No siento las piernas...

Fue uno de los más grandes. Dos visitas suyas al PC y pasó a la historia de los videojuegos. Pero ahora existe otro campo de batalla. Ésta se disputa frente a tu televisor, con tu consola Xbox. Prepárate para ser un "soldado de fortuna".

Aún recuerdo cuando por primera vez instalé en mi ordenador Soldier of Fortune. Me envolvió, me enganché a él, disfrute con su gore, su realismo, su armamento. Y como yo muchos otros. Raven, consciente de ello, preparó la maquinaria para afrontar el reto de crear una secuela digna, que se mereciese de nuevo los favores del pueblo. Sin embargo, la segunda entrega, que vio la luz en compatibles hace algo más de un año, pasó sin pena ni gloria entre la prensa y los usuarios. Un shooter más, nada enmarcable.

Con estos antecedentes, llega ahora a la consola de Microsoft, la más preparada tecnológicamente para disfrutar de portes de PC, la susodicha secuela del que fue, allá en el año 2000, un auténtico hype. Y si el año pasado este juego ya pasó sin pena ni gloria, ¿cómo va a levantar cabeza ahora, siendo una simple conversión del original?

Con estas simples consignas somos liberados en el campo de batalla, donde aparte de batirnos con durísimos enemigos, tendremos que llegar hasta el final de la sucia trama hasta desvelar todos los secretos de la compañía que nos paga. De esta forma, nos desenvolveremos en un total de 54 misiones que nos llevarán alrededor del globo terráqueo para hallar y sofocar la amenaza bio-terrorista. Praga, Colombia, Suiza, Hong Kong, Texas... serán algunos de nuestros destinos, aunque el turismo no será nuestro objetivo preferente.

Muchas de dichas misiones no son tales sino fases introductorias donde algún miembro de "The Shop" se encargará de encomendarnos cierta tarea y donde procederemos a armarnos, con el nutrido arsenal del que disponen estos guardianes del orden. A pesar de ello, el número de misiones es lo suficientemente extenso como para teneros entretenidos un buen número de horas sólo para terminar el modo historia. Y una vez terminado éste, tendremos a nuestra disposición el generador automático de mapas, donde podemos elegir tipo de misión que queremos jugar, el entorno en el que batirnos así como las armas disponibles, así como si queremos que exista un límite de tiempo. A lo que hay que añadir el juego en línea con Xbox Live, del que os hablaremos un poco más adelante.

Otro aspecto destacable es el ya conocido sistema GHOUL II, por el que los impactos que reciben nuestros enemigos en el cuerpo harán que este reaccione de una u otra forma, desde una muerte repentina hasta una cojera. 36 puntos de impacto distintos en el cuerpo enemigo. Aunque a la hora de la verdad, hay fallos destacables en el sistema. Puedes disparar con tu rifle de francotirador a la cabeza de un patrullero y ver como sigue en pie; o disparar con tu escopeta a bocajarro a la espalda de un enemigo y ver como mantiene su posición sin inmutarse, como si solo disparándolos de frente, como hacen los hombres, pudiesen matarlos las balas.

Comentario aparte merecen las animaciones de los enemigos tras expirar su último aliento. Quizás un tanto lentas y en algunos momentos irreales, como al disparar una ráfaga a dos metros de un enemigo y ver que muere lentamente, cayendo despacito sobre el suelo. Y como en la primera parte, se ha potenciado el aspecto gore, permitiendo desmembramientos, decapitaciones y ríos de espesa sangre fluyendo por el suelo. Para los padres y educadores preocupados por esto, hay una especie de control paternal que nos permite desactivar esta violencia explícita.

También es justo que hagamos mención a diversos efectos climáticos que son representados casi a la perfección, caso de la lluvia y la nieve. Verdaderamente, muy cercanos a la realidad. Sin embargo, SoF2 presenta gran cantidad de aspectos negativos que desentonan notoriamente y que se contraponen tristemente a la ejemplaridad de los efectos positivos.

Podemos empezar por una distancia de horizonte francamente pobre en la mayoría de los niveles, con un popping impropio para una máquina de la capacidad de Xbox. Junto a esto destaca la oscuridad reinante en gran parte de los escenarios, que además de restar visibilidad induce a un efecto un tanto feo en los oscuros horizontes y recovecos. Y completando el trío, unas caídas del framerate en ocasiones inexplicables y en otras explicables por el difuso trabajo realizado con el motor de partículas. Es romper un grupo de cajas y prácticamente sufrir un tironcito. Las caídas no son alarmantes, pero con el tiempo que han tenido para optimizar el juego en su paso a videoconsola sí que son reseñables.

También hay errores bastante graves en el motor de detección de impactos. Cómo se ha explicado antes, en diversas ocasiones hemos comprobado que tiros certeros no reciben respuesta por parte de los NPCs, los cuales ni se inmutan tras los impactos de bala. Sí a esto le añadimos un clipping que hace más aparición del que debería, con soldados que traspasan muros y puertas, unos modelos bastante cuadradotes y una animación facial bastante tibia, el resultado es un claroscuro, una mezcla de aspectos positivos y negativos. La visión global se ve por tanto empañada, y el resultado es un videojuego que no entra por la ojos, que se queda a medias, que no atrae al jugador experimentado.

El resto de efectos sonoros del videojuego son más discretos y van desde las voces en inglés, hasta los grillos cantando en la selva, la lluvia y la nieve cayendo sobre el suelo... Cumplen perfectamente a la hora de crear la ambientación necesaria en un juego de éstas características.

La variedad en las misiones es escasa; los objetivos son tan sencillos como encontrar una persona o cierta información y salir con ella de ahí antes de que acaben con nosotros. Hay intentos por introducir acción cooperativa y elementos de infiltración, pero no funcionan en absoluto. Existen también las ya clásicas misiones en las que ejerciendo de copiloto de un vehículo, bien sea tanque, camión o helicóptero, debemos ir protegiendo a golpe de ametralladora a todo aquel que ose enfrentarse a nosotros. Aunque en principio pueden entretener y añadir variedad, acaban haciéndose un tanto largas y tediosas, así como suponer un suplicio a tus manos si tienes activada la vibración del pad.

Si bien, como es habitual en los FPS, no existe un mapa para orientarnos, una brújula si hubiese sido de utilidad para guiarnos. Lo que tenemos pues es escenarios bastante grandes, en los cuales muchas veces no sabemos exactamente hacia donde ir y por donde nos podemos tirar vagando tontamente los ratos muertos. Ni que decir tiene que el sentimiento de frustración aparecerá en seguida. Y para rematar en algunos escenarios las salidas o caminos por los que debemos avanzar no son lo suficientemente perceptibles: escaleras demasiado altas y casi invisibles para el jugador, puertas y más puertas que no llevan a ningún sitio o bien no se abren,  trampillas de difícil localización...

La dificultad es elevada, incluso en el modo normal (existen 4 niveles distintos), pero ésta no deriva de la IA de los enemigos ni de sus avanzadas tácticas de combate, sino más bien de su rapidez de movimiento, su precisa puntería a la par que se están moviendo, así como a que casi siempre nos ven llegar y a que parten con posiciones ventajosas. Esto provoca en muchas ocasiones cierta desesperación, ya que habrá momentos claves que se te atrancarán, a pesar de saber que tras cierto árbol hay un miembro de la guerrilla escondido, o que tras abrir una puerta, dos soldados armados te estarán esperando. En estos casos, la máquina juega con ventaja.

En caso de que te descubran, que suele ser lo más común (y la mayoría de las veces sin que sepas porqué), un grupillo de enemigos irá a por ti, momento en el que haremos uso de la fuerza y de las armas más potentes para abrirnos camino. Son los mejores momentos, en los que prima la acción más cruenta. Aspecto que debería haberse exprimido al máximo y dejarse de la pseudo-acción sigilosa tan mal lograda que han querido implantar.

Además de la conexión entre consolas mediante red local, 12 jugadores podrán enfrentarse en línea gracias al servicio Xbox Live y disfrutar de los clásicos modos de juego: deathmatch y team deathmatch, capturar la bandera, eliminación y dos variantes del clásico capture the flag, llamadas Demolición (unos deben poner una bomba, otros evitar que la pongan) e  Infiltración (intentando robar un maletín a nuestros rivales). Nada nuevo en la viña del señor, pero ¡hay que ver lo que nos divertimos!

Y tu que estás sentado al otro lado del monitor, preguntándote si merece la pena adquirirlo, te diré que es el mismo SoF2 que pudiste probar en PC hace ya un año, que Xbox tiene shooters realmente buenos como Halo, Ghost Recon o Return to Castle Wolfenstein, y que los tendrá mejores, como Half-Life 2, Doom 3, Counter Strike y como no, el esperadísimo regreso del Jefe Maestro. Ahora, la decisión es tuya.

l  o    p  e  o  r