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The Elder Scrolls III: Morrowind

The Elder Scrolls III: Morrowind

Un RPG de lujo para tu Xbox...

Morrowind llega a Xbox dispuesto a acabar con la sequía de juegos de rol de calidad para consolas. Sus argumentos dejarán casi sin habla a todos aquellos que alguna vez se han aventurado a desvelar los entresijos de un mundo de fantasía que tan sólo existe en su imaginación.

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Morrowind llega a Xbox dispuesto a acabar con la sequía de juegos de rol de calidad  para consolas.  Sus argumentos dejarán casi sin habla a todos aquellos que alguna vez se han aventurado a desvelar los entresijos de un mundo de fantasía que tan sólo existe en su imaginación.

The Elder Scrolls III: Morrowind (Xbox)

Los juegos de rol no suelen prodigarse en el universo consolero tanto como les gustaría a los incontables fans que tiene este género. Los títulos que sí salen al mercado, generalmente, no acaban de convencer, ya sea por la escasa libertad que ofrecen al jugador, por un mediocre apartado técnico o, simplemente, porque no portan esa genialidad que parece reservada únicamente a los RPGs que aparecen para los ordenadores compatibles.

"Cada suceso está precedido por una profecía. Pero sin un héroe, el suceso jamás tiene lugar."
La historia nos pone en la piel de un convicto que debe pagar su deuda con la sociedad. Es por ello que tenemos que obedecer las órdenes de a quienes se ha confiado nuestra libertad. Pero como si de un tercer grado penitenciario se tratara, se nos permite campar casi a nuestras anchas por todo el mundo en el que nos encontramos, el mundo de Morrowind. Eso sí, desde el principio se nos darán unas directrices que deberemos seguir a rajatabla para que no acabemos con nuestros huesos en la fría prisión... o en el más allá, directamente.

En la secuencia de introducción se nos pondrá en antecedentes.
The Elder Scrolls III: Morrowind (Xbox)

Al igual que en todo buen juego de rol, al principio de la partida tendremos que tomar algunas decisiones que marcarán el devenir de la aventura. Al principio tendremos que elegir la raza de nuestro personaje, teniendo en cuenta las habilidades implícitas de cada una de ellas. Después llegará el turno de seleccionar la profesión, y en esta ocasión también deberemos fijarnos qué atributos se verán afectados dependiendo de la labor a la que nuestro héroe esté curtido. El período estelar en el que hayamos nacido alterará, a su vez, la capacidad de nuestro personaje, y también podremos escogerlo.

La elección de raza será un paso trascendental en vuestro porvenir en este juego.

Como veis, el abanico de configuración es tan amplio que podréis crearos el personaje que gustéis... incluida la posibilidad de seleccionar el sexo. Así, todos los que se embarquen en la apasionante aventura de Morrowind podrán elegir, además, si quieren ser una mujer o un hombre.

Cientos y cientos de espadas, cuchillos, lanzas, mazas, conjuros, armas mágicas, armaduras, vestimentas, joyas, gusanos, ladrones, comerciantes, asesinos, soldados, ratas, pájaros con mala uva, monedas, jarrones, libros, etcétera, etcétera y etcétera. Todo ésto y mucho más es lo que espera a los intrépidos aventureros que se arriesguen a descubrir los secretos de uno de los juegos más esperados por la comunidad de jugones de Xbox.

g  r  á  f  i  c  o  s
El apartado visual de este título ha sido tachado de inferior al visto en la versión para PC. Lo cierto es que las diferencias son bastante evidentes, sobre todo en resolución y definición de las texturas, pero no por ello se puede decir que Morrowind para Xbox sea un juego mediocre a nivel visual. Es más, si consideramos a nivel general todo el ingente trabajo realizado en este título, no podemos sino felicitar al los programadores de Bethesda Softworks por haber conseguido crear un engine capaz de gestionar tanto elemento gráfico.

Los objetos que podremos comprar se cuentan por cientos.
El mundo de Morrowind está repleto de bellos recodos en los que todo viajero puede hacer un alto.
El diseño arquitectónico de algunas construcciones de Morrowind es simplemente alucinante.

A pesar del ya remarcado trabajo de los responsables de The Elder Scroll 3, lo cierto es que se nota que a Xbox le cuesta gestionar tan ingente cantidad de gráficos, lo cuál es casi comprensible vista la magnitud y complejidad de los niveles de este juego. Xbox, nadie lo duda, es una máquina muy potente, pero su capacidad no es infinita, y menos su memoria, la cuál, como es lógico, es insuficiente para cargar de una sola vez el vasto mundo de Morrowind.

Al entrar en los edificios se producirá un pequeño parón a causa de la carga de datos.

Es por ello que durante la partida las cargas de datos serán continuas. La mayoría de ellas se irán realizando sin que nos demos cuenta, pero otras, las producidas por entrar en zonas nuevas, edificios o niveles, detendrán la acción durante unos pocos segundos. El único tiempo de carga reseñable es el producido al empezar una partida nueva o al continuar cuando nos hayan liquidado.

Las pantallas de carga se han utilizado sabiamente para introducir al jugador en algunos conceptos.

Entonces deberemos esperar durante más o menos 1 minuto hasta que la acción vuelva a dar comienzo. Pero bueno, como ya os hemos indicado, será tan sólo en momentos puntuales, así que esos infranqueables preludios no os agobiarán demasiado. Disfrutar de este maravilloso juego será la recompensa que espera a los que sean pacientes...

Perspectiva en tercera persona.

En todo momento, tanto en los exteriores como en los interiores de las habitaciones, será posible seleccionar el punto de vista mediante el cual vislumbrar la acción. Para ello, se han implementado dos cámaras: una subjetiva, como cualquier shot'em'up estilo Halo o Doom, y otra en tercera persona, mediante la cuál podremos observar los movimientos que realice nuestro personaje.

Perspectiva subjetiva.

Con ambas el jugador sentirá que su control es total, aunque es cierto que con la vista de tercera persona activada, en algunas ocasiones, los problemas por ángulos muertos o mala colocación de la cámara provocarán situaciones no deseadas.

Un ejemplo de ello es que, cuando un personaje amigo nos esté siguiendo, entremos en un edificio y salgamos de él, la cámara de juego se encontrará justo dentro del cuerpo de nuestro aliado, dando la sensación de que estamos explorando sus entrañas. Pero como ya os hemos explicado, esos problemas serán muy puntuales y durante la mayor parte del tiempo las cámaras no enturbiarán para nada vuestras experiencias con este The Elder Scroll: Morrowind.

En cada esquina podremos encontrar a un enemigo... o a un aliado.
Hasta el último detalle de los escenarios ha sido recreado.

Los gráficos son más que correctos, aunque cuentan con un montón de detalles que hacen que la impresión que se lleve el observador sea que éstos son muy buenos. Lo mejor es, sin duda, el diseño de los escenarios, los cuáles están perfectamente decorados. Además, podremos interactuar con la mayoría de los numerosísimos objetos que pueblan cada uno de sus recovecos, examinándolos o incluso recogiéndolos para posteriormente usarlos, venderlos, etc. Las posibilidades son casi ilimitadas.

El agua, tan bella como imperturbable.

El agua, aunque tiene un aspecto alucinante, reaccionará de manera muy limitada ante nuestra presencia. Los chapoteos serán inexistentes y por toda respuesta ante nuestro cuerpo se producirán unas ondas de muy bella factura. Los reflejos son, a su vez, fantásticos, pero la sensación de estar contemplando una fotografía nos asaltará tan pronto como nos introduzcamos en ella. A pesar de todo, el resultado final es bastante meritorio y supera de largo al la implementación del líquido elemento presente en tantos y tantos otros juegos.

Los efectos climatológicos nos dejarán con la boca abierta.

Uno de los mayores aciertos a nivel gráfico de Morrowind es la espectacularidad con la que se han implementado los fenómenos atmosféricos. La lluvia, los truenos y relámpagos, las tormentas de arena... Cada una de las demostraciones del poder de la naturaleza ha sido perfectamente retratada por los de Bethesda Softworks, de forma que, cuando uno de esos fenómenos tenga lugar, nos sorprenderemos a nosotros mismos deleitándonos con cada gota de lluvia que caiga en el suelo, con el aire meciendo los estandartes de las tiendas o con cualquiera de los incontables detalles que se sucederán ante nuestros estupefactos ojos.

La noche más cerrada o el día más soleado se alternarán ante nuestros asombrados ojos.

A su vez, el paso de noche a día y de día a noche también ha sido magníficamente representado. Es más, la forma de hacerlo ha sido tan sutil y tan elegante que casi ni apreciaréis que se ha hecho de noche hasta que os deis cuenta que vuestro campo de visión ha disminuido drásticamente. Quedarse embelesado en cualquier punto de la geografía de Morrowind admirando un amanecer, un atardecer, un anochecer, o simplemente contemplar la maravillosa textura con la que se ha representado el cielo azul o la de la noche estrellada será una constante en las partidas de los buenos jugones que sepan apreciar los detalles de calidad.

Vuestro personaje portará con orgullo su mejor armadura y armas.

Cuando adquiramos en una tienda - o consigamos por medios más ilícitos - armas, armaduras o prendas de vestir y se las equipemos a nuestro héroe, éste variará su aspecto exterior, luciendo con orgullo cuantos objetos le hayamos colocado. Además, si por ejemplo liquidamos a un personaje cualquiera y le arrebatamos sus pertenencias, ropajes incluidos, contemplaremos, al completar nuestro botín, como el cadáver de nuestro otrora adversario se ha quedado en paños menores. Una gran forma de culminar nuestra victoria, por lo menos para los ladrones y asesinos. Los caballeros quizá lo encontrarán algo deshonroso.

En Morrowind no será inusual encontrarse con criaturas tan extrañas como ésta.

El contrapunto lo encontramos en las animaciones, las cuáles son más bruscas de lo que nos gustaría. Un ejemplo de ello se muestra cada vez que sorprendamos a un enemigo desprevenido, éste, al advertir nuestra presencia, girará sobre si mismo instantáneamente, dando una impresión muy poco realista. Las animaciones de los personajes humanoides tampoco llegan a convencernos, ni por su fluidez ni por la rigidez de sus movimientos.

m  ú  s  i  c  a
Lo único que se puede decir sobre la música es que es simplemente maravillosa. Parece extraída de la corte de un reino de la Edad Media, período temporal al que irremediablemente os veréis transportados al escuchar las primeras notas. De un ritmo acompasado que nunca parece estar fuera de lugar, las melodías de The Elder Scroll: Morrowind son una muestra más del buen hacer con el que los de Bethesda Softworks han sintetizado su obra. Sobresaliente. 

Un camino cualquiera puede encerrar más de un secreto.

s  o  n  i  d  o    f  x
Llegamos al apartado más controvertido del juego. Objetivamente, se podría decir que es uno de los que mejores de este título. Y es que cientos de personajes dotados de voces o unos efectos de sonido impresionantes - a destacar especialmente el de la lluvia y los truenos, los cuáles os pondrán los pelos de punta - no es algo que pueda encontrarse, por desgracia, en cada juego del catálogo de Xbox.

En los libros podremos encontrar valiosísima información.
Seleccionar la profesión de nuestro personajees una decisión muy personal.

Pero siempre hay una lectura algo más subjetiva, y en este caso ésta no es otra que el no poder estar satisfechos por un doblaje realizado íntegramente en la lengua anglosajona. Ésto, a decir verdad, no nos ha pillado demasiado por sorpresa, pues por desgracia no es la primera vez que los responsables de un título desestiman el traducirlo para cada país en el que éste sale a la venta - ni aunque éste tenga una lengua que comparten decenas de millones de personas en todo el mundo, como es el castellano.

Textos y más textos... todos ellos en perfecto inglés.

Lo que nos ha molestado sobremanera es que ni tan siquiera los textos de pantalla estén traducidos a nuestro idioma. Pensad que en un juego de rol la importancia de enterarse de qué está pasando en ese momento o qué es lo que nos está explicando ese personaje con el que llevamos dialogando un buen rato.

Y por fin, nuestro personaje está acabado.

Es verdad que tanto en la escuela como en el instituto el inglés es materia obligatoria, pero discriminar a los que no han alcanzado un nivel determinado de la lengua anglosajona y eliminarlos del público potencial al cuál está destinado un producto es poco menos que arrojarse piedras sobre el propio tejado.

Ayudar a determinadas personas no nos costará demasiado y nos reportará algunos beneficios.

Dicho ésto, sería injusto no reconocer las virtudes de unos efectos de sonido cuya calidad acústica sobrepasa a un ya de por sí brillante apartado gráfico. Voces a un lado, más de uno considerará que algunos de los fx que atiborran el mundo de Morrowind son los mejores que nunca han oído en su Xbox, lo que dará a los que todavía no le hayan hincado el diente una idea de su tremenda calidad.



j  u  g  a  b  i  l  i  d  a  d
Suponemos que la mayoría de vosotros ya sabéis de lo que estamos hablando cuando nos referimos a que The Elder Scroll es un juego de rol. A diferencia de los títulos que se juegan sin ordenador ni consola, es decir, las típicas partidas con los amigos en las que uno hace de Master y los demás de intrépidos aventureros, en los que sí que se juega en formato electrónico el jugador suele estar restringido a una única historia o argumento. Además, la libertad de acción es comprensiblemente menor al estar las partidas "reales" únicamente limitadas por la imaginación del Master, la cuál, todo hay que decirlo, suele ser mucha.

Los mapas son muy útiles, sobre todo si no queréis acabar dando vueltas en círculos.
Los lugares a visitar son a cual más variopinto.

Así, no es difícil enumerar una gran cantidad de títulos que las grandes masas han considerado como RPGs con todas las de la ley mientras que las comunidades puristas de jugadores de rol no consideraban a los citados juegos como más que simples aventuras. Y es que cumplir con los requisitos que todo RPG ha de cumplir no es moco de pavo, y por ello la alegría de los fans del género al salir al mercado un nuevo juego que respeta las directrices marcadas es enorme.

El campo abierto cederá protagonismo a túneles y grutas en algunos momentos de la aventura.

The Elder Scroll: Morrowind, como ya hemos dicho, es un juego de rol con todas las de la ley. Su componente de libertad de acción es francamente respetable, y se traduce, entre otras cosas, en una gran interactividad con el entorno que nos rodea- pudiendo recoger casi cualquier objeto que podamos encontrar en él -, posibilidad de infringir la ley y ganarnos una reputación de maleante o, por el contrario, respetarla al máximo, ayudar a nuestros prójimos y así aumentar nuestra carisma y la admiración que los demás sientan por nosotros.

Algunos de los aldeanos acudirán a nosotros en busca de ayuda.

Una muestra de la susodicha libertad es la gran facilidad con la que podremos robar cosas. En las tiendas podréis equiparos con armas pagando su justo precio, pero si están a la vista también podéis cogerlas directamente, aunque al dependiente no le hará nada de gracia. Será entonces cuando vuestra reputación pague las consecuencias de vuestro delito y el dependiente proceda a atacaros.

Pedir consejo a los personajes que nos encontremos será una forma de solicitar ayuda.

Además, si hay un guardia presente, éste os dará la posibilidad de pagar la multa y devolver los objetos robados, rendiros y acompañarle a prisión o, por el contrario, rebelaros y enfrentaros al guardia a un fiero combate. Esta última opción sólo os la recomiendo si vais fuertemente armados, porque los recursos de los guardias no son para nada despreciables.

Detrás de cada puerta podréis encontrar la muerte. Salvar cada poco será una buena idea.

Si conseguís despistar al tendero o os dirigís a una estancia en la que no se encuentre nadie, podréis recoger cuantos objetos os vengan en gana, siempre teniendo en cuenta que el peso que podréis llegar a transportar no es ilimitado. El que si no te ven cometer una fechoría no haya delito es uno de los puntos que más favorablemente nos han llamado la atención. De esa forma, si nos introducimos en una casa en la que un apacible ciudadano nos haya acogido sin reserva alguna y acabamos con él sin que haya nadie más presente, podremos utilizar su hogar para nuestro uso y disfrute.

El mapa de una ciudad puede revelarnos los lugares que aún no hemos visitado.

Eso sí, no podremos hacer lo propio en las tiendas y comercios, pues al dar el primer golpe un significativo "Your crime has been reported" (Tu delito ha sido comunicado) nos pondrá sobre aviso de que a causa de nuestra actitud se ha puesto precio a nuestra cabeza. Un apunte: Tened especial cuidado en no revender a un comerciante los objetos que le habéis sustraído sin que se de cuenta, pues el efecto será el mismo como si los hubierais robado delante suyo.

Si queremos adquirir algún objeto deberemos dirigirnos a los comerciantes.

Por supuesto, el sistema de crimen y castigo no es del todo perfecto, y así lo demuestra una situación en la que nos vimos involucrados. Nos dirigimos a un comercio a comprar unas pociones, pero el vendedor se mostró reticente a hacer tratos con nosotros a menos de que nos desprendiéramos de una sustancia de sospechoso aspecto que habíamos conseguido tras arrebatársela a unos delincuentes.

En los botijos y demás receptáculos encontraremos objetos, aunque también podremos dejar algunos.

Así que introducimos la susodicha sustancia en un receptáculo de la misma tienda, teniendo especial cuidado en no tocar el resto de objetos del tendero que también se encontraban en él. Realizamos la transacción con el comerciante y, cuando nos disponíamos a irnos, recogemos la sustancia de la caja en la que la habíamos dejado. Pues bien, el ya conocido "Your crime has been reported" nos avisa de que el tendero se ha creído que le estábamos robando y ha actuado en consecuencia.

Un prisionero al que intentamos liberar acabó atacándonos. Una lástima... para él.

Es posible encontrar algunos errores en el peculiar sistema de justicia de este juego, o por lo menos en la Inteligencia Artificial exhibida por los personajes. En un momento del juego, y mientras intentábamos acabar con el captor que mantenía retenidos a varios personajes, golpeemos sin querer a uno de ellos intentando acabar con el carcelero, y automáticamente el prisionero empezó a atacarnos. El sistema de comportamiento se podría decir que es bastante primitivo, pues no nos pidió explicaciones ni consideró la posibilidad de que le hubiéramos atacado por encontrarse tan próximo al malo de turno.

Una puesta de sol en Morrowind...

Otro de los que consideramos como fallos en la estructura de este título es que nuestros adversarios no nos seguirán de pantalla en pantalla. Así, si salimos de un edificio en el que estábamos luchando con un enemigo, éste no saldrá detrás nuestro, sino que se quedará esperando a que regresemos... en el caso de que decidamos hacerlo.

Podremos interactuar con casi cada objeto que encontremos en casas, tiendas e incluso en el camino.

Además, ésto posibilita una estrategia, que no por cobarde deja de ser efectiva: atacar a un enemigo que esté en una habitación hasta que éste nos arrebate casi toda la energía. Cuando ésto suceda, abandonar la habitación y acampar en la otra para recuperarla. Volver al lugar dónde se encontraba nuestro enemigo y vuelta a empezar. Tan sencillo como efectivo y poco realista.

Hablar con cada uno de los personajes será de vital importancia.

Como en casi todo juego de rol, aquí la paciencia es la mayor de las virtudes. Invertir tiempo hablando con cuantos personajes os salgan al paso será poco menos que vital para enteraros de cuál es la situación en el mundo de Morrowind. Eso nos recuerda la falta de textos traducidos, pero si eso no es un problema para vosotros, deberíais dialogar lo más posible.

La información que obtengáis en las conversas será de gran importancia a la hora de averiguar cuál es el siguiente paso a dar en la aventura. En cualquier caso, no os penséis que os quedaréis mucho tiempo sin hacer nada, pues aunque no sepáis como continuar con la aventura principal no os será muy complicado encontrar otros quehaceres con los que ocupar vuestro tiempo.

Un ejemplo de ello serán las numerosísimas misiones secundarias en las que podremos embarcarnos y conseguir así jugosas recompensas o, como mínimo, el agradecimiento del personaje al que hayamos socorrido, agradecimiento que más de una vez se traducirá en una contraprestación que nos vendrá de perlas.

Cada uno de los carácteres os ofrecerá su punto de vista sobre los asuntos de Morrowind.
Comprar y vender es un arte que tendréis que aprender a marchas forzadas para hacer buenos negocios.
Para abrir determinadas puertas o cofres necesitaremos cultivar unas habilidades en concreto.

Si nos afiliamos a alguno de los distintos gremios, como el de guerreros, magos, etc. se nos irán encomendando tareas a realizar, y si las ejecutamos correctamente, recibiremos pagos en metálico, prestigio dentro de la asociación e incluso la posibilidad de recibir clases particulares con las que mejorar las habilidades de nuestro personaje impartidas por los maestros del gremio. ¿Quién da más?

Las indicaciones de los caminos nos serán de gran ayuda a la hora de orientarnos.

No serán pocas las veces en la que recibamos instrucciones del estilo "Sigue el caudal del río hasta que te encuentres con un puente. El puente está en el sudoeste del lugar al que has de dirigirte". Pero en otras ocasiones deberemos arriesgarnos a encontrarlo por nosotros mismos siguiendo las señales de los caminos, las cuáles, todo hay que decirlo, están muy bien posicionadas y nos servirán de gran ayuda para llegar a nuestro destino.

Para viajar podremos recurrir a los poderes de los magos del gremio.

Si no nos fiamos de nuestro sentido de la orientación siempre podemos adquirir mapas de viaje en las útiles librerías que encontraremos en cada pueblo o, directamente, delegar en alguien nuestro transporte hasta nuestro destino. Así, en el gremio de magos se ofrece teletransporte a muy bien de precio a las principales delegaciones del gremio en las poblaciones cercanas. De cualquier modo, mientras vayamos progresando en Morrowind encontraremos otros medios de desplazamiento, y usarlos o no dependerá de si vosotros lo consideráis o no apropiado.

Cada poblado es todo un hervidero en ebullición.

El control de nuestro aventurero es muy similar al de un juego de disparos en primera persona cualquiera. Con el stick izquierdo moveremos a nuestro personaje y con el derecho cambiaremos el punto de vista, lo que nos servirá, además de para localizar objetos situados en las habitaciones, edificios y paisaje, para apuntar en nuestros ataques y para seleccionar uno entre diferentes objetos. Si pulsamos el stick derecho cambiaremos el punto de vista, pasando a contemplar la acción desde una perspectiva en tercera persona o en visión subjetiva, dependiendo de la que tuviéramos activada.

En cualquier momento podremos acceder a este menú: tan sólo deberemos pulsar el botón de start.

Tanto con el botón select como con el botón B accederemos a los menús, en los cuáles podremos echar un vistazo tanto a los mapas a los que tengamos acceso como al inventario de armas y objetos o a las estadísticas de nuestro personaje: puntos de fuerza, inteligencia, agilidad, etc. Con el X desenfundaremos el arma que tengamos seleccionada en ese momento y con el A la utilizaremos.

Nuestro diario de viaje: un complemento indispensable.

El botón transparente de encima del Y nos servirá para consultar el diario en el que se irán anotando las principales anécdotas devengadas de la aventura, anécdotas muy útiles de cara a discernir qué es lo que tendremos que hacer a continuación. Con el botón oscuro indicaremos que queremos descansar.

En cualquier cama desocupada podremos pasar la noche.

Por regla general no es posible realizarlo en presencia de otros personajes ni en el frío suelo de una casa cualquiera, so pena de cometer un delito. Además, si hay un personaje cerca de una cama tampoco podremos utilizar la susodicha para poder echar una cabezadita. Eso sí, si nos introducimos en una tienda, por ejemplo, y vamos a la parte de atrás y descubrimos en ella una cama y en la misma estancia no hay nadie más, nada nos impedirá echarnos en ella para descansar durante unas horas. El descanso nos servirá para recuperar los puntos de nuestro personaje.

Si no vigilamos dónde pasamos la noche, podemos levantarnos de golpe y encontrarnos con una sorpresa

A más horas que durmamos más puntos recuperaremos. Hay que tener cuidado de dormir en la intemperie, pues es más que posible que una criatura de perversas intenciones de al traste con nuestro sueño y nos obligue a enfrentarnos a ella. Además, cada vez que nos acostemos la partida se grabará automáticamente, por lo que si el susodicho enemigo acaba con nosotros, tan sólo deberemos cargar el fichero para volver a enfrentarnos a ella. Como se puede guardar la partida en cualquier momento, no está de más hacerlo antes de emprender alguna acción mínimamente arriesgada. 

Nuestro personaje será capaz de nadar, e incluso bucear.

Las armas se irán gastando y cuando se les agote toda la energía ya no podrán ser usadas más. Si queréis evitar perderlas, tendréis que llevarlas a un maestro de armas para que os las repare por un módico precio. Por fortuna, la destreza ganada en el uso de cada una de ellas no se perderá, por lo que si os habituáis a luchar con una daga, vais ganando puntos en su uso, y perdéis la daga, si compráis otra daga seguiréis siendo igualmente virtuosos en su uso con esta otra arma, si es de su mismo tipo, claro está.

c  o  n  c  l  u  s  i  ó  n
Bethesda Softworks ha conseguido lo que parecía una utopía: crear un juego de rol de calidad indiscutible para una consola doméstica. The Elder Scroll: Morrowind quizá no sea un RPG perfecto, pero está tan cerca de la perfección como ningún otro título de rol visto en una máquina que no sea un PC ha estado nunca.

Habrá enemigos que nos ataquen de las más diversas formas.

Pero en su principal virtud, su gran fidelidad al género en el que está basado, puede estar su gran defecto - idioma aparte. A aquellos a los que los RPGs no les gusten ya pueden pasar de largo, porque éste es uno de los buenos. Pero claro, eso también se podía decir de Street Fighter 2 y a los que los juegos de lucha no les decían nada o a Super Mario World y a los que saltar de plataforma en plataforma les parecía algo totalmente infantil. Así que ya sabéis, si queréis disfrutar de rol del bueno y el inglés no es un problema para vosotros, Morrowind es vuestro juego. Y si nunca habéis probado un RPG y os apetece hacerlo en vuestra Xbox, mejor que éste no encontraréis otro. Palabra.

"A veces pienso que el mundo es tan hermoso que no seré capaz de resistirlo"


l  o    m  e  j  o  r

  • La increíble historia que relata.
  • El mundo de Morrowind, repleto de secretos y misterios que descubrir... y disfrutar.
  • La sensación de libertad que produce el poder interaccionar con casi todos los elementos presentes en pantalla.
  • Por fin un juego de rol de calidad para consola.
  • El apartado técnico, sin ser prodigioso, sí que es de calidad contrastada.

l  o    p  e  o  r

  • Ni doblado ni subtitulado al castellano.
  • Los tiempos de carga cada vez que se empieza una partida o se continúa una existente.
  • Que el idioma haga que muchos jugones se queden sin disfrutar de este maravilloso juegazo.
9

Excelente

Un título referente en su género, que destaca por encima de sus competidores y que disfrutarás de principio a fin, seguramente varias veces. Un juego destinado a convertirse en clásico con el paso de los años. Cómpralo sin pestañear.