El lujo hecho videojuego...

Capcom rinde tributo a todos los seguidores de los salones arcade y les propone que se lleven a sus casas una auténtica máquina con todas las de la Ley. Steel Battalion es sin duda uno de los juegos que más curiosidad ha levantado en los últimos tiempos, pues la apuesta que con él han realizado los creadores de Street Fighter no es precisamente pequeña.

El lanzamiento en Europa, y más concretamente en España, fue objeto de los rumores de los aficionados a este mundillo. Muchos pensaban que nadie se arriesgaría a distribuir en nuestro país un juego que, por precio y parque de consolas al que iba destinado, no parecía tener un mercado potencial demasiado grande. Y entonces, para sorpresa de muchos, entró en escena Microsoft y anunció que sería ella la encargada de traer a nuestros hogares la creación de los de Megaman, uno de los títulos que más expectación ha levantado en los foros xboxers durante los últimos tiempos. Conozcamos qué es lo que esconde la caja más grande con la que jamás ha salido a la venta un videojuego.

Hasta el más pequeño detalle ha sido tenido en cuenta por los grafistas de Capcom. Jugar a Steel Battalion es deleitarse con los casquillos que saldrán de las ranuras de nuestras armas, admirar las explosiones que los cañones de los Tanques Verticales causen en las filas contrarias, alucinar mientras nos dirigimos a toda máquina contra un TV enemigo, lo encuadramos con el punto de mira y lo volamos por los aires al vaciar toda nuestra artillería en su carrocería. Tekki es una obra maestra a nivel visual, calculada casi hasta el más mínimo detalle.

Decimos casi porque no hay nada perfecto, y el apartado gráfico de Steel Battalion no es una excepción. El popping, aunque bastante lejano, será el causante de que los edificios y construcciones aparezcan de sopetón a unos 500 metros de nuestra posición, por lo menos en determinadas posiciones. Los bordes de dientes de sierra también harán acto de presencia, aunque tan sólo será apreciable cuando utilicemos el zoom del que está provisto nuestro Tanque Vertical. Unas carencias puntuales que tan sólo se revelarán a los ojos del jugón crítico.

Una vez finalizada una misión podréis visonar mediante un completo abanico de ángulos de cámara vuestra evolución en la fase que acabéis de jugar. La verdad es que disfrutar del replay del combate desde una vista en tercera persona es una auténtica delicia, y gracias a ella podremos apreciar con total comodidad el gran número de detalles con el que se ha dotado el apartado gráfico. Por desgracia, no podremos controlar el juego de cámaras durante la repetición, como tampoco podremos hacerlo durante la partida en si. Detalles menores a los que no hay que dar la mayor importancia, sobre todo teniendo en cuenta el carácter de simulador de este título.

Por desgracia el juego no se ha doblado al castellano, por lo que las voces están en inglés, aunque siempre nos queda el consuelo de los subtítulos. Muchos pensarán que con el precio que vale este juego los de Capcom se podrían haber tomado la molestia -y el gasto- de doblarlo a nuestro idioma, pero en cualquier caso las voces son simplemente anecdóticas y para conocer los objetivos de las misiones tan sólo tendremos que echar un rápido vistazo al texto que ilustrará la pantalla de briefing.

El control se antoja tosco a las primeras de cambio pero que luego se descubre como una auténtica maravilla, una lección maestra de cómo se ha de recrear un sistema "real" en un videojuego. Ésto hace que jugar a la obra de Capcom también conocida como Tekki sea algo que cualquier jugón que se precie no debería dejar de pasar, aunque sea tan sólo echar una partida rápida en casa de un amigo antes de iros de marcha un sábado noche, tenéis que probarlo. En serio. Descubriréis un nuevo mundo de sensaciones nunca antes visitado.

Hay que tener en cuenta, sin embargo, que el sistema de físicas implementado en el motor del juego puede propiciar situaciones totalmente inesperadas por los jugadores noveles.Por ejemplo, si ponéis el tanque a toda velocidad y giráis bruscamente provocaréis que vuestro vehículo de con todo su peso en el suelo, provocando un impacto más que considerable. O cuando intentemos subir una cuesta especialmente empinada sin coger el suficiente impulso y nos encontremos con que la gravedad hará dar la vuelta al TV. Un ejemplo más del realismo con el que se ha tratado de plasmar el control de los Tanques Verticales.

Así, y aunque para poder mover el tanque no necesitaremos usar más que dos pedales, la palanca de cambio de marchas, los dos joysticks y poco más, lo cierto es que el gran número de botones que componen el panel de control de Steel Battalion esconden funcionalidades tan increíbles como la posibilidad de limpiar el objetivo de la cámara que permite al piloto -osease vosotros- ver lo que sucede en el campo de batalla o accionar un sistema integrado de primeros auxilios electrónicos que repara los desperfectos más superficiales producto de los ataques de la fuerzas enemigas.

Lo cierto es que en el caso de que efectivamente se hubieran implementado opciones online, Steel Battalion habría ganado muchos enteros, en el caso de que esas posibilidades de juego en red posibilitaran el juego en multijugador. En cualquier caso, habrá que conformarse con lo que efectivamente sí se ha incluido, que no es poco. Pero por pedir que no quede. Quién sabe, quizá en un hipotético Steel Battalion 2 nuestros sueños se hagan realidad.

Cuando abráis la caja os encontraréis cara a cara con un montón de tornillos y un mando desmontado en tres partes. Tranquilos, porque convertir esas piezas en el controlador de Tekki os llevará menos tiempo del que uno podría pensar tras desembalar su reluciente adquisición. Además, será en esos momentos cuando empezaréis a mirar detenidamente, primero con curiosidad y luego con asombro, el gran número de detalles que conforman el armatoste de control diseñado para producir unas sensaciones por él mismo.

Por ejemplo, podríamos destacar el acertado alto nivel de presión con el que se han cargado los pedales, potenciando así la sensación de que realmente estamos controlando un armatoste de varias toneladas. O la gran sensibilidad del controlador del punto de mira hubicado en lo más alto de la palanca derecha. O lo efectista que resulta que casi todos los botones cuenten con un led que nos avisa de cuando tenemos algún problema que requiere la pulsación del mismo.

El peso de los pedales previene que un mal movimiento de los pies de algún patoso puedan enviarlos a la otra punta de la habitación, con las consiguientes molestias. El recorrido de los susodichos es lo suficientemente largo como para que podamos ajustar tanto la velocidad como la apurada de frenada ejerciendo más o menos presión sobre ellos. Quizá hubiera sido más cómodo -sobre todo para los conductores- que el pedal del medio hubiera sido el escogido para frenar, pero ésto no tiene mayores problemas que el echar unas cuantas partidas y cambiar el chip.

Como ya hemos dicho, el mando también tiene sus puntos débiles, que no defectos. Puntos débiles totalmente comprensibles, pues en el caso de que se hubieran corregido o implementado, el coste de fabricación se habría disparado. No queremos ni pensar cuanto tendríamos que pagar entonces para hacernos con él...Lo principal es que no tiene vibración. Algo que os chocará, acostumbrados a los potentes motores del pad de Xbox y a la sensación que producen cuando se ponen a toda máquina. Otro punto es el - a nuestro entender - poco conseguido juego de la palanca de cambios, que os obligará a tener bien sujeto el mando si no queréis que se mueva cuando estáis cambiando de marcha.

Lo que no es en absoluto una pega, como se ha ido diciendo en algunos medios y foros de Internet, es el no disponer de una mesa para colocar el mando. Si es vuestro caso y no tenéis ningún sitio en el que poder ubicarlo, tranquilos. Situadlo sobre vuestro regazo y no tendréis mayores problemas para jugar con total libertad y comodidad.

Ojalá salgan en el futuro juegos que aprovechen el mando de este Steel Battalion y así convencer a los xboxers que no se atreven a invertir tanto dinero en un videojuego que debe su precio a un mando cuya funcionalidad está limitada a un sólo título. Para acabar, y a título personal, me gustaría hacer mía una frase de uno de mis compañeros de fatigas de esta publicación:"La guerra, sólo en los videojuegos". Y es que en títulos como Tekki uno se da verdaderamente cuenta de que toda la monstruosidad de ese fenómeno social que se llama guerra tan sólo tiene sentido cuando se le libera de toda la carga de violencia no virtual. Not in my name.

l  o    m  e  j  o  r

l  o    p  e  o  r