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Las nubes de Sega

A algunos, los menos, nos gustaría volver la cabeza en más de una ocasión, olvidar los nuevos planteamientos en los videojuegos y disfrutar con los conceptos de siempre...

"Las Nubes de Sega" El cielo azul, las nubes de algodón blancas de fondo y cualquier Sonic, Ferrari Testarrossa, o Akira pululando en el primer plano de tu televisor. Perdidos, perdidos en el tiempo para siempre. Recoge una esmeralda, dos, tres... enfréntate a Robotnik ("el hombre del huevo", el único y genial. Intemporal). Gira en esa curva, ¡no tropieces contra la roca pixelada!, hazle una llave, perfecta, debería ser sencillo, al amigo de turno que ha tenido la osadía de enfrentarse a ti, ¡a ti!, y que acaba por humillarte, (es un decir), mientras tus pensamientos volaban hacia atrás en el tiempo a una época mejor. --¡Te volví a ganar!. - Y encima risitas...

Y es que le llevo dando vueltas a la cabeza desde hace tiempo. El intimismo en los videojuegos se ha perdido en gran medida. La afinidad entre ese grupillo de programadores y el "jugón" que sabía que esperar prácticamente ya no existe. Son productos orientados a un grupo mucho mayor de personas, demográficamente inmenso en comparación al de hace apenas una década, abarcando multitud de temas, géneros y repletos, no, ¡saturados!, de matices discutibles. Su serpenteante crecimiento ha llegado a la masa, como un medio más, y como consecuencia de una evolución lógica del negocio. -¿Y, es para bien? ¿Ha mejorado en algo la situación de los juegos en esta, nuestra particular escala lúdica?- le preguntaba animado a mi cómplice de fatigas tras la deshonrosa derrota, -¡Tú estás ido!, ¡como me vas a comparar este impresionante shooter en primera persona ambientado en la 1ª guerra mundial (coloca aquí tú mismo el nombre) con... con.... esa cosa que salta! - me dice en uno de nuestros arrebatos dialécticos sin fundamento. -¡Ay!.

Y es que no, va a ser que no. No me gusta el cariz que toman las cosas. Quizás sea inconformismo, nostalgia algo absurda o las ganas de ir a contracorriente y tocarle las narices al personal, que también está muy de moda, pero el caso es que echando un vistazo al panorama actual me quedo acomplejado, ¿pertenezco de verdad a este generación?, y precisamente es por los planteamientos de superproducción, la complejidad aparente y el poco cuidado al espíritu que debería impregnar una actividad interactiva como es esta. La explosividad en detrimento de otros valores o contenidos. Vale, que no, no es la búsqueda de una experiencia de comunión absoluta (que tampoco estaría mal. Por pedir que no quede), es simplemente una vuelta a la sencillez del planteamiento, al ponerte a los mandos y disfrutar al segundo, al echarte unas partidas de 30 minutos despreocupado de todo lo que te rodea y no pasarte 30, horas, de tu vida buscando miles de objetos, esperar a la realización de hechizos tediosos e interminables o encontrar aquello que te faltaba para llegar al final del juego. -¿Cómo?, eso es lo bueno. No te enteras" - Por supuesto, por supuesto que lo es, y no me entero...

Sólo me quedan pequeños resquicios a los que agarrarme: Unas carreras frenéticas con Burnout, una descarga de adrenalina en Ikaruga o Gradius, unos bongos en el inminente Jungle Beat… Jugabilidad inmediata, sencilla, para todos y en cualquier momento, ¿es pedir mucho? ¡Ja!, los tiros en la actualidad no van por ahí, y son aquellos de más allá, por desgracia, ejemplos en clara minoría. -¿Es que acaso me hago viejo?, -me pregunto. - Sin duda. Eres un carcamal. Mírame a mí, lo bien que estoy actualizado, siempre a la última...- Sí, posiblemente ese sea el problema. Estoy paralizado organizando revueltas pro Viewtiful Joe, llorando la cancelación de proyectos como Unity o tratando de glorificar los tiempos de Super Nintendo, nadando contra la corriente de una industria que dirige sus objetivos hacia otros menesteres más profanos. Y no hay vuelta atrás.

Así que, iluso de mí, le invito a mi amigo a que la próxima vez que vea nubes blancas en un horizonte virtual azul, y cálido. -¡Atrápalas!- Le grito con la vista vacía mientras retrocede asustado. Quizás sea tu última oportunidad y atravieses esa fea línea en el que disfrutar recolectando anillos ya jamás será lo mismo. Vuelve a hacerlo. Mira hacia atrás… -Sí...- Silencio. Y me quedo sólo mientras escucho un reparador "Daytooooona" de fondo, en mi cabeza claro.