Una raza salvaje en una expansión mansa

"793. En este año terribles presagios aparecieron sobre Nortumbría, que asustaron profundamente a sus habitantes: hubo excepcionales relámpagos, y ardientes dragones fueron vistos volando en el aire. Una gran hambruna siguió justo después de estas señales; y poco después, en aquel mismo año, el ocho de junio, el acoso de los bárbaros destruyó de manera miserable la iglesia de Dios mediante el saqueo y la matanza."

Este es el primer testimonio que existe de una incursión vikinga fuera de los territorios escandinavos, tal y como quedó relatado en la "Crónica Anglosajona". Se refiere al ataque al monasterio de Lindisfarne, en el islote de Holy Island. Probablemente hubo otros antes, pero puede que quienes fueron testigos no vivieran para contarlo, o sencillamente no supieron explicar qué fue lo que se les vino encima.

Con esta expansión para Medieval: Total War, nos remontamos a esa época, en la que podremos dirigir el avance vikingo por las islas británicas, o bien defendernos de ellos como líder de alguna de las facciones inglesas. Y es que en esto precisamente consiste la expansión, en una nueva campaña que se suma a las tres que incluye el título originario. El objetivo único de la misma es la dominación completa del territorio, no podremos esta vez alcanzar la victoria mediante los llamados "logros gloriosos".

Podemos elegir entre ocho facciones con las que afrontar tal reto: escotos, galeses, irlandeses, mercios, nortumbrios, pictos, sajones y vikingos. Siendo ésta última la protagonista indiscutible del juego, dudo que haya alguien que no se dé la oportunidad de jugar con ellos. Y es que elegir a los vikingos es apostar por un modelo de juego expansionista desde el principio. Empiezan en unas tierras poco afortunadas desde el punto de vista económico que te hacen ir perdiendo dinero turno a turno. Prácticamente se te obliga a lanzarte a la conquista con tu primer movimiento, aunque las posibilidades de hacerte con unas cuantas provincias rápidamente son muy altas gracias a la envidiable capacidad ofensiva de algunas de las unidades vikingas.

Con esta campaña vienen la mayoría de novedades que encontramos en The Viking Invasion, y que son las que todos podéis suponer, o sea, nuevas unidades, nuevos edificios, o un remodelado mapa estratégico de las Islas Británicas, adaptado con respecto al que vimos en Medieval, tanto por el nuevo marco histórico como por la necesidad de que ellas solitas acojan una campaña entera. También es destacable la inclusión del aceite hirviendo y las flechas de fuego que podemos usar durante los asaltos.

Probablemente el cambio que más salte a la vista es la nueva pantalla que se nos presenta al inicio de cada batalla. Como viene siendo habitual, se nos dan las posibilidades de dirigir la batalla personalmente, confiar su resolución a la CPU, abandonar la provincia bajo ataque o retirar nuestras tropas a la fortaleza (si la poseemos). Pero además, nos ofrece información sobre cada una de nuestras unidades que intervendrán en la batalla, pudiendo modificar su disposición, así como sobre los refuerzos disponibles.

En ella también contaremos con información acerca de las fuerzas enemigas, si tenemos algún agente espiando para nosotros, con lo cual nos podremos hacer una idea bastante aproximada del potencial del otro bando. Junto a estos datos tendremos una pequeña ventana en la que se recorre, más o menos a vista de pájaro, el territorio sobre el que vamos a hacer correr la sangre, añadiendo información orográfica que puede resultar muy útil de cara al planteamiento estratégico, y es que, si es una zona densamente boscosa… ¿para qué nos va a servir tener muchas unidades de caballería? Pues las sustituimos desde esta pantalla por unidades de a pie que haya entre nuestros refuerzos y listo.

Por lo demás, todo sigue siendo igual. Tenemos un sistema económico con el que crecer tecnológicamente y crear y mantener tropas; un sistema político con el que trenzar o traicionar alianzas y mantener el orden interno; lo que podríamos denominar un sistema de subterfugios o espionaje, con el que obtener información o debilitar al enemigo desde la sombra y un disminuido sistema religioso, puesto que sólo existen dos credos: el católico y el pagano.

The Viking Invasión también trae algunos contenidos menores al margen de la nueva campaña, accesibles desde las que incluía Medieval, como son nuevas facciones jugables (aragoneses, húngaros y sicilianos) y unas pocas nuevas unidades que podrán ser desarrolladas por varios países.

Como veis, esta nueva expansión deja las bases de Medieval intactas, haciendo algunos cambios menores, centrándose en alargar la vida de la experiencia Total War mediante una nueva campaña. Es, en esencia, lo mismo que sucedió en su día con The Mongol Invasion para Shogun: Total War.

Las oportunidades perdidas, o anhelos frustrados, según se mire, que orbitaban alrededor de esta expansión han sido varios. En primer lugar, la posibilidad de jugar una campaña en modo multijugador se sigue resistiendo a convertirse en una realidad. El combate naval tampoco ha evolucionado, y se nos sigue mostrando únicamente el resultado de los encuentros marítimos. La posibilidad de intervenir en él de una manera tan directa como se hace en los combates terrestres hubiera sido, por sí sola, irresistible. Esta expansión se hubiera convertido entonces en un añadido absolutamente imprescindible para Medieval. Quizá sea pedir demasiado, no sé…

No nos podemos olvidar de otras carencias o desajustes que siguen presentes, como por ejemplo el hecho de que no podamos inclinar un poco más la cámara durante la batalla. A veces, sobre todo en terrenos escarpados, se hace difícil e incómodo lograr una perspectiva satisfactoria; sólo unos pocos grados más de inclinación bastarían. También nos encontramos con curiosidades tales como que un berserker de alto valor pueda encararse a un centenar de lanceros, matar a unos cuantos y poner en huida al resto él solito. Por muy berserker que sea, y por mucho valor que tenga, cien tíos son cien tíos… quiero decir que sigue sin haber un balance equilibrado entre tipo, número y valor de las unidades. Lo único bueno es que el berserker era de los míos.

Después de todo lo dicho, podemos concluir lo siguiente: The Viking Invasion es una expansión decente para un juego extraordinario, y eso no es decir poco, pero que hubiera sido todo un hit con más trabajo sobre ella (será que Rome: Total War le pisa los talones), quedando como un juego recomendable sólo para insaciables fans de Medieval.

Gráficos y Sonido

Los Total War se han distinguido por incluir buenos temas musicales, Medieval no fue una excepción, y esta expansión no se queda rezagada. Las nuevas composiciones siguen resultando agradables de oír y, lo que es más importante, muy apropiadas durante la partida, puesto que verdaderamente contribuyen a crear el ambiente de excitación que precede a la batalla, o el de agitación que la envuelve.

Sobre los efectos de sonido, pues nada que añadir a lo que se pudo escuchar en el título previo. Los clamores de la batalla siguen resultando convincentes, al igual que el blandir de los aceros o los disparos de flechas y el resto de efectos de sonido que, sin resultar espectaculares, resultan como mínimo adecuados.

En el apartado visual, ídem. Si hay alguna mejora sobre Medieval, debe haber sido muy leve, pues me ha pasado desapercibida. Pero ojo, que no quiero decir que los gráficos de Medieval pudieran ser muy mejorables. Ahora, como antes, los terrenos siguen presentándose como buenos y vistosos espacios sobre los que desarrollar una gran batalla. El diseño de los mismos consigue transmitir sensación de inmensidad, de distancia, de espacio. Puesto que no se trata de un juego de primeros planos, el uso de técnicas que podríamos considerar desfasadas, como el uso de sprites para las unidades y algunos elementos del mapa (por ejemplo los árboles), sigue siendo perfectamente válido. Es cierto que al acercar la cámara con el zoom las imperfecciones saltan a la vista, pero no es por el aspecto visual por el que programas como Medieval se convierten en grandes juegos.

Guión

Cuando en el siglo V las últimas legiones romanas abandonan las islas británicas, se van con ellas el orden y la autoridad. Se convierten entonces en un cúmulo de pequeños reinos con diferencias entre sí.

Pero una amenaza externa aparecería más tarde. Llegaban hasta la misma orilla de sus playas en barcos de poco calado y con forma de dragón, atacaban de forma súbita y fulminante, y se llevaban cuanto de valor encontraban a su paso. Eran los vikingos. Así acabaron con Lindisfarne, un éxito que les animó a seguir cometiendo tropelías durante largos años.

Y a ti te toca decidir quién quieres que domine las islas: los salvajes vikingos o uno de los reinos oriundos. Elige.

Jugabilidad

Como ya he dicho, pocos cambios en este aspecto. Los conocedores de Medieval sabrán entonces bien lo que les aguarda. En cualquier caso, describir las líneas maestras de la jugabilidad de The Viking Invasion no vendrá mal.

Tenemos dos ámbitos claramente diferenciados: el mapa estratégico y el de batalla. En el estratégico nos encargamos, mediante un sistema de turnos, de gestionar los recursos de nuestros territorios, sus edificaciones y progresos, las relaciones con nuestros vecinos (unas veces amistosas y otras traicioneras, según convenga), la producción de tropas y otras unidades y el despliegue de éstas sobre las diferentes provincias como si de casillas de un tablero de ajedrez se tratase. Digamos que desde este mapa estratégico podemos hacer prácticamente todo aquello en cuya resolución no pueda mediar el filo de una espada, salvo que se trate de un combate naval.

Las batallas pasan a desenvolverse en tiempo real (con pausa activa disponible) y en un entorno tridimensional, donde también la interfaz cambia para ofrecer las opciones pertinentes de formación, órdenes y petición de refuerzos que se hacen exclusivas de este mapa de batalla. Aquí la cámara es completamente manejable para buscar el mejor ángulo posible desde el que tener una buena visión de lo que acontece, pudiendo hacer zoom (también operable en el mapa estratégico), elevarla o acercarla al suelo , girarla e inclinarla. Y es esta última posibilidad la que sigue dando algunos quebraderos de cabeza a los jugadores pues, en terreno montañoso lograr una buena perspectiva puede resultar difícil.

Aunque a una expansión no se le puede pedir que renueve de forma drástica el título del que nace (no sería entonces una expansión), lo cierto es que la que nos ocupa no ha hecho el menor esfuerzo por llevar un pasito más allá a su saga. Ya os digo, es sólo darle más cuerda a Medieval, y hay quienes pedían un poco más.

Estrategia y Trucos

Todo cuanto aprendiste jugando a Medieval te puede servir para The Viking Invasion. Tan sólo es pertinente apuntar algunas diferencias o peculiaridades de la expansión. Para empezar, es importante atender a la pantalla previa a la batalla. La información que aporta sobre el terreno, tus unidades y las del enemigo, así como la posibilidad que te da de reorganizar tus tropas, pueden serte útiles para decidir qué bazas has de jugar.

Jugar con los vikingos no te deja más opción que la de empezar a conquistar nuevos territorios desde prácticamente el primer turno pues, os recuerdo, con esta facción empezamos perdiendo dinero cada año que pasa. Lánzate a por los territorios del sur. Allí hay algunas provincias que, si no son las mejores, sí resultan bastante golosas.

Otra buena opción es la de hacerse con el control del territorio de la actual Irlanda. Es una isla de pocas provincias, que deberían llevar pocos turnos conquistarlas y que proporcionan una buena fuente de recursos, sobre todo gracias al oro de Ulster. Además, pueden convertirse en una suerte de santuario inaccesible si sitúas tus naves en las zonas marítimas circundantes. Como es improbable que en un combate naval los vikingos resulten derrotados, puedes mantener el control sobre las provincias irlandeses sin ningún sobresalto.

La última cosa a tener en cuenta con esta expansión es que las provincias no empezarán a ser realmente productivas, en términos económicos, hasta que construyas granjas y desarrolles cultivos. El problema es que para crear granjas es necesario haber hecho previamente claros en los bosques, algo en lo que se invierte una fuerte suma de dinero y 16 turnos. No demores esto ni un momento, constrúyelos desde el principio.

Comparándolo con...

Me viene constantemente a la cabeza The Mongol Invasion. La concepción que en The Creative Assembly han tenido de una y otra expansión ha sido exactamente la misma: añadir fondo sin cambiar la forma. Para unos resultara bastante y para otros insuficiente. El caso es que The Viking Invasion es a Medieval lo mismo que The Mongol Invasion fue a Shogun.

Respecto al estado actual del género, pocos son los programas que lo abordan desde la óptica en la que lo hace la saga Total War. Quizá Legion, el juego creado por Slitherine Strategies para Paradox Entertainment, y algún otro que se me escape, comparta algunos puntos de vista con la saga que nos ocupa. Seguimos teniendo mucho a lo C&C o Warcraft, a lo Age of Empires, e incluso lleva ya un tiempo interesando el estilo Europa Universalis, pero no es mucho lo que circula del viejo estilo Centurion: Defender of Rome. Quizá la magnífica serie de juegos Total War colma el espacio que queda libre.

Lo que está bien

Más madera. Aunque lo añadido sólo sirva para conservar vivo el interés por Medieval, sin grandes cambios que celebrar, el hecho de que mantenga el nivel de calidad del original, ya es algo positivo.

Lo que no está tan bien

Algunas cosas han vuelto a quedarse en el tintero y otras no han sido pulidas. Los creadores no han querido ir más allá de ofrecer una nueva campaña.

Enlaces

Requerimientos del sistema

La configuración mínima según el fabricante se compone de un Pentium II a 350 Mhz o un AMD Athlon, 128 MB de RAM, CD-ROM 4x, 1,7 GB libres en el disco duro, tarjeta gráfica compatible con Direct3D de 16 MB de RAM, tarjeta de sonido compatible con DirecX 8.1 y Windows Media Player 6.4 o superior.

La recomendada eleva los requisitos a un procesador a 600 Mhz, CD-ROM 8x y tarjeta gráfica de 64 MB.

Por último, la ideal los sitúa en un procesador a 1.2 Ghz y 256 MB de RAM.