Comando Ghost al ataque...

Las cosas se han puesto feas en Corea del Norte. Tanto que es necesaria una urgente intervención militar. Los comandos de élite Ghost serán los encargados de abrir la senda por la que caminará el resto del ejército, en un intento desesperado por evitar un holocausto nuclear.

Ubisoft vuelve a la carga con una nueva entrega de Ghost Recon, probablemente su saga más representativa de los últimos años (y que nos perdone Sam Fisher). La mejor noticia posible es que se han puesto las pilas a base de bien para ofrecernos una versión remozada en todos los aspectos y que se adapte a como un guante a cada una de las máquinas en las que aparece. Y en esto debemos elogiar al equipo de Ubi, puesto que acostumbrados a ver que los títulos multiplataforma son prácticamente iguales y faltos de optimización para cada hardware, en esta ocasión las versiones PS2 y Xbox son totalmente distintas, aunque compartiendo una mecánica de juego prácticamente idéntica.

Que el diseño de cada versión sea distinto, así como la línea argumental, implica que ambas versiones aprovechan al máximo el hardware de cada máquina, al contrario de lo habitual que es una versión original y posteriores conversiones para el resto de consolas. Pero esta interesante novedad no lo sería tanto si Ghost Recon no hubiera sufrido considerables cambios desde su última aparición por nuestras sobremesas. Las mejoras gráficas patentes en ambas consolas, un estilo de juego más cercano a Rainbow Six y unas opciones multijugador más que amplias, lo conforman como una de las mejores opciones de compra para todo aquel que disfrute con la acción táctica-estratégica. Evidentemente, no está exento de fallos, pero vayamos paso a paso.

Es curioso el afán de Ubi en llevar los conflictos a la misma nación asiática, por otra parte, uno de los puntos más calientes de la política internacional. De todas formas, tantos son los resquemores que dejan tales argumentos que Ghost Recon 2 ha sido prohibido por el South Korea's Media Rating Board, la agencia de control de medios surcoreana. Aunque ambas naciones asiáticas están viviendo una época de tranquilidad, las heridas abiertas durante años por el conflicto no están aún cerradas y el  cinéfilo dictador Kim Jong II es uno de los líderes mundiales sobre los que pesan más sospechas. Aunque Ubisoft ha querido destacar que su juego representa un escenario histórico poco probable, las sospechas y censura del país oriental no lo han pasado por alto.

La influencia de Splinter Cell queda claramente plasmada en el uso de una visión nocturna que se activa con una simple pulsación de botón. Al igual que el agente de la NSA, nuestro comando de Ghost podrá desenvolverse sin mayores problemas en la oscuridad más absoluta, con el clásico filtro verde que nos permite ver a los que se ocultan en las sombras. Además, la nueva vista en tercera persona permite apreciar con un gran detallismo los quehaceres del soldado que controlamos, cuyas animaciones resultan más que creíbles y están trabajadas con solvencia.

No obstante, las diferencias gráficas en ambas versiones son fácilmente apreciables, y aunque el resultado es mucho mejor que el del anterior Ghost Recon, hay elementos diferenciales entre ambas consolas. Por ejemplo el framerate, que en PS2 es bastante variable y sufre más ralentizaciones de lo aconsejable, en Xbox es algo más constante, aunque en entornos abiertos y en partidas multijugador, tiende a bajar de los 30 fps recomendados. La visión de horizonte también es mayor en la máquina de Microsoft, a la par que presenta unos entornos más detallados y ricos en elementos decorativos. La recreación del agua también está más cuidada en la versión Xbox, con reflejos en tiempo real.

En cuanto al diseño artístico, ambas consolas ofrecen una historia, unas misiones y unos mapas completamente diferentes. Y aunque muchas fases son similares en cuanto a los objetivos a cumplir, el diseño de los escenarios es distinto. En ambas máquinas alcanza un gran nivel, pero destacan sobremanera los entornos urbanos. Ciudades destruidas, edificios hechos escombros, vehículos calcinados y multitud de lugares donde buscar refugio en el campo de batalla. La ambientación creada es realmente espectacular, consiguiéndose un efecto inmersivo que ralla a una altura insospechada. Los entornos exteriores, la mayoría de ellos conformados por entornos selváticos donde se camufla alguna base enemiga, son un tanto inferiores, puesto que en ellos las ralentizaciones son más frecuentes.

En resumidas cuentas, esta segunda parte de Ghost Recon es netamente superior a su anterior aparición en consolas de sobremesa, merced al diseño exclusivo para cada una de las máquinas. Poniéndolas head-to-head, el acabado gráfico de la versión Xbox es muy superior al de PS2, debido a las lógicas e inherentes diferencias de hardware. Mientras que Xbox se encuentra en su momento álgido, PS2 está cada vez en una cuesta abajo más empinada y pide a gritos el cambio generacional. Por ello, agradecer una vez más a Ubisoft el diseño exclusivo para cada máquina, algo que otras compañías deberían comenzar a plantearse...

Señalar que en ambas versiones es posible hacer uso de los comandos de voz para indicar acciones a nuestras unidades. Si dispones de un headset, no es necesario que te conectes a la red para hacer un buen uso de él, puesto que en la modalidad de un jugador son aceptadas las órdenes que emitamos por nuestra boca. La diferencia entre ambas versiones radica que en Xbox hay que darlas en inglés (destacar que están indicadas en el manual de instrucciones) - advance, move out, use, medic-, mientras que en PS2 se admiten instrucciones en castellano - granada, explorar, reagrupar-.

En cuanto a los enemigos, su aparición en escena responde al uso masivo de scripts. Podemos estar acurrucados tras un muro y asomar la cabeza para comprobar que no hay rivales en escena. Pero en cuanto ponemos un pie un poquito más adelante, empezarán a salir por todos lados. También los tanques enemigos, que en muchos casos no reaccionan a nuestra aparición, sino que esperan a que pasemos de una línea delimitada por la máquina para empezar a disparar. Destacar que los enemigos partirán siempre desde la misma posición, por lo que cada partida es idéntica y memorizar sus posiciones es lo más útil para progresar en el juego.

Por ello, la mecánica se basa fundamentalmente en la técnica de ensayo-error y con un desarrollo de las misiones que suele ser lineal, aunque sobre todo en los entornos abiertos, se nos da un poquito de pie a la improvisación. En la versión Xbox podemos grabar en el momento que queramos, y tan solo dos disparos servirán para mandarnos al más allá; grabar con frecuencia y aprender donde están los enemigos es básico para avanzar, lo que puede resultar un tanto repetitivo. En PS2 no podemos grabar cuando queramos, pero afortunadamente podremos recibir más impactos antes de perecer en el campo de batalla.

Hablando del desarrollo de las misiones y nuestros objetivos, decir que partimos de la base con unas instrucciones y a medida que progresemos por un escenario, nuestros superiores nos irán retransmitiendo nuevas órdenes que ejecutar. La variedad es notable, contando con misiones en solitario (de las más interesantes y atractivas del juego), otras en las que debemos proteger una zona del asedio enemigo, destrucción de bases, armamento o vehículos norcoreanos, tomar el control de cierta zona... Antes de partir en cada una de ellas debemos elegir un equipamiento adecuado a cada misión, contando para ello con un arsenal realista y cuidado hasta el más mínimo detalle. Eso sí, la visión de francotirador (o el zoom en la mayoría de las armas) es fundamental para avanzar en el juego, puesto que nos permitirá acabar con los enemigos sin exponernos a su fuego.

Exclusivos de la sobremesa de Microsoft son los llamados modos reconocimiento, donde debemos cumplir los objetivos que nos marque la máquina sin alertar a los enemigos y defensa, donde estaremos obligados a mantener una posición haciendo frente a las oleadas de enemigos. Aunque la inclusión de nuevas formas de disfrute de las misiones ya jugadas es siempre un detalle digno de mención, tan solo hacer de "lobo solitario" resulta lo suficientemente llamativo como para añadirle valor al producto. Y es que repetir una y otra vez lo que ya has terminado, acaba volviéndose tedioso...

La versión Xbox dispone de juego local (hasta cuatro personas a pantalla dividida), usando la interconexión de consolas (hasta 16) y a través del servicio Xbox Live (el juego incluye una suscripción gratuita de 2 meses a dicho servicio). En todas estas modalidades disponemos de varias opciones multiplayer, tanto cooperativas (defender una base, tiroteo, reconocimiento y las misiones del juego de forma cooperativa) como individuales: búsqueda y destrucción, colina de la hamburguesa, último hombre en pie - que también pueden jugarse en equipo-, francotirador y dominación.

En lo que respecta a la máquina de Sony, el multijugador permite hasta a 16 jugadores usar el adaptador de red para participar en cuatro modos distintos: supervivientes, sabotaje en equipo, ataque en equipo y supremacía. Poniendo en una balanza el soporte online de cada una de las versiones, Xbox es netamente superior a la máquina de Sony tanto por el soporte de su servicio online (este título incluye funcionalidades para la versión 3.0 del Live como soporte para clanes) como por las características inherentes a Ghost Recon 2. No obstante, es de agradecer que PS2 cuente con sus propios modos multijugador en red y que haya un título que le pueda plantar cara a los Socom.

Ghost Recon 2 no es perfecto; tiene pequeños fallos gráficos, una mecánica un tanto repetitiva basada en el ensayo-error, así como un uso masivo de scripts que provocan que la experiencia sea un tanto artificial, demasiado programada. No obstante, esto no afea la espectacular ambientación conseguida, las grandes posibilidades multijugador que ofrece y un modo campaña lo suficientemente largo como para mantenerte pegado delante del televisor más de 15 horas. Ojalá todas las segundas partes fueran así.

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