Un guerra de kiosco.

28 de Junio de 1914, muere asesinado en Sarajevo el archiduque de Austria Francisco Fernando por nacionalistas eslavos, así comienza la Gran Guerra. A su inicio, miles de ciudadanos espontáneos recorren las calles de las principales capitales Europeas para... celebrarlo (eran otros tiempos).  Claro que eso fue antes de que la batalla del Somne convirtiese la campiña francesa en un pastel de carne y que los soldados participantes descubriesen que en el fondo de la trinchera yace un pacifista convencido y todavía respirando.

Noventa años después, que se dice pronto, y el mundo por suerte ya ha cambiado (dentro de algunas molleras más, dentro de otras prácticamente nada), llega a nuestras manos "The Entente", un intento de acercar tan trascendental evento y punto de inflexión en la historia de la humanidad a nuestros compatibles en la asequible reencarnación de un ETR. ¿Será de los buenos o de los malos? La respuesta clara: de los de kiosko.

"The Entente" no va a pasar a la historia de los videojuegos, ni mucho menos. Sin destacar en ningún aspecto, se limita a seguir la estela de mil y un ETR's preexistentes (principalmente Age of Kings) presentando como única baza la originalidad de la época que reconstruye. Pero esa es un arma de doble filo, ya que no abarca cientos de años como otros juegos de estrategia, a este se le exige que represente su época histórica con un mínimo de rigor.

Hay tres puntales que identifican la I Guerra Mundial: artillería, trincheras y carnicería. La primera hace su aparición de forma correcta, la segunda no, y la tercera... En "The Entente" veremos las mayores matanzas de infantería de la historia del PC, miles de unidades avanzando hacia la muerte bajo el son artillero. Un punto para Burka por el titánico tamaño de nuestros ejércitos, y un punto menos por haberlo hecho en unas 2D ya vistas hace años, y otro punto menos por no darnos una forma eficiente de manejarlos. ¿Para que #@! quieres 5.000 soldados en pantalla si no hay manera de controlarlos? Eso unido a su fascinante facilidad para morir. Bienvenido sea el rigor histórico, pero os pasareis la partida creando infantería sólo para ver como desaparece del mapa a velocidad prodigiosa. ¿Divertido? Más bien cansino.

Este es un juego que si te gustan mucho, pero mucho, los ETR, y eres de esas personas que le encantan las croquetas y sólo come croquetas, pues te va a encantar. Si ya has jugado a muchos ETR y buscas algo diferente, te va a defraudar. Y si nunca has jugado a ETR o dominas poco el tema, lo vas a pasar muy mal, el tutorial es nefasto (juega al del Age of Kings si quieres aprender a jugar) y el juego empieza muy subido de tono, sin niveles de dificultad. 

Si superas la falta de originalidad, de trincheras y de organización, te hará pasar buenos ratos frente a la pantalla de tu ordenador comandando ingentes ejércitos de infantería suicida de hasta cinco naciones diferentes participantes de la Primera Guerra Mundial: el imperio Austro-Hungaro, Rusia, Alemania, el imperio Británico y Francia (falta el Imperio Otomano).

Empecemos a jugar. El juego te sitúa en el campo de batalla con un pequeño texto de introducción que explica como se desarrolló la batalla real que se va a representar y te invita a hacerlo mejor. Al final de la misma ventana, aparecerá una frase con unos vagos objetivos que en ocasiones te llevarán a la perdición, invitándote a reunirte con un ejercito inexistente o a hacer algún movimiento inútil o construir una serie de unidades innecesarias, ya que a la hora de la verdad ni tú mismo sabrás que ha hecho que aparezca el rótulo de misión superada, para asegurarte: extermina todo lo que veas y cruza los dedos.

No hay videos entre las misiones, aunque la escena de introducción al juego vale la pena y tiene un atractivo sentido del humor. The Entente no tiene una línea argumental, ni tampoco conexión alguna entre una misión y otra, no son más que una batalla tras otra, sin más sentido que el de crear un ejército suficiente para aniquilar a tu rival.

La estrategia estará más presente en los instantes iniciales del juego. Cuando nos veamos acosados por el enemigo. Superada la supervivencia y acumulado nuestro exceso de producción. Sólo tendremos que machacar al enemigo, pero seguro que esta canción ya os es conocida.

En resumen, sin haberse esforzado demasiado Buka ha creado un juego de kiosko, (pero que NO cuesta como uno de kiosko), falto de originalidad y de carisma, de gráficos sencillos, que no sorprenderá a los amantes del género, pero que si no te acabas hartando de todas esas misiones tan iguales, te proporcionará infinitas horas de entretenimiento, ya que para salir airoso de cada uno de tus enfrentamientos necesitaras unas cuantas horas... me canso sólo de pensarlo.

Gráficos y sonido

El aspecto gráfico no es precisamente uno de los puntos a destacar del juego, es muy pobre, el diseño de unidades y edificios es un simple 2D que puede llegar a decente si no eres muy exigente, aunque esto queda en parte compensado por la enorme cantidad de unidades que pueden albergar las misiones, con un límite de diez mil unidades por bando y sin contar las estructuras, en ocasiones veras tu monitor repleto de soldados, tanques, aviones y explosiones, tantos que llega a resultar confuso. Sobre todo por los saltos que comenzará a pegar tu scroll, y eso que no tiene que desplazar gran cosa. 

Si el aspecto gráfico no destaca. El sonido no es menos. Los efectos de la artillería y las refriegas no están mal, pero sin duda a lo que menos tiempo han dedicado es a su banda sonora. La música del juego y de los menús es la misma tortura, una musiquilla cutre e insufrible de organillo que desconectaréis al instante. Para eso es mejor no molestarse.

En la contraportada puedo leer "Traducido y doblado al castellano". Traducido esta, pero yo no he oído una sola voz en cristiano desde que tengo el juego. No es que sea grave, las únicas voces son las de los soldados diciendo sus típicas respuestas de soldado: "ya voy", "a sus ordenes",etc... Los ingleses responden en inglés, los franceses en francés, los austro-hungaros... en su idioma. Pero, no cuesta nada, no decir (como mentiras suena muy feo llamémoslo, falsedades técnicas...) falsedades técnicas. El juego no esta doblado, oye y no pasa nada, pero se dice en la portada y punto.

Guión

The Entente no tiene guión, ni línea argumental, ni evento dentro de la partida alguno. Con el fondo de la Primera Guerra Mundial el juego es sencillamente una batalla tras otra sin ninguna relación entre ellas, precedida por un texto que explica un combate real, dando demasiados nombres que no te sonarán de nada a menos que conozcas al dedillo la historia. Básicamente, no encontrarás ninguna diferencia entre jugar cualquier misión de una campaña o una simple escaramuza.

Jugabilidad

En el apartado de la jugabilidad hay que destacar la presencia de los asistentes económico y militar.  Ya habían hecho acto de presencia en el Alpha Centauri de Sid Meier, que yo recuerde, pero aquí se convierten en un recurso obligado. Estos asistentes, configurables en el menú del juego y que se activan y desactivan durante la partida mediante unos pequeños iconos situados encima del minimapa, te ayudarán a conseguir y administrar tus recursos, a crear estructuras y defensas, a dirigir tu ejercito, pero sobre todo, a mantener tu cordura en los momentos más frenéticos del juego.

Los asistentes son prácticamente imprescindibles al principio de cada misión, ya que antes de que puedas poner en marcha la primera fuente de recursos el enemigo empezará el asedio a tu base y no lo finalizará hasta que acabe contigo o tu acabes con él. Es recomendable, y mucho, dejar la estrategia militar al ordenador y dedicar tus esfuerzos a crear una defensa consistente y asegurar el flujo continuo de recursos.

Pero cuidado, que la I.A. de la computadora brilla por su ausencia. Si construyes un bunker la I.A. enviará por si sola soldados para ocuparlo, apostará soldados en los edificios de tu base y enviará la caballería a interceptar los enemigos que se acerquen a ti, buena idea.

Empieza el ataque. Demasiados soldados y tan pocas manos. Eso es lo que pensarás al ver la pantalla del minimapa colmada de unidades antes de tu ofensiva (con la tecla de control creas 50 unidades de un tipo de golpe y no han puesto la opción porque sí, no es de extrañar que al finalizar una partida hayas tenido 20.000 bajas y la computadora 30.000). Puedes agruparlas con distintos tipos y esperar que se comporten como un bloque.

Cosa que a veces hacen y a veces no. La artillería se sitúa delante de tus tropas, la caballería va por libre hasta la otra punta del mapa y movimientos similares. Pero, incluso agrupándolas, y con una sobredosis de cafeína, no puedes manejarlas todas a la vez ni reaccionar adecuadamente ante las situaciones que tendrán que afrontar cada una por su cuenta. O las envías en misiones a ciegas (en estos casos suelen desaparecer del mapa sin dejar rastro) o activas el asesor militar dejando tu control a las que estén bajo tus narices.

Al mismo tiempo pueden surgir otros problemas, como mientras atacas no estás para construir otra granja activaste el asesor económico para que se encargase de esas minucias , pero el asesor económico es tan impredecible como su hermano militar y puede llegar a empeñarse en construir la granja a tres kilómetros de tu base y en la línea de artillería enemiga. Momento en el que lo desactivas y decides que ya no hacen falta ni más granjas, ni más mejoras, ni más puñetas, harto de ver una columna de pueblerinos suicidas atravesando el campo de batalla.

Otro aspecto molesto. La muerte continua de tus tropas. Creas mil unidades, las matan, creas dos mil unidades, las matan en un abrir y cerrar de ojos. Comienzas a cansarte de crear ejércitos de papel y activas los asistentes para que se pasen la misión por ti. Compras unas palomitas y disfrutas de la película. Llega a ser toda una tentación. La culpa de esto recae sobre el desequilibrio entre la defensa y el ataque.

Es muy fácil construir una base indestructible. Con un buen surtido de obuses fijos, unos bunkers y defensa antiaérea, la máquina ya puede enviar diez mil soldados, tropecientos tanques, cientosmiles de aviones, que los matarás a todos. Pero lo que sirve para ti sirve para ella, y atacar es un engorroso ejercicio de paciencia y unidades muertas. Así se reproduce en gran parte la I Guerra Mundial, es cierto, pero es que yo no quiero estar cuatro años delante de la pantalla para ganar.

Existen combinaciones menos engorrosas. Puedes dejar que la computadora cree las tropas y tu intentar dirigirlas. O crearlas tú y que ella las dirija. Pero, queda la  sensación de que no estas jugando tú.

El mejor aspecto de "The Entente", para alguien que vea como juegas, es sin duda la recreación de los asaltos. Si en la defensa se echan de menos las trincheras, en los asaltos verás a miles de unidades avanzando juntas mientras las explosiones las derriban a cientos, todo un espectáculo. Pero para el sufrido player es un martirio constante, que te obliga a crear y crear y crear... y cuando lleves una hora y no hayas avanzado un solo palmo de terreno... 

El juego dispone de juego en red pero con la única opción de escaramuza múltiple. Ninguna novedad en el frente.

Conclusión, si te aficionas a los asesores jugar a Entente será como ver un partido de tenis por televisión, si no... será una locura de desorganización y muerte. Tal vez una mayor resistencia de las unidades y un número menor de ellas habría hecho del juego gobernable.

Lo más importante para sobrevivir es crear lo antes posible unas defensas adecuadas y mejorar el rendimiento de las estructuras encargadas de obtener recursos. Una buena defensa consiste en una buena cantidad de artillería que elimine las tropas atacantes antes de que lleguen a tu base y unos cuantos bunkers o torres de vigilancia que eliminen a los enemigos que hayan conseguido sobrevivir al fuego de tu artillería.

Una vez has preparado una defensa resistente puedes concentrarte en la obtención de recursos y la creación de tus fuerzas ofensivas. Los recursos que se obtienen son petróleo, hierro, oro, madera y comida. Lo más importante es conseguir la mayor cantidad de oro posible, ya que después de construir un mercado, en este podrás intercambiar unos materiales por otros, y el oro es el más valorado. Las estructuras de extracción han de construirse en bosques, minas de oro, de hierro y pozos de petróleo. La fuente de estos yacimientos es inagotable así que lo realmente importante es mejorar las instalaciones para que extraigan el material de la forma más eficiente.

En la ofensiva, como en la defensa, el arma principal es la artillería. La infantería es mera carne de cañón, y los tanques y aviones tienen su papel pero son unidades secundarías por lo caras y lentas que son de construir. La distancia prudente y el cañón mas grande son la mejor tarjeta de visita.

Comparándolo con...

Age of Empires II, y no es comparar, es ver su reflejo en la I Guerra Mundial. "The Entente", es más nuevo, y tiene mejores gráficos, pero no mucho mejores, sobre todo gana en número de unidades, pero eso tiene su contrapartida en el descontrol.

Lo que está bien

Sin duda alguna lo mejor del juego es la cantidad brutal de unidades que soporta, la desoladora imagen de dos batallones de miles de unidades enfrentándose y sembrando el terreno de cadáveres y socavones provocados por las artillerías pervivirá en vuestras retinas. Otro punto a su favor es que es infinitamente largo.

Lo que no está bien

Como ya he comentado anteriormente, la banda sonora. Todavía me castañean los dientes. La desorganización propia de un ETR acentuada por el tamaño y la volatilidad de nuestros ejércitos, la nula innovación gráfica y de jugabilidad.  La relación calidad/precio.

Manual

El manual es completo. Explica cada uno de los modos de juego y de las pantallas que irás viendo al navegar por los menús del juego. También hace referencia a cada una de las unidades y estructuras que se pueden construir explicándote en ocasiones, además de su función y algunos consejos sobre como utilizarlas, un breve resumen de su historia. Es sencillo de entender, está en castellano y presentado en blanco y negro.

Requerimientos del sistema

Recomendados: Sistema operativo: Windows® 98/Me/2000/XP, CPU: Pentium III 800 MHz, RAM: 512 MB, Vídeo: Tarjeta gráfica compatible con DirectX 8.1 y 16 MB de memoria gráfica + acelerador 3D, Espacio libre en disco: 600 MB, Sonido: Tarjeta de sonido compatible con DirectX 8.0 que soporte sonido 3D, CD-ROM, 16x, Controles: Ratón y teclado, Software adicional: DirectX 8.1 o superior

Equipo de pruebas: Sistema operativo: Windows 2000. Pentium III 3 GHz. Memoria: 1 GB RAM. Lector de CD-ROM 52x. Video: Tarjeta ATI RADEON 9600.