Livin'la vida loca...

A las puertas de que salga la esperada segunda entrega del que ha sido uno de los mayores éxitos comerciales de la historia de los videojuegos, cuando EA acaba de anunciar el giro que supondrá The Urbz a los "simuladores sociales", N-Gage recibe la primera conversión de Los Sims, juego de obligatoria salida en todas las máquinas del mercado.

Era un tanto extraño que uno de los juegos con más expansiones del mercado, que ha visto la luz en todas las máquinas de entretenimiento digital, que ha vendido millones y millones de copias a lo largo y ancho de todo el planeta no tuviera una versión para N-Gage. La colaboración y el apoyo de los chicos canadienses de Electronic Arts a la portátil de Nokia no tiene límites, razón más que suficiente para portar el entretenido Los Sims toman la calle de Game Boy Advance a esta nueva consola.

Una vez más, N-Gage se queda sin versión propia, exclusiva y un juego sale al mercado para ella mucho tiempo después de que lo hiciera para la otra máquina de bolsillo del mercado. Como ocurrió con Splinter Cell, Los Sims en N-Gage es una conversión sin apenas añadidos o mejoras sobre el título que disfrutan desde hace ya tiempo los poseedores de una GBA. Las mejoras incluidas en esta conversión se ciñen a una ligera remodelación del apartado gráfico y sonoro, pero manteniendo la misma base; a la posibilidad de intercambiar objetos con otros jugadores mediante la conexión bluetooth y a abrir una nueva localización, así como poder subir nuestras puntuaciones al N-Gage Arena. Si a esto le unimos tres mini-juegos exclusivos, ninguna otra novedad se puede añadir. ¿Suficiente? Lo veremos...

g r á f i c o s

Lo cierto es que para tratarse de una versión portátil de Los Sims, el juego pinta fantástico. Desde un punto de vista isométrico, que no tridimensional, controlamos las múltiples acciones que puede realizar nuestro avatar en sus aventuras por SimValley. La cantidad de localizaciones (más de 20) que se han incluido en la ficticia ciudad es sorprendente, no echando en falta ninguno de los servicios que desearíamos en la vida real.

Igual de sorprendentes son los más de 150 objetos perfectamente recreados y que podemos adquirir: desde bañeras de hidromasaje o teléfonos móviles (de Nokia por supuesto), hasta estudios de pintura, tablas de ajedrez, gimnasios portátiles, hornos quema-casas, los clásicos detectores de humos y nuestra motoreta con la que apatrullar las calles. Juntar cuantos más de ellos es uno de los entretenimientos del juego, y con un poquito de gusto por el interiorismo y con una buena base salarial, crear una casa mejor que la del Principito no será complicado (bueno sí, pero al menos podemos intentarlo).

Empezamos en la granja de nuestro tío Palurdete, pero poco a poco se irán abriendo las puertas del mundo a nuestros recién llegados Sims. Podemos pasar el tiempo charlando en el bar, cultivando nuestros músculos en el gimnasio, pujando en la casa de subastas, viendo la orilla del mar, leyendo un libro en la biblioteca, vendiendo plutonio a un centro farmacéutico,  recuperarnos de nuestros accidentales desmayos en el hospital... La variedad en la ambientación de las diferentes localizaciones está muy bien conseguida, aunque echamos de menos una mayor personalidad de los ambientes, que en ocasiones son algo fríos y solitarios, así como una paleta de colores más extensa, ya que la variedad cromática brilla por su ausencia.

En cuanto a los protagonistas indiscutibles del juego, son todos diferenciables por sus rasgos físicos. Nuestro personaje goza de unas animaciones más que correctas, sobre todo cuando intenta comunicarnos algo agitando los brazos, cuando muestra su cansancio o cuando exhibe sus dotes de Travolta en alguna pista de baile. Echamos algo en falta como que sus rasgos físicos evolucionen a medida que hace más o menos gimnasia, coma más o menos, pero todo llegará... y sino que se lo pregunten a Molyneaux (y a su esperado Fable, por supuesto).

Las diferencias gráficas frente a la versión de GBA son escasas y podemos decir que el juego no cumple con las expectativas visuales que esperamos un título de N-Gage. La sencillez gráfica presente en la máquina de Nintendo se mantiene, con unos exteriores que no alcanzan el grado de realismo deseado, bien por su simpleza, bien por su escasa variedad de color y por unas texturas realmente planas. Por otro lado, la cámara abarca muy poco espacio de la pantalla, por lo que podemos pasar al lado de algún personaje con el que debamos interactuar y ni nos percatemos de su presencia.

s o n i d o

Uno de los aspectos más reseñables sin duda alguna de este título es la gran calidad del apartado sonoro. Aunque la música es poco variada y dada la longitud del juego, puede cansar, los efectos sonoros son excelentes. Aparte de que alguno de los sonidos puede resultar irritante tras unas horas de juego, el tono general es muy elevado: los suspiros y reproches de otros Sims, el agua corriendo por la ducha o el inodoro, el motor de nuestra vespa, la radio, cualquier aparato mecánico y todo lo que aparece en su pantalla tiene su sonido característico y plenamente diferenciable frente al resto. La digitalización, además, roza el sobresaliente, conformando así uno de los puntos fuertes del juego.

j u g a b i l i d a d

Comenzamos creando nuestro personaje eligiendo su vestimenta, peinado y cabello, color de piel y sexo, para pasar luego a distribuir puntos entre diferentes características de la personalidad. De la forma en que distribuyamos dichos puntos dependerá que nuestro avatar sea más o menos pulcro, que sea tímido o extrovertido, su tendencia a dormir más de la cuenta o la impresión que otros Sims puedan hacerse de él. A lo largo del juego no podremos modificar estos atributos, aunque si ganaremos habilidades en diferentes tareas como la cocina o la mecánica, así como mejorar nuestra lógica, fortaleza física y carisma. Mejorar en algunos aspectos es imprescindible para poder acceder a algunos de los trabajos presentes en el juego y que nos permitirán ganar simoleones, así como también nos facilitarán ascender en el puesto y mejorar nuestras retribuciones.

Los Sims son como "personas humanas", que diría el torero y el futbolista, y tienen pues, su corazoncito. Y otras necesidades más mundanas, que dirían otros. No podemos descuidar ni la higiene ni las necesidades fisiológicas de nuestros retoños, puesto que los otros habitantes de la ciudad serán reticentes a acercarse a ellos; si la alimentación que lleva es insuficiente, sufrirá un desmayo y acabará en el hospital, al igual que si no descansa el tiempo suficiente. Pero como no todo en esta vida es sufrir y trabajar, estos pequeños seres necesitan sus ratos de ocio: montar en moto, bailar, jugar con el ordenador o ver la tele le ayudarán a abstraerse de lo mundano. Esto, por no mencionar la vida social que debe llevar, al más puro estilo de Alaska en su clásico "Bailando", con citas, conversaciones, cumpliendo encargos, haciendo favores... Y qué decir del amor, oh l'amour...

Decir que una vez nos introduzcamos en la mecánica del juego tendremos que cumplimentar una serie de misiones (explicadas en castellano, ya que todo el juego está traducido), sin dejar de lado en ningún momento la llamada "simulación social". Hay más de una veintena de personajes que pululan por la ciudad, cada uno con sus motivaciones y su personalidad. Desde el motero camorrista hasta la mimada hija de papá, pasando por el chorizo de turno, el teniente de policía, el tendero saca-cuartos, la poetisa o el pescador retirado. Muchos de ellos nos irán encargando tareas, desde las más simples como llevar un objeto a otro Sim, hasta las más complejas, como conseguir la reapertura del local de baile country, conseguir fondos para la biblioteca o descubrir el pasaje oculto que comunica la ciudad entera por el alcantarillado.

Sin rodeos: está despedido

Para ganarnos la vida y optar a un futuro mejor, nuestro Sim debe trabajar muy duro en alguna de las tareas disponibles en SimValley. Nuestro primer empleo, cortando el césped de la finca de nuestro tío, nos dará los primeros Simoleones que derrochar en la fiebre consumista que nos permita tener una casa mejor, un televisor último modelo o una asistenta personal. A partir de ahí, nuestra ambición no tendrá límites y pasaremos por todos los empleos posibles para tener dinero con los que pagar nuestro ocio sin dejar de lado las facturas... como en la vida misma. Camarero de bar, levantador de pesas, pescador, pizzero, saltador de trampolín... serán alguno de los minijuegos relacionados con la vida laboral que tendremos ocasión de desempeñar.

Siguiendo tus biorritmos

En esta locura que llamamos vida, todos debemos adaptarnos a una cierta rutina, en ocasiones monótona, pero necesaria para poder realizar todas las cosas que queramos. En SimValley ocurre tres cuartos de lo mismo: de nada valdrá que acudamos a las biblioteca a las dos de la madrugada, al igual que Jaca Loca, la famosa cantante country, no estará en el restaurante Tex-Mex a las doce del mediodía. Cada Sim de la ciudad tiene su propio ritmo de vida, sus gustos, sus querencias e interactuar con cada uno de ellos requerirá que conozcamos por donde les gusta andar en todo momento.

Habrá muchos encuentros casuales, sobre todo al inicio de la partida. Pero una vez vayamos abriendo nuevas misiones tendremos que localizar previamente al personaje que queramos visitar e ir en su busca y captura. Si no, corremos el riesgo de aburrirnos dando paseos por toda la ciudad en una búsqueda infructuosa de algún compañero de fatigas. El teléfono es la herramienta más útil para que nos digan donde están y acudir raudos a su encuentro.

Aparte, los trabajos tienen sus propios horarios; por suerte, en uno de los menús podemos ver la franja horaria en la que podemos acceder a cada uno de ellos. Podemos ir al que queramos y las veces que se nos antoje, pero no ocurrirá nada si decidimos dejar de acudir. Currar es una de las opciones que tenemos de ganar dinerito fresco, pero no la única. Vender objetos que encontremos es otra de ellas. También hacer favores a los otros Sims y cumplir sus encargos cual botones Sacarino. Y es que todo en SimValley vale su peso en oro, desde la comida hasta los caros objetos de diseño, las tragaperras, herramientas de trabajo, el alquiler de la casa...

La diferencia que marca N-Gage

Si algo hay reseñable y significativo que marque las diferencias entre esta versión N-Gage y su hermana gemela de GBA es la posibilidad de unirse a través de la conexión inalámbrica y poder intercambiar objetos a través de una subasta. Asimismo, podemos subir nuestra puntuación al N-Gage Arena y conseguir con ella algún objeto especial y no disponible en el modo offline del juego, así como abrir una nueva localización secreta en la ciudad. Le añadimos unos minijuegos exclusivos y una ligera mejora gráfica y sonora y hemos señalado todas las variantes existentes sobre el juego que salió para la criatura de Nintendo.

c o n c l u s i o n e s

Los Sims Toman la Calle es, valga la redundancia, un Sims en toda regla, con sus fortalezas y debilidades. Capaz de entretener y de aburrir a partes iguales; puedes pasarte un buen rato vagando por la ciudad sin saber muy bien qué hacer o con quién hablar, al igual que en ocasiones estarás como loco intentando cumplir todas las esperanzas que los habitantes de SimValley han depositado en ti. Podemos trabajar y gastar durante horas sin que realmente hayamos hecho algo útil con la vida del personaje. Y este es uno de los puntos fuertes del juego, ya que tenemos horas de diversión para dar y tomar, aunque el tipo de acción y el estrés que supone en muchas ocasiones controlar todos los aspectos de nuestro personaje, harán que muchos jugadores pierdan la paciencia o bien se aburran de repetir mecánicamente muchas de las acciones cotidianas que debemos encarar. Los Sims son así, o los amas o los odias, aunque el éxito comercial que ha supuesto nos hace creer que son muchos más sus fans que sus detractores.

La manera más sencilla de concluir es que, en muchos aspectos, el juego es como la vida misma. En ocasiones aburrida, otras entretenida; levántate, dúchate, come, trabaja, sal con los amigos... Puedes intentar abarcar todo a la vez, pero tarde o temprano algún aspecto de tu compleja existencia no estará realmente satisfecho. Puedes estar horas vagando de una parte a otra sin saber muy bien que hacer con tu tiempo y otras estar deseando que los días tuvieran diez horas más. C'est la vie.

l o   m e j o r  

l o   p e o r