Un regreso por todo lo alto

Si pensaban los más fieles seguidores que el siguiente juego, basado en la archifamosa saga de películas y libros de Harry Potter, iba a tener que esperar hasta la próxima secuela, se equivocaba. Después de la Cámara Secreta, volvemos la vista a la Piedra Filosofal.

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Nadie sabe si ya entonces pensaban los desarrolladores o propietarios de los derechos en una maniobra comercial como la que ahora nos proponen, o simplemente pensaban que la cuota de mercado se ajustaba más a los usuarios de la 'pequeña' de la casa Sony. Lo cierto es que, aprovechando que estas navidades no habrá en nuestras pantallas secuela alguna del pequeño mago inventado por J.K. Rowling, los estudios Warthog se pusieron manos a la obra para ofrecernos un 'remake' de aquel titulo, esta vez adaptado a las prestaciones de una 128 bits.

La historia contada en este 'remake' es si cabe más respetuosa con la que se cuenta en la primera película de la saga. Comenzando por la introducción, bastante más larga y detallista en la que se nos rala de forma casi calcada a la película como el, aún bebé, Harry Potter es entregado por el gigante Rubeus Hagrid al profesor Albus Dumbledore y a la profesora McGonnagall, que se encargarán a su vez de entregarlo, junto con una carta, a la horrible familia de los Dursley, unos muggles (seres no mágicos) parientes de Harry, y que deberán encargarse de educarlo.

Un buen día, cuando Harry ya está preparado, una lechuza (y más tarde ciento) le hace llegar a Harry una carta en la que se solicita que acuda a la escuela Hogwarts de magia, debiendo coger para ello un tren en el anden 9 ¾ de la estación, que le llevará hasta allí sin problemas. A la llegada a la mansión de Hogwarts conocerá a Ron Weasley y Hermione Granger, sus inseparables amigos durante las aventuras que a partir de este momento le esperan.

Lo más llamativo sin duda es el trabajo realizado con algunas de las texturas en el juego, ya que a todas luces, parece innecesario centrarse demasiado en este aspecto tratándose de un juego en el que en ningún caso se busca el ultrareálismo, si no más bien una estética cercana a los dibujos animados - así lo certifican el modelado de los personajes, que aunque guardan un parecido más que suficiente con sus relativos de carne y hueso, distan mucho de buscar un parecido realista-.

Así, nos sorprenderán gratamente las texturas empleadas a la hora de simular la piedra, la hierba y la arena de los caminos, bastante más conseguidas que las de otros juegos que se auto-denominan de 'nueva generación'.

No significa esto que encontremos en el juego técnicas novedosas o tratamientos nunca vistos, pero el uso dinámico de la iluminación (aunque no resulte igual en todos los objetos, ni con todas las iluminaciones), o las sombras proyectadas de los personajes sobre el pavimento de Hogwarts, están a la altura de la mayoría de los últimos juegos.

Algunos defectos, como por ejemplo él hecho de que la cámara a veces sobre pase los límites establecidos para ella, enseñándonos los entresijos del modelado 3D del castillo, o de la propia cabeza de Harry, o el excesivo uso del sombreado sobre los rostros de los personajes (en ocasiones puede parecer que tienen la cara tiznada de hollín), no pueden desmerecer un buen trabajo como el realizado en esta entrega de las aventuras del niño mago más famoso del mundo.

En este apartado hay que hacer una mención especial a la impresionante forma en que se ha recreado en castillo de Hogwart, exponencialmente más realista de lo que se hizo con su versión PSone, y no solo por la calidad gráfica, si no por el diseño en sí del edificio. No nos cansaremos de mirar hacia arriba y comprobar como el estilo gótico que se respira en la película se ha respetado al máximo (rosetones en las fachadas, nervaduras en las bóvedas, etc.)

El único 'pero' a este respecto que se le puede poner es que en ocasiones dichos sonidos se cortan de forma demasiado rádical: un paso hacia delante y no escuchas el sonido de aquella cascada, un paso hacia atrás, y vuelves a escucharlo en todo su esplendor.

Las voces (y los textos en pantalla) están en perfecto castellano, y algo que en estos casos se agradece mucho: dobladas por los mismos actores que doblaron la película. Esto, lejos de ser algo trivial, nos ayuda a sentirnos más cercanos a la historia que se nos relata y adentrarnos más fácilmente en el universo Harry Potter.

Así, reconoceremos sin problemas las piezas musicales que ya nos dieron la bienvenida a Hogwarts en la gran pantalla. Incluso se ha respetado el formato cinematográfico por el que, cuando no sucede nada especial, solo percibiremos los sonidos ambientales (mientras paseamos, exploramos, o simplemente descansamos mientras echamos un vistazo a lo majestuoso del castillo), y cuando algo está a punto de suceder, o nos encontramos en plena acción, entonces entra de una manera más efectiva la música apropiada.

Con él recorreremos las estancias de Hogwarts con la intención de cumplir los encargos que se nos vayan haciendo en las distintas clases impartidas en esta majestuosa escuela de magia, como principal misión durante el juego. O quizá no, por que como sabemos, Harry y sus dos inseparables amigos (Ron y Hermoine) tienen cierta tendencia a salirse por la tangente y realizar ciertas misiones extraescolares.

También tendremos a nuestra disposición y en la torre Gríffindor (nuestro hogar, dentro del castillo) un tablón de anuncios en el que se nos irán encomendando la búsqueda de pequeños objetos. Todas las misiones oficiales se nos irán reseñando en nuestra 'recordadora', a la que accederemos a modo de menú principal, y en la que además se nos hará recuento de todo lo que vayamos haciendo y consiguiendo durante la partida.

Con el videojuego pasa algo similar. La historia que se cuenta es de una ingenuidad sin límites, y las misiones a realizar no ofrecerán un desafío a la inteligencia, ni la 'complejidad' del juego dejará sin habla a los adultos. Por ello, se convierte de partida en un juego orientado a los más pequeños de la casa, que sin duda disfrutarán de una manera más limpia las virtudes de este producto.

Esa fidelidad nos lleva a reconocer a todos (o casi todos) los personajes y escenarios con los que nos encontraremos, desde el propio castillo, hasta los exteriores, haciendo de éste un juego muy apto para la exploración, aprovechando alguno de los muchos momentos que se nos regalan entre misiones para esta práctica.

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Entre las cosas que nos incomodan del juego a la hora de jugarlo hay que señalar el enorme tiempo que le lleva a Harry hacer ciertas cosas como abrir puertas, cofres, y otra serie de movimientos que se podrían haber simplificado dada la cantidad de veces que los llevaremos a cabo durante una misma sesión de juego.

En su contra también juega el hecho de que cada video explicativo (por largo que sea) que se nos presente durante el desarrollo del juego, será imposible saltarlo, de tal manera que si fallas varias veces en una misión precedida por una de estas secuencias tendrás que escucharla una y otra vez hasta que logres superarla, toda una penitencia.

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