Los horrores de Egipto...

De la mano de Asylum Entretainment nos llega una nueva aventura de misterio y terror ambientada a finales del siglo XIX y que gira alrededor de un museo en el que se exponen diferentes piezas de una de las culturas más ricas de la historia mundial: la egipcia. Prepárate para enfrentarte a todas las supersticiones que flotaban en las orillas del Nilo y que han vuelto para demostrarnos que no todo lo que parece muerto lo está en realidad. 

A pesar de que el mercado se halla copado (y cada día más) de survival horrors, Curse: the Eye of Isis parecía ahondar en una temática ligeramente original y en la que los sucesos ocurrieran en una época que daba el suficiente juego para una ambientación también más novedosa (quizá inspirada en las series de películas como La Momia. Después de haberlo tenido entre nuestras manos y de haberlo jugado a fondo, esto es lo que nos ha parecido...

El intrépido Darien Dane, sabiendo que su gran amiga Victoria  a la que conoce desde que, siendo niños, coincidieron acompañando a sus padres a unas excavaciones en Egipto- aprovecha un despiste del jefe de policía para introducirse en el museo por la puerta principal y empezar desde ahí su investigación. A partir de este momento todo serán sobresaltos, encuentros poco agradables, y alguna sorpresa inesperada.

Nos conducirá hacia la resolución un guión bastante bien urdido en el que la historia no permanecerá estancada por mucho tiempo, y a parte de la aparición de continuos fenómenos paranormales, deberemos contar con la presencia de quien había intentado robar la reliquia. Sin embargo, dicho guión peca constantemente de caer en los tópicos más manidos del género, sobre todo en lo que a resolución de puzzles (si es que pueden llamarse así) se refiere.

En líneas generales la texturas utilizadas en el juego son excelentes, aunque encontraremos importantes diferencias entre las buenas texturas empleadas para los elementos estáticos (puertas, muebles, paredes, etc.) y las más planas y anodinas empleadas en los elementos dinámicos como los personajes y los enemigos del juego.  Por supuesto, el número de frames por segundo que presenta el juego es más que aceptable, pero no cabía esperar otra cosa cuando la práctica totalidad de la historia se desarrolla dentro de los muros del Museo, y el número de personajes que se dan cita al mismo tiempo en pantalla nunca llega a ser demasiado grande.

La supuesta esencia maligna que recorre el museo, va poseyendo a todo aquel que se encuentra a su paso (guardias, bandidos, etc), y los transforma en algo similar a zombis que nos atacarán sin dudarlo. Durante mucho tiempo serán estos los únicos enemigos los que veamos, y todos tendrán exactamente la misma apariencia, como si el personaje a quien hubiera poseído la esencia fuera el mismo en todas ocasiones. Esto, sin duda le resta credibilidad y capacidad de sorpresa. Más adelante encontraremos nuevos rivales, pero de igual forma se parecerán entre ellos. Como curiosidad cabe destacar que una vez acabemos con los enemigos, sus cuerpos permanecerán indefinidamente en la posición en que quedaron.

Algo más adelante encontraremos armas más exóticas con las que hacerles frente, y que ponen un punto de originalidad con respecto a otros juegos del género. Mención especial merece el lanzallamas que, aun sin ser un prodigio de la técnica gráfica, resulta de lo más útil para hacer frente a los grupos más numerosos de muertos vivientes.

Existen también algunos problemas de clipping por los que veremos al protagonista atravesar estructuras sólidas con su arma o con la cabeza. Algo que (todo hay que decirlo) no sucede muy a menudo, pero que desluce sin duda una de las virtudes más destacables de la parte gráfica de el juego: el diseño de escenarios. El hecho de que la acción transcurra en un lugar cerrado, sin duda supone un reto, superado con creces por los diseñadores.  

A pesar de que todos los textos (tanto los menús, explicaciones en inventario y subtítulos) están en perfecto castellano, tendremos que conformarnos con escuchar las voces dobladas en inglés. Esto no siempre es un punto negativo, ya que en algunas (y tristes) ocasiones hemos comprobado que vale más respetar el doblaje original, que hacer ciertos doblajes en español.

El juego de Asylum Entretainment no ha tratado de innovar en ninguno de los aspectos de su jugabilidad, y nos recuerda, por encima de otros títulos, a la saga Resident Evil con la que guarda no pocos parecidos. Aún así, como producto diferente que es, sus virtudes y sus defectos tiene entidad propia y acaban suponiendo para el usuario (para bien o para mal) una experiencia de juego diferente a las demás.

En nuestro periplo por el museo contaremos con un inventario dividido en tres secciones (armas, objetos y documentos) de las que nos valdremos para superar todos los obstáculos que hallemos por el camino (incluida la posibilidad de combinar objetos). Como ayuda alternativa contaremos con un mapa del museo. En él tan solo se nos marcarán las puertas que están abiertas o cerradas, pero echaremos en falta  bastante información que podría haberse implementado en este objeto -imprescindible para todo jugador de survival horrrors-, y a la que nos tienen acostumbrados en otras sagas.

Suponemos que esta decisión se debe al intento de provocar en el usuario una mayor sensación de inquietud al escuchar ciertos sonidos y no poder mirar en la dirección de los mismos si no dirigimos los pasos de nuestro personaje en esa dirección. De cualquier forma esto se traduce en una incomodidad manifiesta a la hora de manejar al personaje ya que no siempre tendremos a la vista la puerta que queremos atravesar, o el enemigo a quien queremos asestar un certero golpe con nuestro bate.

Como ayuda para este inconveniente el protagonista mirará fijamente hacia el punto donde haya algún objeto con el que pueda interactuar y se encuentre en su ángulo de visión. Aún así el entorno no resulta demasiado interactivo, resultando demasiado evidente el camino a seguir, ya que todo lo interactivo será de vital importancia y no resulta fácil escoger un camino equivocado.

La velocidad que desarrollan la mayoría de los enemigos del juego nos dará tiempo suficiente para acabar con ellos sin que se hayan acercado lo suficiente como para suponer una amenaza, y teniendo en cuenta que, mientras tengamos el arma preparada podremos movernos hacia los lados y hacia atrás para huir de sus ataques, no es sencillo que acaben por darnos caza.

Esto, unido a la escasa IA de la que hacen gala (claro que un grupo de zombis y momias no tienen por que ser necesariamente inteligentes), lo habitualmente que encontraremos a Abdul (el personaje que nos permitirá salvar la partida), lo despacio que disminuye nuestra barra de salud, y que encontraremos medicinas para reponernos de forma habitual, hace que aconsejemos fervientemente al menos para aquellos que ya hayan jugado a otros survival horrors- que comiencen su partida en el modo difícil para que el juego suponga un mínimo reto.

Por otro lado, y a pesar de tratarse de una historia que consigue interesarnos, cabe destacar la ingente utilización de los tópicos más manidos del género (y aquí nos referimos tanto al cine como a los videojuegos) encontrándonos referentes tan obvios como el reloj de pared detenido a una misteriosa hora o el libro que sobresale ligeramente de una enorme estantería dejándonos claro que ese es el camino para abrir una puerta secreta.

l  o    m  e  j  o  r

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