14 de noviembre de 2002. Conferencia-espectáculo de Nintendo y Capcom donde se anuncia una potente alianza entre las dos compañías. "Los 5 de Capcom" son presentados -PN03, Killer 7, Viewtiful Joe, Resident Evil 4 y Dead Phoenix- y se asesta todo un golpe de mano desvelando la exclusividad de la saga Resident Evil en GameCube. Muchos se rasgan las vestiduras. Shinji Mikami, peso pesado de Capcom, estrechaba la mano de Miyamoto rubricando con un pacto de caballeros el acuerdo.
Nunca olvidaré esa imagen. De hecho tenía y tiene mucho simbolismo. Que alguien como Mikami, por aquel entonces en su punto álgido tras Devil May Cry y con todo lo que este hombre ha significado para SONY y sus consolas, se hiciera la foto con Miyamoto era cuanto menos para levantar ampollas entre los partidarios de PlayStation 2. Hasta el mismísimo Kutaragi en persona se habría levantado de su sillón si no fuera porque ya conocía la noticia de antemano. Capcom, una compañía afín a PlayStation, se pasaba al enemigo.
Aún así ahora 2 años después y con todos los cambios de política que ha tenido la compañía de Megaman, destacando la prioridad a lo comercial, no puedo dejar de ver cierta analogía entre ese apretón de manos y el beso de Judas a Jesucristo en el Monte de los Olivos. No es porque yo sea un hombre profundamente religioso, que no lo soy, si no más bien porque hace unos meses que Capcom ha entregado a Miyamoto a los romanos por un puñado de monedas de oro.
Repasemos los acontecimientos. El primer Viewtiful Joe terminó saliendo en PlayStation 2 justo 1 año después de su paso por GameCube, su secuela lo hará simultáneamente. Dead Phoenix no tuvo siquiera esa oportunidad y fue cancelado apenas con unos meses de desarrollo, PN03 resultó ser un traspiés personal impresionante para el propio Shinji Mikami y el Killer 7 de Hiroyuki Kobayashi es otro de los también anunciados para PS2. Incluso los Resident Evil han continuado saliendo en los 128 bits de SONY con la sub serie Outbreak.
Con la que ha estado cayendo es normal que todo el sector fijase la vista en el último resquicio de fidelidad y lealtad de Capcom hacia Nintendo: Resident Evil 4. En septiembre se confirmaba que tambén saldrá para PlayStation 2. ¿Así paga Capcom toda la paciencia que desde Nintendo han tenido con sus últimos títulos? ¿Así agradece la comprensión que tuvieron con los retrasos del juego, producto de que ni su director tenía claro si mantener la fórmula clásica RE o innovar? ¿Con tanta facilidad faltan a su palabra, a pesar de la implicación personal de Shinji Mikami con Miyamoto?
Dicen las malas lenguas que todo obedece a las limitadas ventas que Capcom ha obtenido en estos 2 años fiscales con sus lanzamientos exclusivos en GameCube. Y amigos, la pasta manda. Es una realidad que la que antaño fuera una de las compañías niponas más respetadas, está "occidentalizándose" en su política de ventas. Secuelas y más secuelas apenas sin novedades buscando la pasta fácil. El año pasado el usuario mostró su repulsa al mediocre catálogo -Devil May Cry 2, Megaman X7, Onimusha Blade Warriors o los paupérrimos port 1:1 de los Resident Evil de PlayStation para GC- y los beneficios de la compañía se resintieron. Escoció mucho. Sin duda la ocasión propicia para renegar de todo lo dicho el 14 de noviembre de 2002 y apuñalar por la espalda a Nintendo. Esto es un negocio y Capcom puede decidir lavarse las manos como ha hecho, aunque no es lo justo.
La salida de Viewtiful Joe en PS2 fue el primer paso, y vistos los resultados, Capcom ha terminado por compartir todos los títulos "exclusivos" de GC en la plataforma mayoritaria. Aunque para ello haya tenido que decir digo donde dijo diego y crucificar a la plana mayor de Nintendo, a los usuarios y por supuesto, indirectamente a ellos mismos. Que se atengan a las consecuencias ya que en el mundo de los videojuegos traiciones así dejan huella en los jugones durante generaciones -ejemplo, Square y ese Final Fantasy VII de N64- y el usuario precisamente no suele poner la otra mejilla.