Micro Mashed!

Entre tanta fiebre por los simuladores de conducción, tanto afán de conseguir la perfección gráfica, el fotorrealismo y pijerías visuales similares, es poco corriente tener entre las manos un juego sin compromisos de ese estilo; un juego que apuesta al 100%, que se fundamenta en un concepto cada vez más chapado a la antigua: la simple y pura adicción.

Supersonic Studios, a pesar de que fueron los creadores del juego de Micro Machines, no son uno de aquellas compañías de nombre rimbombante. Como recordaréis la mayoría, los Micro Machines son aquellos coches diminutos de juguete que si no son Micro Machines no son los auténticos, como rezaba la publicidad de televisión que les llevó a una cota aceptable de popularidad que aún hoy perdura.

Micro Machines era un juego diseñado en 2D donde una serie de coches de juguete se desenvolvían a través de una serie de circuitos cerrados y ejecutando una serie pruebas disparando, esquivando, derrapando e intentando hacer gala no ya de las más exquisitas técnicas de conducción sino también de las más sucias habilidades para por lo menos ser el último coche en ser destruido del mapa.

Mashed recoge exactamente el espíritu de ese juego, o más bien lo adapta a un motor 3D, y demuestra que la fórmula del éxito (no del más absoluto, pero sí del más básico) reside no necesariamente en títulos e inversiones triple A, sino en recoger la esencia de un videojuego: su jugabilidad. Es por ello que Mashed no destaca absolutamente en casi nada, pero empuja a que intentemos superar una determinada prueba una vez más.

Por supuesto, como explicaré más adelante, el fuerte de Mashed viene con sus posibilidades multijugador, mediante las cuales podremos disfrutar junto a 3 amigos de las canalladas que los programadores han puesto a nuestra disposición. No existe una opción para el juego online, desafortunadamente, que hubiera hecho ganar al juego algunos enteros, aunque no es lo único que se le puede echar en cara al título de Supersonic Studios. Veamos los detalles empezando por los…

El problema principal del juego, el más molesto es el uso automático que el motor hace de la cámara en algunas situaciones. Para intentar hacerme entender, os explicaré como funciona. Ya que Mashed no es un título lineal en cuanto a modos de juego, la cámara procura adaptarse a la situación de cada momento. Generalmente lo hace con bastante acierto y otras veces con menos. El problema es que cuando falla es absolutamente desesperante.

En el modo de persecución, por ejemplo, la vista está fija en un punto muy cercano del coche; no es el punto más cómodo pero una vez uno se adapta y le coge el tranquillo pues no tiene más historia. En el modo de carrera ocurre más o menos lo mismo, sólo que la perspectiva es mucho más lejana para darnos espacio a maniobrar. Además, al doblar una esquina o una curva muy cerrada, el motor se avanza a nuestra decisión de girar para facilitarnos la visión de lo que viene a continuación.

Lo mismo ocurre en los modos de desactivar la bomba o de contrarreloj; es decir, no hay problemas técnicos en esos momentos más que aquellos propios de la configuración propia del juego. El problema viene cuando entramos en el modo batalla, uno de los más espectaculares y divertidos que explicaré más adelante en el apartado de jugabilidad.

El motor visual de Mashed es dinámico; es decir, hace zoom in y zoom out cuando detecta una mayor afluencia de vehículos en un punto. Mayormente eso es no sólo muy beneficioso sino que además aumenta el impacto visual; sin embargo el modo batalla se consigue ganando por más de una pantalla a los coches rivales, que pueden jugar de modo individual o bien como un equipo.

Ello provoca que la cámara se mantenga en el centro mientras nuestro coche queda arriba del todo y el de los enemigos justo abajo, impidiendo que podamos ver los obstáculos, curvas o minas que se hayan dispersado por el camino. A menudo tendremos fortuna y evitaremos una caída, pero en otras probablemente no sólo perdamos el control del vehículo sino que posiblemente también la posición dominante y la mini-carrera.

Esto que parece una tontería es altamente fastidioso puesto que a todo el mundo le da rabia perder por una falta de habilidades personales, pero no tanto cuando las carencias las provoca un error de programación. Todo ello quedaría en un detalle sin importancia si pudiéramos seleccionar manualmente una cámara fija pero, para nuestra sorpresa, esa opción no fue incluida por parte de Supersonic Studios. Y sinceramente se echa mucho de menos.

Por otro lado, como dije antes el paso a las 3D no le ha sentado mal a Mashed. Los circuitos no son excesivamente largos pero no tan cortos como en aquel ATV que vimos en PC. Cuando la perspectiva se acerca al coche observamos también las limitaciones del juego, muy lejos de las especificaciones poligonales de los títulos que actualmente se están vendiendo en las estanterías de las tiendas.

Tampoco hay deformación poligonal por impacto, aunque sí ligeras variaciones tras los golpes del enemigo efectuados por sus coches o cualquiera de las armas. Me gustaría destacar también la buena física de movimientos del coche, respondiendo de forma muy correcto dependiendo de la superficie sobre la que nos encontremos (cemento, tierra, hielo o aceite lanzado por los rivales). No es la más realista que jamás hayamos visto pero tampoco lo pretende.

El juego está doblado y traducido completamente al castellano. De hecho, Mashed es multi-idioma y podemos seleccionar entre el español y otros 4 europeos. Un buen detalle del que otras compañías de distribución y programadoras deberían tomar nota. Se agradece el esfuerzo por intentar localizar no ya solamente los menús en pantalla sino también las expresiones e insultos que los conductores se sueltan unos a otros en mitad de la carrera.

Poco a destacar respecto al apartado sonoro en sí. El juego es bastante monótono auditivamente hablando, la verdad. El ruido de los motores se me antojó prácticamente idéntico sin importar el vehículo conducido y los chirriares, explosiones, choques, disparos y demás cumplen su papel sin llegar a merecer ninguna mención aparte, así como la música que adorna los menús e intro.

Para empezar existen 13 tipos de circuitos distintos que como avancé no destacan precisamente por su longitud; 13 circuitos que a simple vista parecen pocos pero que, tras observarlo con profundidad, me siguen pareciendo escasos. Para desbloquear cada una de las pistas deberemos por lo menos superar el reto de bronce en la campaña monojugador.

Cada una de las pistas dispone, además, de 3 retos distintos: bronce, plata y oro. Ganar las distintas copas se va complicando a medida que avanzamos de circuito en circuito debido no sólo al aumento de enemigos o a la dificultad propia de la misión, sino también al incremento de habilidad de la propia IA que desde luego intentará hacernos la vida imposible desde el primer minuto.

Las pruebas a realizar son bastante diversas; la más común es la del modo batalla, que consiste en participar en mini-carreras con otro u otros coches, que finalizan justo cuando les hemos sacado una pantalla de ventaja o hemos destruido sus vehículos (o cuando hemos sido vencidos por las mismas razones, claro está). Es en este modo en el que las vicisitudes de la cámara se notan con mayor intensidad, como ya comenté en páginas anteriores.

Por supuesto existe la posibilidad de hacer carreras a un número determinado de vueltas, lo máximo para competir con los amigos (lo descubriréis más adelante). Existe también un modo de persecución bastante complicado (en el que solo soy capaz de ganar haciendo trampas, la verdad) al estilo de lo que ya hacíamos con el Spectrum en Chase H.Q. sólo que en 3D y sin poder utilizar ningún tipo de armas.

Uno de las pruebas más tensas es la del coche-bomba. La idea no es original pero la tensión que acumula es máxima; una potente bomba está atada a la parte superior de nuestro vehículo y la cuenta atrás está en marcha. La única forma de demorarla es ir pasando por una serie de checkpoints o puntos de control para ganar un poco de tiempo. El modo contrarreloj (activable tras ganar un número determinado de pruebas) es similar en cuanto a concepción a esta última prueba.

El sistema de control de los coches no puede ser más simple. Acelerar y frenar. Y punto. No hay que jugar con complejos cambios de marcha ni tener en mente un complejo sistema de física, ni saber de contravolantes o de subvirajes y sobrevirajes. El analógico hace que el coche gire. Y los botones, que acelere y frene. Es un concepto de simplicidad muy abierto que, cuando bien aplicado, da muy bien resultado. ¿Nadie recuerda con cuantos botones se maneja Virtua Tennis 2?

Además, podemos accionar las armas en forma de power-ups que encontremos por el camino. Hay hasta 9 distintas, desde una mini-gun instalada en el techo hasta unas minas de contacto; por supuesto pasando por lanzallamas, escopetas, aceite, morteros, misiles teledirigidos… todo sirve para dejar knock out a los rivales, ya sea atacando por delante, detrás o por los lados.

Y obviamente cuando la juerga es con amigos, el juego sale ganando. Hasta 4 personas pueden competir de forma simultánea y lo mejor es que el perdedor queda en posesión de un helicóptero que puede lanzar un ataque a un rival; tal y como se preguntan los chicos de Supersonic Studios: ¿lo utilizarás para destruir a tu principal rival directo o para vengarte del que te ha echado de la pista? En cualquier caso, risas aseguradas.

Lo bueno de los circuitos es que muchos de ellos tienen objetos móviles que deberemos evitar a toda costa. Por ejemplo, hay algunos en que chocamos contra barreras, contra neumáticos… incluso los hay en los que las columnas caen a nuestro paso. Por no decir cuando deberemos evitar a toda costa los funiculares que cruzan por el medio de la carretera, claro está…