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Actualidad

"Los juegos me incitaron a matar a mi amigo"

Esa es la frase con la que se ha defendido un joven de 13 años, acusado de matar a su amigo el pasado 5 de marzo mientras jugaban a los videojuegos.

Los hechos sucedieron el pasado 5 de marzo en DeSoto, una ciudad cercana a Dallas, cuando dos niños de 13 años íntimos amigos decidieron no acudir a la escuela como era habitual y dedicarse todo el día a disfrutar juntos de sus videojuegos favoritos. Lo que se suponía iba a ser un día especial acabó en tragedia.

Ese día, mientras estaban jugando, uno de los niños cogió la pistola de su madre y realizó dos disparos sobre su compañero de clase impactando en la cabeza y en el estómago del niño. El acto se realizó con absoluta firmeza y seguridad, ya que según la policía uno de los disparos se realizó casi a bocajarro.

El joven se ha defendido en el juicio que se está celebrando estos días alegando que los videojuegos le incitaron a disparar a su amigo. La justicia no obstante ha determinado, a través del correspondiente análisis, que el joven tenía total conciencia de las diferencias entre jugar a un videojuego y hacer lo mismo en la vida real. Así, no han dudado en calificar el acto como un asesinato, que puede llegar a ser sancionado con hasta 40 años de cárcel.

No obstante, la acusación realizada por el joven hacia los juegos no ha caído en saco roto, sobre todo porque ha venido potenciada por encontrar en el lugar de los hechos hasta 11 videojuegos de elevada violencia, según las autoridades, y cuyos nombres de momento se guardan como secreto de sumario, al igual que la identidad del asesino.

Es por ello que la Comisión Federal de Comercio ha iniciado un estudio que confirme la elevada violencia que se encuentra en los videojuegos, y la facilidad con que los jóvenes tienen acceso a estos contenidos. Todo ello basándose en un informe publicado el pasado diciembre en el que se confirmaba el descontrol por parte de las tiendas, al no controlar la relación entre la edad del comprador y la mínima establecida por las autoridades en el videojuego.

Sin embargo, para tranquilidad de los jugadores y aportando cordura a esta trágica situación, la familia de la víctima no ha querido caer en las provocaciones fáciles del joven homicida con los videojuegos, ni en el trato poco profesional que ha recibido la información por parte de algunos medios de comunicación, sino que ha impuesto una acusación particular contra la madre del joven por motivos más serios e importantes.

En la misma se asegura que la culpa no viene de unos simples videojuegos para divertir a los niños, sino de una madre irresponsable capaz de dejar un arma cargada en casa al acceso de un menor. Afortunadamente en este caso ha habido alguien que ha aportado cordura y sensatez en lugar de intentar culpar a la industria del entretenimiento electrónico.