que en su anterior proyecto -el correcto y desapercibido Codename: Outbreak-, en Boling Point: Road to Hell encontraremos una buena dosis de elementos que resultarán familiares a los aficionados a los RPG. El gran desafío para el equipo programador lo representa la integración de estos elementos en el FPS propiamente dicho, obteniendo una repercusión real en la jugabilidad definitiva; no sería la primera vez que un intento de este calibre pudiese terminar en agua de borrajas, quedando como un simple añadido estético.

Prueba de vida

Si habéis visto cierta película donde participan Meg Ryan y Russell Crowe, os podréis hacer una idea mejor del entorno en el que se va a desarrollar la historia de Boiling Point. Nos tocará encarnar a un tal Kevin Myers, el cual lleva una vida tranquila y sin sobresaltos, hasta que recibe la noticia de que su hermana ha sido capturada en Colombia mientras hacía su trabajo de periodista.

El señor Myers comenzará entonces una nueva vida en la que se verá rodeado por los distintos clanes que rigen en Colombia. Allí impera la ley de la selva -y nunca mejor utilizada la expresión- y tendrá que hacer bastantes amigos para salir airoso de la contienda. Lo malo es que hacer amistades significa crearse enemigos…

En busca de la mezcla perfecta

Existen un total de seis grupos que se reparten el poder en el país sudamericano. A saber: traficantes de droga, oficiales, la CIA, gángsteres, la guerrilla y la raza india. Cuando el juego empieza, nuestro personaje no es conocido en Colombia. A medida que interactuemos con los NPCs, nuestras acciones determinarán si dichos grupos nos consideran sus aliados o por el contrario nos tienen en su lista negra.

Este es uno de los ejemplos que dejan a las claras la existencia del componente RPG en Boiling Point. Básicamente, todo se resume en que tendremos mucha libertad de acción -en comparación con la norma general de los FPS- y que todo lo que hagamos tendrá su repercusión en el desarrollo del juego. No en vano, tenemos ante nosotros una vasta extensión de aproximadamente 625 kilómetros cuadrados, donde podremos sentirnos desorientados en más de una vez.

Por otra parte, nuestro personaje tendrá una buena cantidad de skills o habilidades a desarrollar, de modo que podamos moldear su perfil a nuestro gusto. Hasta 20 parámetros distintos configuran al protagonista, la mayoría relacionada con la pericia a la hora de manejar armas, vehículos u otros artefactos. Kevin también dispondrá de un completo diario donde anotar información útil para que su misión llegue a buen puerto. Una vez más, los NPCs serán pieza clave en el avance de la aventura.

El dinero será un componente importante en Boiling Point. Y es que tendremos que utilizar nuestro capital para conseguir potente armamento, protección contra el fuego enemigo, vehículos para desplazarnos -desde motocicletas hasta tanques, pasando por lanchas, coches todoterreno, vehículos aéreos…- e incluso información que nos proporcione nuevas pistas para encontrar a la hermana del protagonista. Todo tiene su precio.

En definitiva, se busca que Boiling Point ofrezca dos caras bien diferenciadas y que a su vez formen parte del todo sin que una le quite protagonismo a la otra. En mi opinión, pocos juegos han conseguido esto desde aquella maravilla llamada Deus Ex; la obra maestra de Warren Spector habrá sido, a buen seguro, un buen espejo donde mirarse para Deep Shadows.

Partiendo de un engine

La mayor parte de la plantilla de Deep Shadows empezó trabajando en el engine de Codename: Outbreak, un motor gráfico cuya mayor cualidad era su capacidad de representar grandes extensiones de terreno con una notable distancia de visión. La segunda generación del Vital Engine -así se llama este motor propietario- es la piedra angular de Boiling Point, siendo capaz de mantener en memoria una cantidad mucho mayor de terreno que su predecesor, eliminando cargas intermedias. Todo ello sin perder ni una pizca de detalle tanto en sus texturas como en la carga poligonal de los modelos de personajes y escenarios. Modelos que, por cierto, estarán personalizados para cada uno de los personajes que controle la CPU. Vamos

Además de todo esto, se le está dando mucha importancia a la parte del motor que calculará la física de los cuerpos; según sus desarrolladores, su potencia de cálculo será totalmente equiparable a la del famoso Havok. En lo que al apartado de audio se refiere, la tecnología EAX será de la partida y conseguirá que todo lo que escuchemos contribuya a la sensación de inmersión que, en general, el juego promete conseguir.

El apartado de las armas será tratado de manera bastante profunda; aprovechando la serie de parámetros que definirán las habilidades de nuestro protagonista, cada arma será completamente diferente de las demás en frecuencia de disparo, cantidad máxima de munición, rango de alcance, efectividad o potencia. Tan importante será el elegir bien nuestra arma favorita como el apuntar con precisión al enemigo. La detección de cada impacto se realizará por zonas del cuerpo, repercutiendo de forma bastante realista en el hombre abatido por nuestros proyectiles. De esta manera, si le alcanzamos en un brazo, el soldado soltará el arma e intentará huir; si nuestra puntería nos hizo acertar en su cabeza, el enemigo morirá al instante sin poder gritar, lo cual será bastante efectivo en el caso de que optemos por la vía del sigilo.

Expectativas

Poco más se puede decir acerca de este título; lo que se espera de él no es poco a estas alturas, ya que todo buen aficionado a los FPS le sigue la pista desde hace tiempo. Tras la tibia acogida que tuvo el año pasado DX: Invisible War, la llegada de Boiling Point puede ser todo un bálsamo para todos aquellos que conservamos tan buenos recuerdos jugando a Deus Ex o System Shock; sin embargo, las grandes dosis de expectación generadas pueden jugar en contra de un juego que ya ha sufrido un cambio de nombre y un par de retrasos, señales poco halagüeñas en este mundillo. A pesar de ello, mantenemos el voto de confianza. Al fin y al cabo, ya sabéis que de Europa del Este siempre se exporta algo más que frío y vodka…