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Gadget Racers

  • PlataformaGC7.5PS27.5
  • GéneroConducción
  • DesarrolladorTakara
  • Lanzamiento22/12/2003 (GC)09/01/2004 (PS2)
  • TextoEspañol

Porque a veces el tamaño no es lo que más importa.

En innumerables ocasiones se han visto juegos con apartados gráficos imponentes, pero que flojeaban en lo más importante: la jugabilidad. En este título sucede justo al contrario; con un apartado técnico algo escaso, ofrece una diversión a prueba de bombas. Amantes de la conducción: ¡A correr!

Actualizado a

En innumerables ocasiones se han visto juegos con apartados gráficos imponentes, pero que flojeaban en lo más importante: la jugabilidad. En este título sucede justo al contrario; con un apartado técnico algo escaso, ofrece una diversión a prueba de bombas. Amantes de la conducción: ¡A correr!

Antes de entrar de lleno en este Gadget Racers, hay que hablar un poco de la saga y de sus antepasados. Este juego, aunque pueda parecer otro título más dentro del género de la conducción, lleva muchos años dando guerra, y en cierto modo, inventó en su día algunas de las bases que ahora pueblan la mayoría de los juegos de carreras.

Corría el año 1996 cuando aparecía en Japón, y para PlayStation un ingenioso juego de carreras llamado Choro Q, que para la época ofrecía unos gráficos excelentes. Sus cartas de presentación eran una jugabilidad a prueba de bombas mediante un control arcade, coches deformados caricaturizando las marcas reales, y la posibilidad de cambiar casi cualquier pieza del vehículo aumentando sus posibilidades.

Esta última opción, hasta entonces era prácticamente inédita, al menos en el nivel que allí aparecía. Casi todo influía, y cambiar el motor daba más potencia, y cambiar los neumáticos daba más agarre. Había que pagar por ello, con dinero que se iba ganando en las carreras. Si todo esto es lo más común ahora, por aquel entonces era una excelente novedad.

Cuando el juego llegó a nuestras tierras bajo el nombre de Penny Racers ya había pasado mucho tiempo y ya no sorprendía tanto, especialmente porque los gráficos se habían pasado un poco de moda. De todos modos, el juego mantenía su jugabilidad y en Japón aparecieron numerosas continuación para todas las plataformas: PlayStation, Saturn, Nintendo 64… y ahora le toca a PlayStation 2.

Y el nombre ha vuelto a cambiar, pero no el estilo que define a la saga. Gadget Racers sigue siendo igual de divertido, sigue manteniendo el aspecto gráfico divertido de toda la saga, y el clásico control arcade que se transforma inmediatamente en horas de jugabilidad.

Algo nuevo y algo viejo
La principal novedad que incorpora esta nueva entrega de la saga Choro Q es un interesante pero algo descafeinado modo aventura. Hasta ahora, el clásico modo de juego se basaba únicamente en correr las carreras para ganar dinero, y aunque eso sigue estando, se ha añadido una nueva manera de enlazar las carreras.

El modo aventura se basa en unos mundos amplios, con sus casas, sus tiendas, sus caminos… son mundos abiertos, como lo puedan ser los mundos de cualquier juego de plataformas. Se puede ir por ellos a nuestro libre albedrío, explorándolos, encontrando sus secretos y hablando con los otros… coches.

Puede sonar raro, pero así es. En Gadget Racers no hay personas, sólo hay coches. Estos tienen unos faros que simulan ojos, y hablan y demuestran sentimientos como si fueran personas, dando un toque muy tierno al juego, aunque en ocasiones el efecto quede algo infantil.

Los otros coches nos propondrán aventuras, que si las llevamos a cabo, conseguiremos dinero con el que comprar muchas de las cosas disponibles en las diferentes tiendas que pueblan todos los mundos del juego.

A las carreras se accede desde los mundos principales a través de unas puertas que habrá que encontrar. Una vez que el jugador disputa una carrera en un circuito, luego puede volver a correr en el mismo directamente desde el garaje, sin tener que ir físicamente a la puerta del circuito.

Pero lo que importa son las carreras
Aunque se puede ganar dinero realizando las misiones que nos propongan los otros personajes del juego, lo más divertido sigue siendo jugar y ganar las carreras. Una vez que el jugador entra en un circuito, le esperan 11 rivales que no le van a poner las cosas fáciles.

No es que sean imposibles de batir, pero el principal lastre con el que tendrá que enfrentarse el jugador será la precariedad del vehículo con el que comienza la partida. No corre, no acelera, no se agarra al asfalto… es un completo trasto con el que costará incluso ganar las primeras carreras.

Pero eso cambiará cuando se comience a ganar dinero. Al principio las carreras reportan poco, pero las piezas son baratas. Con unas cuantas carreras ganadas se podrán mejorar las ruedas y el motor, lo más importante; y luego se podrá ganar más fácilmente las carreras.

Pero claro, a medida que se juega se irán desbloqueando nuevos circuitos más y más difíciles que exigirán de una inversión mayor en piezas para el coche. Algunos circuitos incluso exigirán piezas específicas y ciertamente muy extrañas, como dotar al coche de un casco para hacerlo navegar por fases acuáticas.

Gadgets, piezas, llámalos como quieras
A fin de cuentas, los accesorios para los vehículos son la salsa del juego, y lo que da nombre al mismo. Hay muchos, pero muchos muchísimos. Tantos que será muy difícil conseguirlos todos, aunque el coleccionismo puede ser otro de los puntos fuertes del juego.

Los elementos vitales ya se conocen, como motor o ruedas. Luego hay otros útiles para ciertas fases, como la transformación del coche en barco; y también otros prácticos como una hélice de helicóptero para hacer volar el coche.

Por otro lado están los accesorios inútiles pero muy bonitos. Desde la carcasa del propio coche (que tendrá un cierto efecto según su peso), hasta la decoración de la misma, pasando por carteles publicitarios que nos reportarán dinero, hasta luces de policía, diferentes cuentakilómetros, o diferentes clases de bocina.

Con ello, la configuración del vehículo es inmensa, y todos ellos se irán ganando en las carreras, o bien comprándolos en las muchas tiendas que hay repartidas por el juego. Por lo general, se podrá encontrar una tienda por cada mundo, y en cada una venderán un tipo de elemento diferente.

 g  r  á  f  i  c  o  s

Por desgracia, el aspecto que ofrece el juego es lo más pobre del mismo. No todo iba a ser perfecto, y aquí hay que reconocer que sus creadores no se han esmerado mucho. Todo exhala un ambiente pobre, limitado, como un quiero y no puedo que tiran en cierto modo el gran trabajo realizado en los demás aspectos.

Convendría hablar principalmente de 3 elementos: los coches, los niveles de aventura y las fases de conducción. Los coches, salvo por la ausencia de grandes elementos gráficos que los definan, son de lo mejor acabado en el juego.

Como se decía antes, los coches son caricaturas de coches reales. Podremos distinguir claramente marcas como Toyota o Mitsubishi, gracias a que algunos de sus coches aparecen en el juego. Son algo más pequeños y rechonchos, con un aire muy cómico; pero a la vez, bien terminados, y fácilmente identificables.

Los escenarios de aventura son grandes, muy grandes, pero en realidad están también muy vacíos. Hay muy pocos elementos en ellos, y el suelo tiene unas texturas muy pobres que convierten los paseos por estos lugares algo que con el tiempo puede llegar a cansar a la vista.

Los pocos elementos que hay son prácticamente planos, sin detalles importantes, y creados con unas texturas muy poco trabajadas. El hecho de que los escenarios sean grandes sólo hacen que tardemos más tiempo en llagar a donde queremos ir.

Los circuitos ya son otra cosa. Las texturas empleadas son igualmente pobres y escasas, pero el diseño de los mismos, aunque sin ser una maravilla, cumple con su cometido que es poner difícil las cosas al jugador, sin pasarse de la raya.

Habrá todo tipo de ambientes, desde carreras en un rancho, en una casa encantada, en unas ruinas, sobre el hielo, en la ciudad… mucha variedad para no cansar al jugador, y unas curvas muy bien planificadas para hacer que las carreras resulten atractivas, a la vez que desafiantes.

 s  o  n  i  d  o

El apartado sonoro, al igual que el gráfico, no sale nada bien parado. Empezando por las melodías, hay que mencionar que su composición deja mucho que desear. Temas bastante machacones y repetitivos que suenan de una manera algo pobre, y que pueden llegar a crispar la paciencia del jugador.

El lado positivo es que hay una melodía diferente por circuito, y son bastantes. Pero todas ellas son cansinas de oír. A la larga ni se les presta atención, pero hubiera potenciado mucho el juego poder disfrutar de unas melodías que aumentaran la tensión de las carreras.

Los efectos de sonido, aunque hay una gran cantidad de ellos, tampoco destacan especialmente por su calidad. Desde el sonido de los derrapes, hasta los choques, saltos y demás, hasta los sonidos que producirán los otros coches al hablarnos. También habrá sonidos específicos según la clase de suelo sobre la que se corra, pues no es lo mismo correr sobre asfalto, tierra, agua o hielo. De todos modos, y por su baja calidad, a veces da la impresión de que son los mismos.



 j u g a b i l i d a d

El punto crucial del juego: La diversión. Aunque el juego más divertido de toda la franquicia fue el primero, algo de esa jugabilidad sigue inalterada. Especialmente en lo que se refiere a las carreras.

Si comenzamos hablando de estas, hay que mencionar que Gadget Racers es ante todo, un juego arcade. Pero un arcade como los de antes, como los de la vieja escuela iniciada con el primer Ridge Racer. Es de esos juegos en los que es imprescindible forzar y controlar los derrapes.

Los derrapes se hacen pulsando freno durante un instante y luego pulsando de nuevo acelerador y una dirección. De esta manera se fuerza un derrape, cuya magnitud dependerá de las ruedas con las que vaya equipado el coche, así como de su motor.

El derrape es fácilmente controlable mediante la palanca de dirección, pudiéndolo hacer más abierto o más cerrado, según la intensidad de la curva. Esto quiere decir, que según la curva habrá que entrar ya derrapando en la misma si no se quiere uno empotrar contra la pared exterior de la curva. El resto dependerá de la velocidad y de las ruedas que lleve el vehículo.

Además, con un botón se puede hacer que el coche de un ligero pero importante salto. Importante a la hora de esquivar algunos elementos que pueda haber en el suelo, como troncos o escalones. También es posible levantar la parte delantera del coche tirando de la palanca de dirección hacia atrás. Evidentemente, los amantes de la simulación no encontrarán aquí su juego.

Por otro lado, y cambiando de tercio, hay que reconocer que otro de los aciertos que tiene el juego es la combinación perfecta entre dificultad y dinero. Es decir, a medida que se llega entre los 3 primeros en los circuitos se van ganando banderas, y con ellas se van desbloqueando nuevos circuitos más difíciles.

Estos nuevos circuitos exigen  piezas más caras, pero a la vez ofrecen premios más generosos que permiten al jugador comprar piezas nuevas para los nuevos circuitos. De este modo se completa un círculo vicioso muy bien calibrado que mantiene enganchado al jugador para conseguir nuevas piezas, para acceder a nuevos circuitos.

Pero todo esto ya estaba en anteriores entregas de la saga. La novedad principal es el modo aventura. Este modo, en cierto modo aporta algo nuevo al género, pero al final resulta algo aburrido, y tan sólo se usará para encontrar los nuevos circuitos en los que correr.

Una vez encontrados, desde el garaje se puede ir a ellos, por lo que casi no se usará el modo aventura. Cierto es también, que en caso de cansarse de tanta carrera, las aventuras que ofrecen los otros coches que andan por ahí son una alternativa interesante, pero no tanto como podría ser en un juego de plataformas.

Por supuesto, la opción de cambiar hasta la última pieza del coche lo hace más divertido. Y aquí cada pieza cambiada se nota mucho en carrera (excepto las decorativas, claro), lo que resulta muy gratificante después de gastarse los ahorros en ella.


 Comparaciones: PlayStation 2 - Game Cube

Comparando las versiones de PS2 y de Game Cube prácticamente no hay diferencias. Salvo el control por los diferentes mandos de control, nada más puede apreciarse. Gráficamente son juegos idénticos, se juegan de la misma forma con el mismo sencillo control. Los dos juegos vienen con la misma buena traducción al castellano.



  c  o  n  c  l  u  s  i  ó  n

Gadget Racers es un buen juego, eso es indudable. Es divertido, y sobre todo es largo gracias al montón de circuitos que dispone y al modo aventura que lo alarga todavía más. Su control es sencillo y asequible, y lo de comprar piezas es un punto excelente que lo hace más apetecible.

Pero el aspecto de caricatura, su apariencia infantil, su limitadísimo acabado técnico lo hacen perder muchos enteros a la hora de evaluarlo. A fin cuentas, no se puede olvidar que hay alternativas dentro del mundo de la conducción que además de diversión ofrecen mucho de los demás.

Quizás sea una excelente opción para los jóvenes aprendices de piloto que quieran encontrar un juego sencillo pero con carisma. También es una buena elección para los que disfruten con el sentido del humor aplicado a coches graciosamente deformados, y para los amantes de los juegos de carreras arcade.

El resto de los jugadores quizás prefieran probarlo antes de decantarse, ya que las lagunas, al final se pagan. Y en no hay que olvidar que en Gadget Racers, hay muchos elementos que agradarán a algunos, pero que desagradarán a otros.


 l o  m e j o r

  • Comprar y vender piezas del coche
  • El sencillo control arcade
  • Algunos de los accesorios que se pueden montar en el coche
  • La dificultad de las carreras está muy bien ajustada
  • Poder disfrutar de las aventuras si nos cansamos de correr


 l o   p e o r

  • El apartado gráfico al completo resulta muy limitado
  • Las melodías se podrían haber mejorado con muy poco
  • Los niveles de aventura no acaban de resultar divertidos de explorar
  • El aspecto infantil puede desagradar a cierto tipo de público
7.5

Bueno

Cumple con las expectativas de lo que es un buen juego, tiene calidad y no presenta fallos graves, aunque le faltan elementos que podrían haberlo llevado a cotas más altas. Cómpralo sin miedo.