Imprescindible

Sin duda alguna, en la década de los ochenta las máquinas recreativas de SEGA marcaron un antes y un después en el terreno de los arcades. ¿Qué te parecería tener algunos de sus más significativos títulos en la palma de tus manos?

Como entradilla, la palabra "imprescindible", cuando se aplica en esto de los videojuegos, puede resultar a todas luces inadecuada, máxime cuando la objetividad en el mundo del software de entretenimiento suele siempre ponerse en tela de juicio, ya sea por una circunstancia u otra. Pero lo que nos hace llegar la siempre prolífica SEGA en el presente cartucho no tiene otro posible calificativo, y el por qué de tan contundente afirmación paso a explicarlo en los siguientes párrafos.

Retrocedamos algo en el tiempo... bastantes años para lo joven que es este medio, situándonos pues a mediados de los ochenta. En esta época estaba en pleno apogeo eso de ir al salón recreativo más cercano y echar alguna que otra monedilla para lucirnos en las máquinas de la temporada, algunas de ellas auténticas obras de arte del píxel que, en ciertos casos, permanencen en la memoria del fandom del mundillo por méritos propios. Compañías como Konami, Taito, Capcom o Sega se daban cita día a día en una épica lucha para ver quién revolucionaba el cotarro, el armagedón de la jugabilidad.

Pero centrémonos tan sólo en la última empresa citada, la siempre prolífica Sega. Si preguntamos a quien sea sobre los títulos que han prestado su gloria a la compañía, indudablemente saldrán a relucir nombres como AFTERBURNER, SPACE HARRIER, OUT RUN o HANG ON, todos ellos auténticos juegazos que han pasado a los anales de la historia, tanto por lo revolucionario del concepto como por su indómita calidad general. Pues ni más ni menos que estos cuatro bombazos de los ochenta son los que se incluyen en la circuitería de este increíble pack, un sólo cartucho listo para inundar la pantalla de GameBoy Advance del clásico sabor de antaño.

Dicho de otra forma, SPACE HARRIER no dejaba de ser un típico shooter. Nuestro héroe, avanzando de forma inexorable hacia el horizonte de la pantalla, volaba gracias a un jet pack a la par que masacraba enemigos a diestro y siniestro, con la posibilidad de también poder combatir al enemigo mientras corretea por el suelo. Las grandes novedades dentro de un género tan manido venían de la mano de la chocante conceptualización visual, en la que todo el juego era mostrado a través de una perspectiva en tercera persona protagonizada por encima de todo por un suavísimo y perfecto avance del escenario hacia nosotros.

Este juego, tal cual, supuso todo un avance en el género del shoot'em up, añadiendo lo que se podría llamar de forma metafórica como una "tercera dimensión", un loco sueño que nos hacía ver lo que sería, por llamarlo de alguna manera, un GALAXIAN tridimensional. Hay que mencionar que el prestigio ganado por Sega en el presente título quedaba fuera de toda duda, alabando propios y extraños la sorprendente y alucinante forma de plasmar una mecánica tan extraña en aquellos tiempos.

Y todo ello sin perder un ápice de jugabilidad, la cual en absoluto se ve mermada en los tiempos de hoy. No en vano SPACE HARRIER siempre ha sido un caballo ganador que ha tenido apariciones estelares en soportes ya tan peregrinos como Sega Saturn o 32X., por no mencionar la práctica invasión al resto de sistemas domésticos, gracias a las manos de los propios programadores de Sega, Nec o los británicos de Elite y Grandslam. Cierto es que, guste o no, SPACE HARRIER desprende leyenda, y el no haberlo incluido en este pack de estrellas sería imperdonable. Y no ya sólo por lo que supuso, sino por el hecho de que los minutos y minutos de entretenimiento que proporciona son del todo impagables.

Como juego, AFTERBURNER retomaba en cierto modo las premisas más básicas del anteriormente comentado SPACE HARRIER. Es decir, nuestra misión no era otra que disparar mientras avanzábamos nuevamente en un entorno que, gracias al impresionante uso del scalling, daba una sobrecogedora sensación de vértigo, velocidad y, sobre todo, tridimensionalidad. En esta ocasión, el protagonista absoluto era un caza F-14, presto para recorrer escenarios pobladísimos de enemigos de parecida índole.

No, en GBA no disponemos de cabina alguna, tampoco del fantástico mando analógico del arcade original. Pero sí tenemos en pantalla una notable conversión del mito de Sega, que se aprovecha fenomenalmente del hardware de la portátil para adaptar de forma extremadamente fiel la mecánica de la primera entrega de AFTERBURNER. Eso sí, es más espectacular, más contundente que SPACE HARRIER, pero también es más monótono y reiterativo en su contenido. Aún así, no deja de ser uno de esos juegos imprescindibles en toda ludoteca que se precie.

Por aquellos entonces, lo más parecido a conducir una motocicleta de verdad era "montarse" en HANG ON y doblarnos a tope en las curvas más cerradas. Al igual que AFTERBURNER, la experiencia de juego subía incontables enteros gracias al inigualable interfaz que hacía las veces de cabina. Aunque todo hay que decirlo, en GBA también podemos jugar subidos en una moto... ¿o no?

Si hay algo bueno en HANG ON es la total personificación de la jugabilidad. De hecho, la presente conversión es la del superior HANG ON, que incluía detalles como un fastuoso recorrido por diversos campeonatos continentales o el hecho de poder usar un potente turbo. Estos elementos hacían (y hacen) de SUPER HANG ON, junto con su portentosa jugabilidad y el impactante acabado técnico, como uno de los mejores juegos de carrera de toda la historia.

El paso del tiempo no ha hecho más que mejorarlo, como con los buenos vinos. Nuevamente, el scalling hace que los circuitos cobren vida propia, con un movimiento tan suave como convincente para la carrera, las elaboradas melodías también ponen a SUPER HANG ON a otro nivel, y la ya mencionada jugabilidad hacen de este título todo un imprescindible difícil de mejorar, algo que ni siquiera la última secuela de la saga, aparecida en la defenestrada Saturn, conseguía superar. Ni se acercaba, viéndolo objetivamente...

Por fin teníamos en un racing-game cierta sensación de estar circulando de verdad por una carretera, sorteando toda suerte de turismos, camiones y los propios elementos de la calzada. También podíamos elegir el camino de nuestra ruta, lo cual daba una importante variedad al desarrollo de nuestro vertiginoso paseo. Y por último, olvidándonos por un momento de la contundente jugabilidad y la mítica dificultad, la banda sonora.

OUT RUN nos daba a elegir entre tres pistas de música, a cual mejor. El hardware de la época reproducía unas melodías con una calidad sonora que hacía sonrojar a la mejor de las máquinas de la época. Sintonías como 'Passing Breeze', 'Splash Wave' o 'Magical Sound Shower', históricas cien por cien en esto de los videojuegos, son capaces de envolver al jugador y disfrutar de la partida con el mero hecho dejarse llevar por ellas... Y por fortuna, este apartado, al igual que en el resto de títulos de Sega Arcade Gallery, ha sido fielmente representado.

Qué más decir del que, para muchos, es el juego abanderado de Sega... Qué más decir del máximo exponente de la técnica scalling... Qué decir de un juego que, a día de hoy, sigue permaneciendo en la retina de los retro-gamers como uno de los arcades más impresionantes de todos los tiempos... Y esta vez, la capacidad de sorpresa no venía de la mano de carcasa/cabina alguna, sino de un torrente de calidad global que se salía de la escala, de una capacidad de dejar con la boca abierta al más escéptico de la que pocos, muy pocos juegos pueden presumir. Oro puro, amigos.

Hay que resaltar por encima de todo lo fieles que han sido en todo momento, tratándose prácticamente de conversiones al píxel, salvando las distancias en lo que a resoluciones de pantalla se refiere. Hasta el innovador efecto scalling con el que SPACE HARRIER revolucionó el campo de los videojuegos es francamente perfecto. Se ha utilizado una mezcla entre la técnica original y el modo 7 característico de la portátil de Nintendo, y... ¿qué se puede decir? Que el resultado es una verdadera gozada.

Con esto quiero decir que, como todo buen arcade recreativo, la jugabilidad que transmiten estos cuatro juegos es sobrecogedora. Son programas idóneos para echar un buen rato de diversión, en los que todo está medido hasta el más mínimo detalle para que la adicción no decaiga por mucho que pase el tiempo. No cabe duda de que los programadores de este pack han sabido exprimir el paso del tiempo en pos de presentar un calco de los originales en todos los aspectos, y esto se traduce sobre todo, virtuosismos técnicos aparte, en una durabilidad, en un entretenimiento y en una sensación de estar ante la esencia del videojuego como pocas veces veremos en Gameboy Advance. Al fin y al cabo, estamos hablando de... mitos.

  l  o    b  u  e n  o