Rompecabezas caótico...

¿Os acordáis del Lego? Sí, ese juego de construcción con el que, aquellos que ya pasamos la veintena, y la treintena también, creábamos nuestros edificios para los Playmobil o simplemente construíamos barcos y coches con los que después jugar. Era un juego en el que, al contrario de lo que ocurre hoy en día, la libertad era absoluta, cada uno podía hacer lo que quisiera con él con el único escollo de su imaginación. Podíamos crear hoy una aventura de piratas con sus barcos, y mañana, ayudados de nuevo por nuestra imaginación, destruir estos galeones y crear con las mismas piezas un tiovivo o incluso un parque entero de atracciones en miniatura.

Si tu imaginación estaba bien ejercitada, jamás te aburrías con este juego. Como bien reza el refrán popular, 'Spain is Diferente', y en nuestro país, al contrario que en el resto del mundo, el juego de construcción que gozaba del favor popular era el Tente, similar al Lego, pero incompatible con este. Lego consiguió tal fama mundial, que en Dinamarca, país que vio nacer tan popular marca, existe en la actualidad incluso un parque de atracciones dedicado al mundo de Lego, Legoland, donde todo, absolutamente todo, está hecho con piezas de Lego.

Renovarse o morir...
¿Todo en esta vida cambia. Los niños cada día buscan juguetes más complejos, y el Lego exige demasiada imaginación para una generación a la que los expertos comienzan a denominar la Generación GameBoy. La generación GameBoy se caracteriza por su increíble capacidad de adaptación a las nuevas tecnologías, por su capacidad para desarrollar diferentes tareas al mismo tiempo (al igual que los ordenadores de hoy en día, los niños también son multitarea), pero también por su escasa capacidad de atención e imaginación.Conscientes de este cambio, los directivos de Lego pensaron que debían introducir cambios en un juguete que data de los años 80 para conseguir mantener su ritmo de ventas. Primero vinieron los muñecos de Lego, y después los Bionicle.

Es cierto que los Bionicle, estos híbridos entre máquina, robot y humano poco tienen que ver ya con el anciano Lego. Es más, se podría decir que incluso lo único que comparten es el sello de origen. Sin embargo, también es cierto que estos muñecos gozan de cierta popularidad mundial y que han conseguido que bastantes niños aparten, al menos durante unos minutos, sus manos de sus GameBoy y se dediquen a crear sus propias aventuras más allá de los estímulos que les pueda ofrecer un conjunto de pixels y texturas.
Aprovechándose de esta cierta popularidad de la franquicia, la gente de Lego, oliendo el negocio como buenos sabuesos del marketing, han sacado al mercado ya varios juegos para GameBoy Advance donde los Bionicle son sus protagonistas (juegos no caracterizados precisamente por su calidad), y un juego multiplataforma para todas las consolas de nueva generación que es el que ahora mismo tenemos entre manos.

Un repaso a la historia...
Pero vayamos por partes. Para muchos que han cumplido ya cierta edad les interesará la siguiente pregunta ¿Qué son exactamente los Bionicle?  Bionicle es la definición de un mundo. Un mundo, la isla de Mata Nui, donde viven los Matoran, unos personajes que fueron llevados a esta isla por su ser supremo, Mata Nui, el cual da nombre a la misma isla. Protegidos por su 'dios', los Matoran vivieron felizmente en su hogar hasta que Makuta, el hermano oscuro de Mata Nui intentó llevar la destrucción a su pequeña isla. Aquí es donde aparecen en escena los Toa, auténticos protagonistas del juego y superhéroes con el objetivo de restablecer el orden y la paz en la isla de Mata Nui. Los Toa llegaron a la playa de la isla en unos contenedores de los que salieron para volver las aguas a su cauce y devolver su pacífica vida a los Matoran.

No, no es un refrán, es el lenguaje al que nos tendremos que acostumbrar en el juego, un lenguaje con reminiscencias étnicas que nos volverá locos para llegar a comprender la trama argumental del mismo. Habrá momentos en los que nos perderemos detalles del juego por no saber si los malos son los Matoran, Makuta, Toa o Mata Nui. Por poner otro ejemplo, podemos decir que a cada zona en las que se divide el juego, en vez de llamarlo fase, o zona, lo llamarán Wahi (¡qué forma de volvernos locos!) Tal vez para los fans del mundo Bionicle de Lego sea más fácil comprender todo, pero para un servidor ha resultado un auténtico suplicio.

Bueno, como esto tampoco es un análisis semántico del lenguaje utilizado, volvamos al juego. Nosotros tomaremos el control de los seis Toa (superhéroes enviados por Mata Nui para restablecer la paz en su isla) en cada fase del juego. Cada Toa se caracteriza por poseer unas habilidades de acuerdo al entorno en el que se mueve, así por ejemplo Tahu se caracterizará por soportar muy bien las temperaturas y su fase será un pequeño tutorial de los movimientos básicos de nuestro Toa.

Kopata, nos propondrá deslizarnos colina abajo en unas fases que combinarán el snowboard con las plataformas, Gali se moverá en un entorno acuático siendo la única de los Toa que podrá nadar, la fase de Pohatu se basará en la resolución de sencillos puzzles.  Onua nos propondrá emular al mismísimo Indiana Jones montándonos en una inestable vagoneta en una mina abandonada y con Nuva surcaremos los cielos en una fase donde las plataformas y los saltos ajustados serán los auténticos protagonistas. En definitiva cada fase estará inspirada en un elemento: fuego, tierra, aire, agua. Una vez finalizadas las seis zonas habrá alguna sorpresa más en forma de fase jugable que añadirá algo más de duración a un juego de por sí ya bastante corto.

Está claro que este juego ha sido creado para un público básicamente infantil de entre seis y doce años, pero tanto diseñadores, como programadores, como directivos en general de las grandes compañías, deberían darse cuenta de una vez (salvo honrosas excepciones) que los niños también tienen un mínimo criterio de calidad y que no se les puede ofrecer un juego con una duración que no excede de la hora y media en el más extremo de los casos sólo por el hecho de ofrecer una jugosa licencia.

Licencia que llevará a más de uno de estos niños a comprarse el juego de cabeza para revivir las aventuras que llevan a cabo en su cabeza. Desde aquí queremos lanzar un grito: 'por favor, no más licencias desaprovechadas'. Sí, las fases son variadas y no permitirán que nos aburramos el poco tiempo que dura la experiencia, pero esto no es suficiente para que un juego se salve de la quema. Muchos pensarán en que a lo mejor la rejugabilidad del título de Lego es alta. Nada más lejos de la realidad.

En cada fase deberemos coger unos cristales que desbloquearán algunos extras tales como el trailer de la película de los Bionicle (esperemos que sea mejor que el juego), imágenes de bocetos del juego bastante curiosas o videos con juguetes de la franquicia de Lego. Para algunos (lo cual viene a decir que no todos querrán pasar por la experiencia de jugar de nuevo este título) esto supondría un pequeño aliciente para volver a repetir las fases, sin embargo, es tan sencillo que seguramente en nuestra primera partida ya hayamos desbloqueado todos o casi todos los extras que incluye el DVD. Triste, triste. Un juego que cuesta 60 euros en las tiendas no puede permitirse por tener una licencia de renombre ofrecer una duración inferior a la mayoría de las películas que nos encontramos en cartelera por poner un ejemplo.

Además, podrían haber aumentado la duración del juego aumentando la dificultad, pero ¿para qué? Cuanto antes se acaben los niños el juego antes irán a las tiendas a por otro nuevo ¿no? Eso es lo que pensarían los chicos de Argonaut a la hora de crear el juego, por eso añadieron al juego vidas infinitas, para que nadie, nadie se quede sin disfrutar de esta 'obra maestra' en su totalidad. ¿Niveles de dificultad para los niños más avispados? Mejor no preguntes por ello, la respuesta es negativa. ¿Es su corta duración el único fallo del juego de Bionicle? Pues no, por supuesto que no, y es que aunque las comparaciones dan asco, hay juegos cortos que son auténticas obras de arte como por ejemplo la saga Metal Gear (aunque su duración es bastante superior a la del juego de Bionicle). Pero vayamos por partes desglosando cada uno de los apartados del juego.

g  r  á  f  i  c  o  s
Gráficamente el juego se puede definir con una palabra: Simple. Los mapas no son excesivamente grandes y encima en ocasiones veremos como se crean (eso sí, no de repente sino con una bella transparencia) los escenarios al fondo. En pocas (o mejor dicho en ninguna) ocasión nos sorprenderemos con los 'bellos paisajes' que nos mostrará el juego. Vergonzoso para cualquier otra videoconsola de nueva generación e incomprensible en la que se supone que es la videoconsola más potente del momento. Además en algunas ocasiones sufriremos de alguna leve ralentización cuando el motor gráfico muestre más explosiones o transparencias de las justas. Estas ralentizaciones no afectan a la jugabilidad, pero empañan aún más el discreto trabajo gráfico realizado por la gente de Argonaut en este título. Las texturas por su parte son lo más simple que se ha visto desde la invención del chupachups.

Si comparamos las texturas de hierba de este juego con por ejemplo las texturas de hierba del Halo, condenaríamos a la más horrible de las torturas a los grafistas de Argonaut. ¿En qué estaban pensando al crear estos mundos tan simples? Los niños también saben distinguir (y más aún que los adultos si cabe) lo que es bello de lo que no lo es, y estos escenarios dejan en gran parte mucho que desear. Por su parte, el diseño de los personajes, al ser precisamente híbridos entre humanos o animales y robots, tampoco destaca por su espectacular modelado, aunque si bien, en este apartado tampoco podemos quejarnos ya que los Bionicle están bastante bien representados, que no animados.

Hablando de este último aspecto, las animaciones resultan hasta cómicas, muchas veces parece que a nuestro Toa se le va a desencajar la cintura al correr, y los enemigos, la verdad tampoco tienen una variedad de animaciones excesiva. Eso sí, lo que más nos sorprenderá gráficamente será la forma en la que el agua ha sido representado en la fase de la Toa Gali. Nos dará igual que nos digan que estamos bajo el agua o que estamos sobre él, ya que no notaremos diferencia. Por favor, señores de Argonaut, incluso el primer Tomb Raider de PSOne tenía una mejor representación del agua que su juego, esfuércense un poco la próxima.

En el apartado positivo se encuentran algunos efectos que animan un poco el pobre acabado gráfico: deformaciones en la distancia por el calor, algún filtro de borrosidad de imagen cuando alcanzamos altas velocidades,… Nada excesivamente destacable pero que por lo menos nos hace sorprendernos al ver que se han tomado la molestia de incluirlos dentro de un apartado gráfico tan malo en general.

j  u  g  a  b  i  l  i  d  a  d
Los controles del juego están pensado para niños, de ahí su sencillez. Con la A saltaremos y con la B lanzaremos un rayo de energía. Con la X activaremos un escudo de energía que nos protegerá de los ataques de nuestros enemigos a la vez que recuperaremos energía para lanzar más rayos de energía. La Y estará destinada a realizar algunos movimientos especiales con algunos Toa, como el planear en la última fase.

También podremos fijar objetivos o cambiarlos con los botones blanco y negro, pero el juego es tan sencillo que no nos hará falta utilizarlos.  Lo cierto es que la jugabilidad no es excesivamente mala, nuestro personaje se controlará bastante bien, aunque en más de una ocasión la cámara nos jugará malas pasadas y tendremos que moverla manualmente con el stick derecho para ver quién nos está atacando.  La cámara en ocasiones se volverá vaga y le costará girar para colocarse a nuestras espaldas. Cosas de los Toa suponemos, o de unos programadores bastante pésimos. Como ya hemos dicho, parte de la jugabilidad se basará en la diversidad de fases (que no en su originalidad), y la verdad es que por lo menos, durante lo poco que dura el juego, no nos aburriremos.

m  ú  s  i  c  a
He aquí uno de los apartados en los que destaca el juego. Músicas étnicas con tambores y cantos que animarán las fases. Tampoco pega mucho con un juego protagonizado por robots con forma humana, pero se lo perdonamos por eso de que son seres supremos. Uno de los puntos fuertes del juego que hará que el subwofer de tu equipo haga temblar el suelo y volver loca a la vecina. Una pena que no se vea acompañado por el resto del juego.

s  o  n  i  d  o     f  x
Todos los sonidos que acompañan al juego tienen también una calidad bastante destacable dentro del conjunto. El juego está lógicamente doblado y traducido al castellano para que los pequeños no se pierdan ni un detalle de la trama argumental, y lo cierto es que ya quisieran muchos juegos tener un doblaje como el de Bionicle. Unas voces bastante adecuadas y una interpretación correcta por parte de los actores de doblaje. Junto a este doblaje unos efectos de sonido que incluyen disparos y explosiones correctos y que son potenciados si se juega con la consola conectada a un buen equipo de sonido.

c  o  n  c  l  u  s  i  ó  n
Como ya hemos dicho, el gran problema de este juego no es su poco atractivo apartado gráfico, algunos fallos en la cámara del juego o sus aburridas fases, sino lo corto de su duración. En total 8 fases que no nos llevará más de una hora y media en el mejor de los casos completarlo. Y cuando acabemos ¿qué hacemos? Enviarlo a lo más profundo de nuestro cajón y olvidar con todas nuestras fuerzas que nos hemos gastado nuestro preciado dinero en él.

En definitiva, un juego más que se aprovecha de una licencia para intentar colocar algunas unidades en el mercado a ciertos incautos que se acerquen a él en las estanterías. Este juego es sólo apto para aquellos fans de Bruce Lee: Quest of the Dragon. Si eres fan de la franquicia Bionicle añade medio punto más a la nota, y si tienes más de doce años réstale un entero.

l  o    m  e  j  o  r