Agassi en horas bajas...

La referencia de todos
Desde luego no han sido pocos los que a lo largo de los últimos años han intentado destacar en el desarrollo de videojuegos deportivos basados en uno de los géneros que más éxito ha tenido desde siempre entre los usuarios: los juegos de Tenis. Prácticamente desde que la industria del videojuego exista se han intentado perfeccionar estas versiones que tanto han atraído a los compradores.

La imagen vende sola
Ésta máxima parece haber hecho presa en el mundo del videojuego, y salvo algunas honrosísimas excepciones (queremos creer que cada vez serán más), cuando un producto se basa en una imagen que de por sí vende más que la calidad de aquello que trata de venderse -ya sea una licencia de película, el nombre de un club de fútbol, o el de un famoso tenista-, las compañías desarrolladoras bajan los brazos y prestan menos atención de la debida a dicha calidad.

g  r  á  f  i  c  o  s
En este juego nada resulta demasiado creíble gráficamente. El modelado de los jugadores, sin ser escandalosamente malo, resulta bastante poco agradable a la vista, por no mencionar de los problemas de proporciones que presentan dichos modelos, algo que, acompañados de unas animaciones (sobre todo a la hora de golpear la pelota) de lo más bruscas y poco ajustadas al movimiento de la pelota, redunda en la pobre sensación de realismo que ofrece el juego.

Los rostros parecen haber sido más trabajados, sobre todo en lo referente al parecido que Agassi (el único jugador del juego que se corresponde con la realidad, los demás son todos ficticios) debía tener con su referente en la realidad. Un parecido, que a pesar de estar conseguido, se acaba estropeando  por la extraña gestualidad que se le ha impreso a los rostros de los jugadores.

De texturas y detalles
Las texturas empleadas para las superficies de juego no aportan la mínima sensación de credibilidad, con la excepción quizá de la hierba y siempre y cuando la cámara no se acerque demasiado en la repetición de las mejores jugadas. Pero el problema de las texturas no queda ahí, ya que resultan igual (o más) de poco creíbles las empleadas en los jugadores y demás detalles del terreno del juego.

s  o  n  i  d  o
El sonido del juego está bastante conseguido y tanto el sonido del bote de la pelota, y el golpeo de las raquetas resultan bastante creíbles (si bien es cierto la diferencia del bote entre las diferentes pistas no es lo suficientemente 'distinto'). Las voces, tanto del supuesto locutor de televisión como del juez de silla que canta las jugadas, no han sido dobladas, a pesar de que los menús (exceptuando algún pequeño lápsus) pueden configurarse desde la pantalla inicial en perfecto español además de francés, alemán, inglés e italiano.

La música no destaca en ninguna de las fases del juego apareciendo únicamente mientras dura el interfaz de menús y cuando el jugador logra alguna victoria. El tipo de música empleado mientras se muestran los menús es de lo más típica (algunas veces llegamos a sospechar que reutilizan estos temas en varios juegos) aunque destaca poderosamente la sosísima pieza musical que trata de felicitarte por la victoria de los partidos. Nada apoteósica.

j  u  g  a  b  i  l  i  d  a  d
Cuando un juego de tenis marca diferencias debe hacerlo, sobre todo, desde este apartado. Resultando ágil, intuitivo, dinámico y ofreciendo variedad al usuario. Todo lo contrario de lo que se ha conseguido en este Agassi Tennis Generation. Tras seleccionar el idioma en el que queremos ver las opciones de menú durante el juego, se nos presentará un menú principal tan básico como poco atractivo en el que podremos elegir entre Partida Rápida, Arcade y Torneo (a parte de las consabidas Opciones y Créditos), que prometen variedades de juego y que resultan ser la misma cosa con nombres diferentes.

La bola está en juego
Sin duda, lo que más sorprende nada más comenzar a jugar un partido es la extraña física que se le ha dado a la pelota. En ocasiones incluso parece tener vida propia, y decidir por si misma cuando debe frenar y cuando acelerarse para conseguir sus propósitos. Como resulta evidente esto resulta ser un reto a la hora de colocarse para golpear a la bola, pero no el único.

Este será un juego al que le deberemos dedicar largos ratos de aprendizaje, y se debe únicamente a que necesitamos aprender sus 'anomalías' para no perder bolas aparentemente sencillas. No se pretende decir con esto que sea un juego con un grado de dificultad elevado (de hecho tenemos tres niveles para personalizarlo), si no que puede resultar duro en un principio hacerse con los movimientos del jugador.

La Inteligencia artificial también nos jugará malas pasadas, pues suceden demasiado a menudo cosas como que el contrincante o el compañero en un partido de dobles haga que la bola bote en el propio campo antes de llegar siquiera a la red, cosa que muy rara vez veremos en un partido de tenis. También sucede que los jugadores pierden la posición, dejan pasar una bola aparentemente fácil o se lanzan en plancha a por una bola que hace rato ya pasó frente a ellos, y esto no tiene que ver con el nivel de dificultad en que hayamos configurado el juego.

Generalidades
Un videojuego de Tenis no puede permitirse el no incluir un modo de juego multiplayer (no online, eso sí) ya que si algo tiene de divertido este juego, es el poderlo compartir con algun compañero, y si es con otros tres mejor, de tal manera que se pueda paliar el modo de jugar errático de los jugadores manejados por la I.A. Aún así sufriremos los problemas de aprendizaje y de control de las imprecisiones del control propias de este título.

c  o  n  c  l  u  s  i  ó  n
Un juego mal rematado, con poco gancho para el jugador y antipático de jugar. El pro de tener la licencia de Agassi se ve ensombrecido por las múltiples carencias del juego resultante, y las pocas virtudes quedan definitivamente eclipsadas por las numerosísimas trabas que se le pone a la diversión del jugador, que en todo momento se le obliga a ser consciente de que tiene un mando entre las manos que debe dominar, y no olvidemos que un buen juego es el que te hace olvidar que estás ante un televisor.