Prepárate para meter la marcha atrás.

La saga Toca ya lleva sus años dando guerra en las consolas de sobremesa. Eclipsada siempre por la otra joya de Codemasters, Colin Mc Rae, ahora da el salto a las portátiles con un título que para nada se acerca a la calidad de sus otras versiones.

Cuando el primer Toca salió a la venta para PSOne y PC, tanto la gente como la crítica lo calificó como uno de los simuladores de conducción de turismos más realistas que se han programado. Y ese calificativo no resultó gratuito, tanto realismo se traducía en una dificultad endiablada, pues había que conducir con mucho cuidado, tomando bien las curvas, frenando con tiempo suficiente, y en general todas las precauciones que hay que poner a la hora de correr en la realidad.

Después siguieron unos cuantos juegos más de la saga, tales como la segunda entrega o la tercera llamada World Touring. Así llegamos hasta nuestros días con Pro Race Driver, la última parte de la saga para las consolas de sobremesa. Todas ellas han continuado la tradición de ofrecer un simulador de carreras ultra realista, lo que ha gustado mucho a unos, y no tanto a otros.

La saga Toca se ha caracterizado por ser, desde sus primeras entregas, el simulador oficial del campeonato de carreras de turismos británico, aunque actualmente se haya ampliado a todo el mundo. Ello ha conllevado que el juego incorpore coches y circuitos auténticos, para mejorar el realismo que se ponía en la física de los vehículos.

Ahora la cosa era pasar el juego a una consola portátil, tal y como se ha hecho ya con otras sagas de conducción, como Colin McRae Rally, o V-Rally. Ambos juegos fueron bastante bien pasados en su día, e incluso el V-Rally se llevo un juego realmente impresionante a nivel gráfico para lo que una consola portátil puede hacer.

Pero Codemasters cedió la licencia a los chicos de SpellBound Interactive, y la verdad es que se les ha ido un poco la mano. Y un poco tirando a mucho, porque la principal premisa, el realismo, se ha ido de vacaciones en este pequeño cartucho.

Pero no sólo el realismo ha desaparecido de la física del juego, sino también de los coches, circuitos, gráficos en general, sonido… ¿y entonces que queda?. Pues básicamente queda un juego de carreras muy flojito, bastante aburrido, repetitivo y que tan sólo invita a probarlo y a dejarlo de lado.

Viendo el apartado gráfico que muestran otros juegos de carreras que también existen para la portátil de Nintendo, hay que reconocer que en principio el aquí exhibido tampoco es tan malo como pueda parecer.

De todos modos, ni es tan malo, ni es tan bueno. Para empezar hay que comentar que los circuitos no tienen elevaciones. Las carreras se desarrollan sobre una superficie completamente plana. Y aunque esto no es tan raro en Game Boy Advance, aquí el suelo está muy pixelado. Tanto que cuando se detiene el coche sobre la hierba, hace daño a la vista ver unos cuadrados de color tan grandes.

Los coches tampoco son ninguna maravilla. Texturas planas de escasa calidad, y poco parecido con las marcas reales que supuestamente representan. Además, su movimiento es muy brusco, con pocos cuadros de animación para los giros. Y por supuesto, la cosa se vuelve aún más evidente cuando el coche da un trompo y queda mirando hacia la cámara.

Por lo menos sí hay algún punto positivo. La velocidad es muy rápida, y el escenario se desplaza ante nosotros con una suavidad digna de mención. Es una lástima que luego esta velocidad perjudique al control, pero en el momento de arrancar, la sensación de estar ante un juego muy rápido se hace bastante agradable.

Los decorados no son gran cosa, pero al menos tienen algunos detalles a los lados creados con polígonos (no muchos, eso sí) que le dan vistosidad a los circuitos.

Y no es que el juego vaya sobrecargado. Tan solo 8 coches (el nuestro incluido) para carreras de turismos que en la realidad superan la veintena de coches en pista (al menos al principio hasta que se van estropeando). Y el juego ni siquiera permite una vista interior, como sería normal en cualquier simulador que se precie.

Los coches pueden sufrir daños a medida que reciben golpes en el transcurso de la carrera, tal y como lo muestra la pantalla de información que indica donde están localizados los daños. Y menos mal que aparece la mencionada pantalla, ya que en la estructura del coche no se apreciará nada. Cuando el coche no vaya muy bien, siempre se podrá entrar en boxes para que lo pongan a punto.

Las melodías de este juego se reducen a una única partitura que suena en los menús. Nuevamente se utiliza un tema de corte techno para amenizar las selecciones de carrera, coche y demás; y aunque la calidad deja bastante que desear, por lo menos no se hace demasiado pesada.

Los efectos de sonido siguen en la media del juego y además de ser escasos y monótonos como el sonido del motor, suenan con una calidad muy por debajo de lo que ya hemos escuchado en otros títulos de la misma plataforma.

El control, y por extensión la diversión, de este título de carreras es lo peor de todos los apartados. En cierto modo podemos entender que pasar el realismo de las carreras de turismos a una consola portátil es algo muy difícil de conseguir. Pero el resultado que aquí tenemos se aleja tanto de esa idea que da la impresión de que ni siquiera se ha intentado.

Es más, incluso aunque no se pareciera en nada a los mismos juegos de la saga para soportes más potentes, se podría haber intentando hacer un juego de carreras divertido, o jugable, aunque se eliminara el realismo; pero ni lo uno ni lo otro se puede encontrar en este cartucho.

El coche se conduce con la cruceta, mientras que con arriba y abajo se cambian las marchas en modo manual. Con A se acelera y con B se frena. El freno de mano recae en R y ya no hay nada más. De todos modos, casi todos los juegos de conducción tienen unos controles bastante simples.

Los problemas vienen a la hora de ponerse a jugar. La primera impresión que da el juego es de velocidad según arranca nuestro coche. El movimiento del circuito se ve muy suave, y puede dar la impresión inicial de que el juego esté bien hecho; pero al llegar a la primera curva, esa sensación se va por el desagüe.

Las curvas solo hay dos maneras de tomarlas al principio, o despacio, o por fuera de la pista. Es casi imposible frenar lo suficiente como para que no nos pasen todos los rivales, o quedarnos cortos con la frenada y salirnos por el exterior de la curva.

Con un poco de tiempo uno se va acostumbrando al difícil e impreciso control. Incluso se puede llegar a conseguir dominar un poco los coches, haciendo las curvas más o menos bien; pero entonces el juego se vuelve monótono. Todas las curvas son iguales, y todas las carreras más de lo mismo. Al final, todos los circuitos se acaban pareciendo.

Entre el momento inicial de desconcierto y el momento en el que se controla y se vuelve aburrido, existe un periodo de aprendizaje, que si se dispone de un poco de paciencia, puede hacer que el juego entretenga un poco. Pero desde luego es muy insuficiente para un título que aspira a divertir dentro del género automovilístico.

En cuanto a los modos de juego, existen 4 aunque no muy variados. Los 3 primeros son Carrera Rápida, Carrera Libre y Time Trial. Los 3 son bastante simples y bajo diferentes premisas proponen al jugador realizar una única carrera suelta. Después está el modo campeonato, un poco más largo, donde habrá que empezar desde 0, consiguiendo pasar la prueba de admisión de alguna compañía para luego correr para ellos y ganar el campeonato.

Al final, la única conclusión a la que se puede llegar es que es una pena que Codemasters haya tirado una licencia quizás no muy exitosa, pero si con su grupo de incondicionales. Aquí no hay nada que justifique su adquisición, y ni siquiera su prueba. Otro juego de coches más que pasará sin pena ni gloria por las estanterías, con el único punto a su favor del nombre que lleva. Y eso hoy en día, no es ni de lejos suficiente.

 l o   m e j o r