A golpe de stick...

Dos de los grandes enfrentados cara a cara. Japón versus Norteamérica (Canadá, para ser más explícitos). Oriente contra Occidente. Sega versus Electronic Arts. Dos de las grandes cara a cara. La eterna disyuntiva. ¿Dónde se gestan los mejores videojuegos? El enfrentamiento por alcanzar la mayor cota de mercado entre estos dos gigantes del entretenimiento ha alcanzado sus cotas máximas en los juegos deportivos. NHL 2K3 es la respuesta del país del sol naciente al reciente NHL 2003 de los canadienses de EA.

La pugna por sacar al mercado el mejor videojuego basado en un deporte con tan poca tradición y afición en nuestro país como es el Hockey sobre hielo puede traer a muchos al pairo. Y no debería ser así. Lo que se juegan estas dos compañías en tierras americanas, donde susodicho deporte alcanza sus máximas cotas tanto deportivas como en el terreno de los polígonos, es algo más que la honrilla. Sin embargo, esta competencia extrema no hace más que deparar beneficios a los que disfrutamos con los videojuegos en general. Que exista competitividad entre compañías hace que se esfuercen por programar cada día mejores videojuegos.

En la variedad está el gusto
La diversidad es la base de la diversión, sobre todo cuando de videojuegos deportivos se trata. Si bien echamos de menos un modo entrenamiento para los más inexpertos y/o desconocedores de este deporte, o la aparición de un modo desafíos donde se nos propongan pruebas que añadan más variedad al total del juego, la cantidad de modalidades de las que disponemos para divertirnos es más que notoria.

Desde el clásico partido rápido y el partido de exhibición, que es donde muy probablemente irán nuestros primeros minutos de juego para tener un contacto rápido con los controles, hasta los modos temporada, franquicia o playoffs. Asimismo podemos crear un torneo a nuestro gusto, eligiendo el número de partidos a disputar, los equipos, la dificultad y multitud de factores menores.

Y para los más acérrimos seguidores del deporte, también hace aparición el modo manager, donde podemos comerciar con jugadores y agentes libres, ver estadísticas, crear equipos de ensueño con los all-stars del campeonato, así como crear nuestro propio jugador. Para esto último se incluyen cantidad de opciones, desde los tipos faciales y capilares, pasando por el color de ojos, tipo de ropa, nacionalidad y factores más importantes como la fuerza, su temperamento en la pista y su agresividad, capacidad de liderazgo, flexibilidad, ansias de triunfo y un largo etcétera.


g  r  á  f  i  c  o  s
Sin menospreciar en absoluto el trabajo de programación realizado, podemos decir que los gráficos de NHL 2K3 no están a la altura. Y no es que el apartado gráfico sea malo, porque no lo es; pero sí que roza la normalidad, sin brillar en muchos aspectos, sin sorprendernos en los detalles y oscurecido por algunos defectos demasiado notorios. Quizás los jugones seamos ya demasiado exigentes, pero a una compañía del nivel de Sega, que siempre ha sobresalido por extraer al máximo el potencial gráfico (además del jugable) de todas y cada una de las videoconsolas con las que ha trabajado, hay que pedirle mucho más.

Empezando por la presentación general del juego, que peca de simplicidad y con un diseño de los menús poco atractivo. El acceso a la enorme cantidad de opciones jugables, estratégicas, las opciones del manager y demás se hacen a través de unos menús con un diseño poco seductor, con muchas letras y pocas imágenes, con colores demasiado oscuros. No es muy atrayente y un diseño más minimalista o en el que se potenciasen en mayor medida las imágenes, las fotografías de jugadores, campos o estadios habría venido bastante bien. Además, en un principio es bastante difícil perderse navegando entre ellos, pero te acostumbrarás tras unas cuantas partidas.

Si nos referimos al modelado de los jugadores, decir que dista de ser perfecto. Bien es cierto que en la realidad los jugadores van embutidos en unas cuantas capas de protección y de ropa, pero eso no evita que sean diferenciables a grandes rasgos. Aquí no. Todos los jugadores parecen realizados con el mismo molde, como si todos tuviesen la misma envergadura y volumen. Su diseño pues es bastante tosco, a lo que hay que añadir unos bordes dentados en el contorno de los jugadores que producen un efecto bastante feo. Debemos añadir que la representación facial de los jugadores no es perfecta, sino que deja bastante que desear. Sin embargo, como la mayoría de jugadores son desconocidos para nosotros es un problema menor.

Por suerte y para paliar tanta rudeza, las animaciones obtenidas gracias a las omnipresentes técnicas de motion capture son fantásticas, al igual que la física de los jugadores sobre el hielo. La cantidad y variedad de movimientos que presentan tanto los jugadores de campo como los porteros son dignos de mención, al igual que el grado de realismo del desplazamiento sobre el hielo o la coordinación de sus movimientos, que impedirá ejecutar acciones físicamente imposibles. Deslizamientos, carreras con sprint, caídas, controles del puck casi alrededor de todo el cuerpo, pases elevados y controles en el aire... todo con una realización notable, si bien no sobresaliente.

m  ú  s  i  c  a
Si descartamos la pista inicial que suena durante la presentación del juego y la propia de los menús, y que nos hartaremos de escuchar debido a la gran cantidad de tiempo que pasaremos navegando por ellos, la aparición de música es meramente testimonial. La que oiremos por la megafonía de la cancha, la que pone fin a los partidos y ya está. Bastante discreta.

s  o  n  i  d  o    f  x
Que el hockey sobre hielo sea un deporte popular en Norteamérica, pero bastante desconocido en Europa obliga a los desarrolladores a incluir comentarios originales para los partidos en inglés. Si el idioma no es una dificultad insalvable para ti, disfrutarás con los comentarios de Michael A. Carlucci y Danny Mann, tan desconocidos en nuestro país como Manolo Lama o Paco González en América. Si bien el número de comentarios es bastante elevado, se aprecian ciertos fallos en la continuidad de las oraciones y entonaciones, con las clásicas pausas antes o después de pronunciar el nombre de un jugador o un equipo. Demasiado obvio, por lo que se debería haber trabajado más para mejorar la fluidez.

El ruido ambiental de los partidos raya a bastante altura. Público que ánima al equipo de casa, algarabías tras los goles, un buen speaker anunciando los eventos que suceden en el partido... Una ambientación más que correcta para los enfrentamientos. En cuanto a los sonidos que salen de la pista de hielo, una gran recreación de los patines arañando el hielo, sobre todo cuando frenamos bruscamente, los golpes contra los cristales laterales de los estadios, caídas, golpes, cascos que chocan... Todo a la altura de un videojuego de última generación.

j  u  g  a  b  i  l  i  d  a  d
Una vez nos dispongamos a saltar a la cancha de hielo, podremos elegir entre cinco niveles de dificultad, desde el Amateur hasta el Hall of Fame. Los tres primeros niveles son bastante accesibles incluso para los neonatos en este deporte, por lo que sólo los dos últimos niveles de dificultad supondrán un verdadero reto para los buenos jugones. Y es que esta es una de las principales ventajas de NHL 2K3, es que permite a jugadores de todo tipo disfrutar desde el inicio con el juego. Si bien es fácil hacerse con el control, dominarlo completamente, al igual que marcar goles con facilidad, es una tarea titánica. Que sea fácil de manejar no significa que sea fácil ganar. Y es que podemos pasarnos dominando gran parte del partido sin conseguir un resultado favorable.

La estrategia lo es todo. ¿O no?
Si por algo destaca NHL 2K3, es por la multitud de opciones ajustables de las que dispone. Si eso no te preocupa demasiado, basta con que cambies todas las opciones a un modo automático, y así será la máquina la que se ocupe de los aspectos no jugables, haciendo del gameplay una experiencia bastante arcade. Pero si lo que te va es la simulación, elige las configuraciones manuales. La cantidad de opciones que podemos variar es enorme, pero enorme como en pocos juegos. La fatiga, la rigurosidad del árbitro, el tiempo de recuperación, la facilidad con la que se pitan las faltas, la predisposición de los jugadores para pelearse, la puntería, diversas habilidades ofensivas y defensivas...

Pero si algo destaca por encima de todo es la importancia de la estrategia. Y al igual que ocurría con el control, podemos permitir que sea la máquina quien se haga cargo de todos los factores estratégicos. Gracias a un gran trabajo de la IA, el juego se encargará de seleccionar la mejor estrategia posible cuando se dispute una falta cerca de la portería contraria, cuando contraatacemos, cuando nos contragolpeen, cuando tengamos superioridad numérica en la cancha, cuando vayamos perdiendo un partido que llega al final...

La importancia de los porteros
Si algo se ha tenido en cuenta en esta entrega de la saga de hockey de Sega, que ve por primera vez la luz en PS2, es la importancia del juego en equipo, pero sobre todo de los porteros. El juego en equipo, porque sin él es prácticamente imposible perforar la meta rival. A lo largo de cada partido tendréis un montón de unos contra uno frente al portero rival; pero marcarle un gol es una tarea de conjunto.

¿Y los golpes?
Y como en todo juego de hockey que se precie, las peleas están a la orden del día. Gracias a que podemos modificar tantos parámetros del juego, el número de apariciones de los combates varia según lo que seleccionemos. Podemos elegir que no haya nunca trifulcas o que hagan su aparición con mayor frecuencia, aunque enzarzarse en una escaramuza no es fácil. Su importancia en el juego es relativa, no es más que un pequeño respiro durante los partidos en el que podremos perder expulsado a nuestro jugador. Pero no esperéis, como es obvio, un Virtua Fighter. Podemos golpear a nuestro rival con los puños, zarandearlo o agacharnos para esquivar sus golpes. Un pasatiempo más sin el cual este deporte no sería lo que realmente es.

c  o  n  c  l  u  s  i  ó  n
Si tenemos en cuenta los factores jugables, la variedad de modos de juego, la cantidad de opciones personalizables y la sencillez con la que se han unido todos estos factores (a pesar de que los menús no sean visualmente amigables), tenemos un juego que roza lo sublime. Es sencillísimo ponerse a jugar, incluso para los que no tengan ni idea de hockey y sólo busquen diversión rápida. Es coger el pad y ponerse a disfrutar gracias a su sencillez de manejo, su estilo rápido e inteligente, la suavidad de las partidas y la ajustada jugabilidad.

l  o    m  e  j  o  r