Una "monada" de juego...

Un súper éxito de la época de 16-Bits. Ésta es la mejor forma de definir qué fue Donkey Kong Country 2. Siguiendo la estela de su antecesor, llega a GBA con una adaptación bastante regular... aunque con su frescura habitual.

Y lo cierto es que es hasta complicado saber definir si es rabia, molestia o simplemente quedarnos indiferentes ante lo que se ha hecho, una vez más, con esta saga en GBA. Hay quién dijo que fue un auténtico insulto para la portátil aquello que vimos.

Los motivos eran bastante diversos: desde el aument de dificultad que se pudo apreciar, pasando por el sonido, que había decaído de la versión de SNES a ésta. Pero sobre todo por los horrendos gráficos que nos podíamos encontrar. Han pasado algunos años desde que viésemos el primer DKC en GBA y para esta segunda parte esperábamos algo más.

Ya lo dijo el redactor que se encargó de aquel juego en su momento; no se puede comprender por qué los gráficos no han sido al menos igualados, cuando si jugamos a otros títulos como Yoshi's Island o a las demás adaptaciones de juegos de la 'bestia gris' de Nintendo estos eran, sino superiores, al menos idénticos.

No se puede ofrecer semejante producto, por muy alta que sea su jugabilidad. Pasamos en el primer DKC por ser la revolución del género, pero... ¿Qué les impedía hacer algo mejor en esta ocasión aprendiendo de los fallos?

Sin embargo el juego sigue estando en su onda. No se puede juzgar únicamente por un apartado, y lo cierto es que pese a su enorme dificultad sigue teniendo su implacable y divertidísima jugabilidad.

Historia

Mientras DK está sentado en la playa, tomándose tranquilamente un refresco, el padre de este curioso simio está dando la lata para que hagan algo más que disfrutar de su éxito. Pues pese a que son parte de un videojuego, son conscientes de que están forrados.

La tranquilidad se rompe cuando DK es raptado por el curioso capitán D.Kool, y a menos que se entreguen todas las monedas de la reserva de los 'Kong' no veremos el pelo de nuestro amigo. Como nuestro padre ya está viejo, Diddi y su nueva novia Dixie han de encargarse del rescate del grandullón... ¡¡vaya problema!!

Todo esto narrado desde el punto más cómico pensado, pues si en algo ha destacado siempre RARE es en ofrecer aventuras muy divertidas y siempre con sentido del humor. Una muestra bastante evidente de que nunca se han andando por las ramas para divertir al jugador.

Esto es algo que podremos comprobar desde los primeros compases del juego, pues conseguirán arrancarnos las carcajadas en algunas frases o situaciones, en ocasiones similares a las que se pueden ver en Conker's Bad Fur Day

 g r á f i c o s

Sin duda alguna el punto más bajo del juego. Si en SNES eran coloridos y con bastante definición, en GBA nos encontramos ante unos gráficos calcados a los del DKC original aunque con distintas fases.

Los escenarios están recreados de forma exacta a los que pudimos ver en la versión original. Mucha variedad, por supuesto. Nos encontraremos en barcos, parajes nevados, zonas volcánicas, selvas, cavernas llenas de agua... un amplio repertorio de fases y episodios, todos ellos tocados con una magia que notaremos nada más comenzar a jugar.

Los personajes y enemigos siguen en la misma línea. Excepto por los fallos que os comentaremos a continuación, gozan de unas expresiones y un diseño más que increíble. Los malos de turno forman un repertorio inmenso, desde ratas hasta pájaros gigantes, más las típicas lagartijas, el denominado ejército 'D.Kool'. No es que tengan demasiados movimientos, salvo los típicos de moverse hacia un lado u otro. Aún así, y hablando de un juego de plataformas, son más que suficientes.

El resto de los detalles sigue la misma línea: los mapas, los minijuegos, bastante diversos y divertidos... demás detalles que no tienen mayor importancia ahora, pero que a la hora de jugar con esta aventura agradeceremos, como las mejoras que contiene respecto a su original, como más velocidad de movimiento en los escenarios.

Sin embargo se ha perdido definición respecto al juego original, exactamente igual que ocurría con DKC cuando fue adaptado para nuestra consola. Tenemos la sensación de que los personajes se han reducido en tamaño (¿es que han perdido peso con el tiempo?), así como una pérdida de color bastante acusada. Hemos podido comprobarlo en todo tipo de situaciones y el resultado es el mismo.

No podemos estar satisfechos, pese a que respetan correctamente la mayoría de detalles del juego, con el resultado final del apartado. Los personajes, los escenarios, todo es calcado a el original. Pero al igual que su calco, son todos afectados por esta rebaja tan molesta en la resolución y en la definición.

 s o n i d o

Si una de las mejores bandas sonoras que jamás se oyeron en SNES fue la del Donkey Kong Country original, no iba a ser menos la de esta segunda parte. La mayoría de las melodías permanecen intactas con respecto a las originales.

Sin embargo no estarán todas las originales eresentes. Además, el nivel de algunas está algo por debajo de lo que se podría esperar. Pese a todo, esto es algo que también estaba presente en el cartucho de SNES original. No se puede reprochar no haber mejorado alguna que otra melodía, aunque se hubiese apreciado.

Los efectos sonoros siguen en su tónica. No son muy variados, no encontraremos grandes efectos que destacar, aunque por fortuna también se han respetado. Los sonidos al romperse los barriles, los gritos de nuestros enemigos al morir, o el sonido de nuestros protagonistas al renacer o al ser heridos... todos conforman y buen resultado.

Hay algunos detalles que destacables en este apartado, como los que encontramos al finalizar cada fase. Diddy o Dixie se pondrán a bailar un rap al más puro estilo Kong, cada uno con su aparato respectivo, un cassette y una guitarra respectivamente.

 j u g a b i l i d a d

Aquí no se puede poner pega alguna al juego. Si en la versión original nos encontrábamos ante uno de los mejores juegos del mercado, hoy volvemos a tener exactamente la misma sensación.

Lo cierto es que nos encontramos ante un plataformas en toda regla y que sigue la tónica de su antecesor. Tendremos que ir con dos protagonistas, cada uno con sus habilidades especiales que nos servirán para acceder a según que zonas, y que también podremos hacer colaborar en equipo.

Tendremos que ir recogiendo plátanos, monedas... todo un elenco de objetos que nos harán la vida más fácil a la hora de poder recuperar según que objetos. El control de los personajes está adaptado a las mil maravillas. Los saltos son fáciles de controlar, aunque al principio nos cueste bastante si la saga no nos es familiar.

Además de las plataformas de toda la vida tendremos que lidiar con el agua de nuevo. El control, hasta aquí debajo, sigue siendo casi perfecto, incluso montados encima del pez espada, uno de los muchos amigos a los que podremos subirnos a lo largo de la aventura.

El sistema de barriles sigue intacto, por lo que en cuestión de originalidad, pese a que no se ha incluido ninguna opción nueva (al menos lo que respecta a la aventura en sí, pues disfrutaremos de varios minijuegos) o fase extra, sigue imbatido. Es curioso, por así decirlo, que los años hallan pasado en balde para un juego del que se esperaban cientos de clones.

El sistema de juego es bastante simple. Al principio comenzaremos en un nivel al más puro estilo Súper Mario, tendremos que ir con un personaje en miniatura pasando por unas sendas ya marcadas, seleccionando el nuevo nivel en el que querremos empezar. No tenemos caminos alternativos, por lo que es bastante improbable quedarnos trabados en la aventura.

La familia y los minijuegos Kong

Otra de las características de esta saga es la gran familia Kong que se ha ido formando a lo largo del tiempo. El abuelo Kong es el simio que aterrorizaba a Mario hace ya casi 10 años (y que ha sido renovado en nuevas versiones de GBA lanzadas en Japón hace escasas semanas).

Encontraremos a una Abuela Kong, que nos cobrará por darnos clases sobre como manejar el juego, a Funky, el gorila más 'molón' de la saga que nos proporcionará algún que otro minijuego gratis y que además nos proporcionará dinero...

Los minijuegos que os acabamos de mencionar también son otros de los protagonistas de esta aventura, además de la única novedad directa que se nos ofrece. Son muy variados, desde contestar preguntas en un 'Quiz' televisivo, hasta a coger una especie de helicóptero y pasar por el centro de unos aros formados a base de estrellas.

Además dispondremos de un nuevo modo llamado 'Corre, Diddy', por el cual podremos acabar las mismas fases del juego original pero de forma cronometrada. Alarga mucho la vida del juego, especialmente si lo que queremos es repetirlo pero de forma distinta.

Duración y dificultad

Quizás la única pega del juego la encontremos precisamente aquí. Y es que la dificultad del juego, pese a no ser muy alta, es considerablemente elevada y puede ocasionar más de un problema a los nuevos en este género, y especialmente a los de esta saga.

Hemos dicho que los saltos son fáciles de controlar, y que el control de los personajes en global es muy bueno. Pero la realidad es que al principio tendremos que sudar la gota gorda para entender todo lo que sucede dentro de nuestra pequeña pantalla.

Sucede algo similar a lo ocurrido en los DK de GBC. En ellos, los gráficos eran fabulosos, el sonido también... pero sin embargo, dada la velocidad a la que pasaban los escenarios, era casi imposible no perder una vida tras otra sin darnos cuenta.

El juego en sí es bastante largo, además de contar con una dificultad que como habréis visto, se ha implementado respecto al juego original. Un novato podría tardar casi 30 minutos en completar un 8% que equivale al primer mundo del juego. El resto lo podréis imaginar vosotros mismos.

 c o n c l u s i ó n

Quien haya leído el análisis del primer DK en GBA se dará cuenta de que estamos ante un ejemplo muy similar, por no decir igual, de lo que vimos en aquí ya hace más de un año. El juego sigue intacto, lo cual es toda una garantía de que nos encontramos ante un auténtico juegazo y título indispensable en nuestra colección.

Esto es así, y poca más vuelta de hoja podemos encontrar en este sentido. La jugabilidad está intocable, igual de divertida que en su momento, las fases son igual de grandes, la música de pegadiza, aunque por la GBA quizás su calidad haya disminuido... El gran 'pero' lo conforma el apartado gráfico. Es molesto, muy molesto, especialmente para aquellos que hayan adquirido el primer DKC para GBA, que se haya cometido el mismo error.

Sabemos seguro que la culpa no la tiene la consola, pues ha demostrado que tiene potencial de sobra para ofrecernos dos veces más calidad de la que vemos en este juego. Todo, claro está, no podía ser perfecto.

Para todos aquellos que sean conscientes de la puntuación del juego original, nos referimos a DKC en GBA: la nota se ha igualado, pues pese a que son dos juegos distintos, se trata de un port. Lo que respecta a la parte tecnológica es prácticamente idéntica.

 l o  m e j o r

 l o  p e o r