Gaming Club
Regístrate
españaESPAÑAméxicoMÉXICOusaUSA
Wave Race Blue Storm

Wave Race Blue Storm

El Príncipe de las Mareas

Dicen que en la primera hornada de una consola normalmente los juegos que la conforman tienen una calidad más bien discreta. Títulos como Soul Calibur, Super Mario 64 o el mismísimo Halo han sido las contadas execpiones. ¿Será el caso también de este "Wave Race Blue Storm"?

Dicen que en la primera hornada de una consola normalmente los juegos que la conforman tienen una calidad más bien discreta. Títulos como Soul Calibur, Super Mario 64 o el mismísimo Halo han sido excepciones que no han hecho más que confirmar la regla. ¿Será el caso también de Wave Race Blue Storm?

Ampliar

Ya está aquí. Por fin tenemos entre nosotros a uno de los títulos que con más fuerza han sonado desde que a nuestros oídos llegará la noticia de que Nintendo estaba trabajando en una máquina que por aquel entonces se conocía como Dolphin. Mucho tiempo ha pasado desde que la consola de la gran N fue rebautizada con el nombre de GameCube, pero sus acuáticos inicios han dejado más frutos que los rios de tinta que se hicieron eco de los mil y un rumores de la primera 128 bits de la compañía japonesa.

Cuando la prensa empezó a especular qué títulos serían los que acompañarían a GameCube en su lanzamiento, los nombres que más sonaron en un primer momento fueron las secuelas de algunas de las series más carismáticas de Nintendo, como son Super Mario Bros., Donkey Kong o The Legend of Zelda. Nadie, o casi nadie, pensó en un primer momento en la secuela de ese arcade de motos de agua que tanto éxito de crítica y público había cosechado en Nintendo 64, que a su vez era la continuación de un cartucho para Game BoyWave Race 64 era el nombre con el que salió al mercado en la consola de 64 bits y lo cierto es que su nivel técnico, jugabilidad y carisma lo consagraron casi inmediatamente como uno de los mejores juegos del catálogo de la máquina de los creadores de Link y compañía.

Ampliar

Ahora, y corriendo en una consola mucho más potente, Wave Race vuelve a la carga. Con el añadido de la coletilla Blue Storm, el juego desarrollado en el seno de Nintendo ha cobrado una nueva dimensión. ¿Quieres saber qué es lo que trae bajo el brazo uno de los primeros juegos de GameCube?

g r á f i c o s
Aquellos que ya hayáis jugado a Wave Race 64 encontraréis bastante similitud entre el aspecto de aquél y del título que nos ocupa. Es cierto que más de uno esperaba un cambio revolucionario a nivel gráfico, y lo cierto es que  en cierta manera ese cambio se ha producido, pero quizá no de la forma que muchos la esperaban. Por supuesto, no es un apartado perfecto, pues aunque hay cosas sublimes, como la implementación del agua, lo cierto es que también hay otras cosas mejorables… Pero vayamos por partes.

Ampliar

Los menús, de preciosista diseño, efectista presentación e inmejorable realización son una auténtica joya que contribuyen enormemente a dejarnos un gran sabor de boca al navegar por ellos. Su diseño es francamente atrayente, y se asemeja en cierta manera a las páginas realizadas en Flash que cada vez son más populares en la red de redes. Eso sí, el toque Nintendo es inconfundible y la facilidad con la que uno puede moverse por ellos es digna de elogio. En cualquier momento y tan sólo pulsando en botón B podremos volver  hacia atrás, lo que siempre viene bien a los jugones que quieren investigar a fondo todo lo que ofrece su nuevo título antes de empezar una partida.

Las pantallas de carga de las pantallas, con el grabado del nombre de los niveles, es otra de las joyas que los genios de la compañía nipona nos tenían preparada. Una baldosa cubierta de agua con el citado grabado aparecerá en pantalla mientras se lleva a cago el procesamiento de la fase a la que vayamos a jugar a continuación. Diferentes efectos se irán sucediendo en la superficie de ese agua, con la particularidad de que nosotros podremos controlar esos cambios al menos en parte, consiguiéndose así un feedback pantalla-usuario bastante interesante y muy agradable visualmente.

Ampliar

No se podría hablar de los gráficos de este juego sin mencionar el agua que se han sacado de la manga los programadores de Nintendo. Tiene un aspecto tan increíble que cuesta imaginar que algo tan vivo, tan animado, pueda haberse introducido en el pequeño disco en el que se encuentra almacenado WRBS. Las texturas de las que ha sido provista el líquido elemento y, sobre todo, la forma con la que el agua interactúa con los pilotos y cada uno de los objetos que reposan sobre tan acuosa superficie son tan dignas de elogio como la más virtuosa de las animaciones que se hayan visto en título alguno.

Y es que la sensación de que una ola nos obligue a variar nuestra trayectoria impidiéndonos encaramarnos a rampas o, peor aún, consiguiendo saltarnos un punto de control que daría al traste con todos los turbos que hubiéramos obtenido hasta el momento. Pero claro, no todo iba a ser perfecto, y nos hemos encontrado aspectos que no nos han gustado tanto, como la implementación de la estela de nuestra moto, cuya representación, aunque quizá pasaría desapercibida en otros juegos, no está a la altura del nivel general de representación del agua. Como tampoco están a la altura del hard de GameCube algunas ralentizaciones y pop-ups de polígonos que ocurrirán con no demasiada frecuencia, por fortuna.

Ampliar

El conjunto de escenarios, un elemento importantísimo en todo título de carreras que se precie, es uno de los aspectos más cuidados de Wave Racer Blue Storm. Los hay de todas las formas, temáticas, longitudes y, por supuesto, dificultad. Además, a medida que vayáis superando los niveles de dificultad que se proponen en el modo principal de este juego, las condiciones climatológicas en cada uno de las fases irán variando, resultando pantallas semi-nuevas que variarán en algo más que en la forma de jugar.

Al hablar de los niveles sería imperdonable no comentar la infinidad de detalles de las que éstos están provistos. Tortugas gigantes, pancartas publicitarias, ballenas, delfines, pájaros, helicópteros, un montón de toques verdaderamente fascinantes que consiguen convertir a cada pantalla en un ecosistema único en el que el piloto de nuestra elección intervendrá de forma activa, pudiendo llegar a modificar incluso parte del paisaje de la zona en cuestión. Nota: atención especial al nivel de Aspen Lake. Deslizarse por esas aguas es una auténtica gozada.

Ampliar

En cuanto a los movimientos de los pilotos, encontramos dos vertientes. Los movimientos que podríamos catalogar como normales, es decir, los devengados del pilotaje del personaje en cuestión, y los que resultan de la realización de un truco determinado. Mientras que los primeros son de factura intachable, un gran número de los segundos pecan de estar realizados mediante una física irreal, consiguiéndose rotaciones y giros tan bruscos y veloces que uno  podría catalogar como fantásticos. Es cierto que hay algunos movimientos especiales de bastante meritoria implementación, pero otros tendrían que haberse retocado para estar en consonancia con el resto de aspectos que conforman el control. Mención aparte, por supuesto, las gotas que salpicarán virtualmente nuestro monitor cuando el personaje que estemos controlando no aterrice todo lo correctamente que cabría desear. Detalle 100% Made In Nintendo.

Una vez finalice cada carrera podremos admirar una repetición integral, repetición sobre la que no tendremos ningún tipo de control más que elegir el momento en el que dejar de vislumbrarla. Se echan de menos, además, los ángulos de cámara imposibles, primerísimos planos de los personajes, es decir, algunas de las florituras que suelen aparecer en los juegos de velocidad.

m ú s i c a
El apartado musical es una auténtica delicia para los oídos. Cada nivel tiene su propia canción que irá evolucionando acústicamente en consonancia a lo que vaya aconteciendo en nuestras pantallas. Las hay de todos los tipos e intensidades, y aunque todas cumplen perfectamente su cometido, quizá en determinados momentos se echa en falta algo más de pomposidad en las partituras.

Ampliar

s o n i d o  f  x
El sonido de los motores al calentar en los inicios de cada carrera, el fx producido por la carga del turbo con el que la velocidad de nuestra moto podrá aumentar hasta nuevos límites o, sobretodo, el golpear del casco de nuestro vehículo contra el agua son algunos de los ejemplos del gran nivel de este apartado. Además, un inspirado comentarista amenizará los prolegómenos de las competiciones, además de soltar oportunas frases en momentos puntuales de la acción, añadiendo así a las partidas un toque de retransmisión deportiva muy acorde con la temática de Wave Race Blue Storm.

j u g a b i l i d a d
El control, sin duda uno de los puntos clave en todo arcade que se precie, es bastante intuitivo. Como uno podría suponer, pilotar una moto de agua no es lo mismo que hacer lo propio con una de carretera o incluso que una de nieve. Las olas condicionan enormemente nuestra capacidad de maniobra, y más de una vez tendremos que desestimar realizar un giro demasiado brusco o, por el contrario, aumentar el ángulo de rotación en consecuencia del estado de la mar, lago o río en el que nos encontremos navegando.

Ampliar

Además, habrá que tener en cuenta una barra que aparecerá en la parte inferior derecha de nuestra pantalla y que representará el turbo que tengamos acumulado hasta el momento. La barra es limitada, y contri más repleta esté más rápido irá nuestra moto de agua. Además, cuando la palabra Turbo esté iluminada, lo que será indicativo de que el susodicho nivel de potencia está completo, podremos pulsar el botón X para una inyección de Gas Nitroso al más puro estilo The Fast and The Furious (A todo gas) que nos propulsará a una velocidad muy superior a la habitual.

¿Que qué hay que hacer para conseguir rellenar esa barra? Pues ni más ni menos que superar las boyas de control por el lado que éstas os indican, ya sabéis, superar las rojas por la derecha y las amarillas por la izquierda. Pero, ¡cuidado! Pues si os saltáis una perderéis todo el turbo que llevéis acumulado hasta el momento. Además, en la parte inferior izquierda hay un montón de boyas representadas. Por cada una que os saltéis se tachará una de esas boyas y cuando ya no os queden más... pues mucho me temo que vuestro periplo por ese nivel habrá concluido antes de tiempo. También finalizará la partida en el caso de que os salgáis de los límites del escenario y no volváis en el tiempo estipulado. Tendréis que ir con cuidado...

Ampliar

Muchas voces han tildado a Wave Race Blue Storm como un título mucho más complicado de manejar que su predecesor en Nintendo 64. Pues bien, después de jugar bastantes partidas mi opinión personal es que, aunque quizá sea cierto que el control ahora es un poco más exigente, en ningún momento la exasperación nos asaltará como consecuencia de no ser capaces de controlar nuestra moto tanto como nos gustaría. En ocasiones, eso sí, ya sea por inclemencias meteorológicas, por obstáculos que nos salgan al paso o por nuestros mismos rivales, conseguir llegar a la meta no será tarea fácil. Pero ya sabéis, con práctica y perseverancia dominar nuestro vehículo será algo mucho más llevadero.

Lo que es innegable es que la impresión que uno se lleva al echar unas partidas a este juego es que lo último que se les ha pasado por la cabeza a sus responsables es el de conferir un carácter de simulador a su nueva creación. Al igual que el juego visto en la 64 bits de la Gran N, el espíritu arcade es sin duda el gran protagonista de WRBS.  Uno de los mayores indicativos de ello, si no el más claro, es la IA de los personajes controlados por la CPU. Y es que en los campeonatos de menor categoría ir el último al empezar la postrera vuelta no será en absoluto un impedimento a la hora de hacernos la victoria final, pues con el adecuado uso de la barra de Turbo y una conducción agresiva alcanzar las primeras posiciones estará en nuestras manos.

Por supuesto, habrá que tener en cuenta las características del piloto que escojamos de entre los ocho posibles. Ryota Hayami y Ayumi Stewart son los dos ‘wave racers' más equilibrados de la plantilla, por lo que resultan idóneos para los jugadores que den sus primeros pasos en WRBS. Entre los 6 restantes, gracias al repartimiento de puntos entre habilidades como Velocidad, Aceleración, Control o Equilibrio, se encontrarán sin duda las elecciones de los pilotos más veteranos. La selección a realizar está directamente relacionada con el tipo de conducción que vamos a llevar a cabo. Si, por ejemplo, queremos a un piloto muy rápido, desdeñando la capacidad acrobática o la aceleración, escogeremos a David Mariner o a Rob Haywood. Pero si lo nuestro son las cabriolas son lo vuestro, Ricky Winterborn y Serena del Mar serán los pilotos a tener en cuenta.

Ampliar

Los principales modos de este Wave Race Blue Storm son los siguientes:

  • Championship: Participa en diferentes competiciones que te llevarán por todas y cada uno de los niveles presentes en este juego. A medida que vayas superando cada una de ellas las condiciones climatológicas variarán, por lo que la siguiente vez que corras en una pantalla en la que ya lo hayas hecho previamente, te encontrarás a que el tiempo ha variado sustanciosamente. Ni que decir tiene que tendrás que replantearte la estrategia a seguir en ese nivel. Superando competiciones, además, liberaréis nuevas pistas que podréis usar en el resto de modos.
  • Stunt Mode: Conseguir el máximo de puntos es el reto de todo participante del 'Stunt Mode'. Consiste en dar una vuelta a un circuito atravesando el máximo número de círculos posibles y ejecutando el mayor número de trucos que podamos. Contri más círculos atravesemos y más trucos realicemos una puntuación más alta alcanzaremos. ¿Fácil, no?
  • Time Attack:: Intenta superar el récord de un circuito determinado sin tener que enfrentarte a ningún rival. Los mejores tiempos se guardarán, si así lo deseáis, en vuestra Memory Card.
  • Multiplayer: Enfréntate hasta a tres colegas en un apasionante pique a dos bandas, ya sea en carrera de velocidad o en competición de trucos. En cualquiera de los dos la rivalidad - y la diversión - está más que asegurada.
  • Free Run: Recorre libremente cualquiera de los niveles disponibles sin preocuparte del tiempo o de contrincantes que te agobien con la presión. Además, la barra de turbo se irá cargando automáticamente sin necesidad de que tengamos que pasar por ningún check point.
  • Tutorial: Ejecuta los movimientos que te indica la CPU. Este modo va de perlas para aquellos que se están iniciando en WRBS y desean conocer algunos de los movimientos que se pueden realizar en este juegazo.
Ampliar

c o n c l u s i ó n
Lo  que hay que tener en cuenta a la hora de analizar este Wave Race Blue Storm es que se trata más bien de un remake que de una secuela. A pesar de todas las mejoras a nivel técnico, nuevos niveles y el más que notable lavado de cara que han sufrido todos los personajes, lo cierto es que el juego en sí es exactamente igual. ¿Es eso algo malo? Pues depende de lo que estéis buscando.

Si ya tenéis Wave Race 64 y lo que queréis es un juego completamente nuevo, este Wave Race Blue Storm no colmará vuestras expectativas porque, desde un punto de vista muy objetivo, es más de lo mismo. Pero si, en cambio, os da igual que la forma de jugar sea casi igual que el anterior, es más, lo preferís porque Wave Race 64 era uno de vuestros títulos favoritos del catálogo de Nintendo 64, no os sentiréis nada decepcionados. Y es que este WRBS es un auténtico juegazo que exhibe un nivel técnico muy superior a todo lo visto hasta la fecha en títulos de este tipo y que, sin duda, conseguirá ilusionar a los fans de GameCube. Wave Race Blue Storm no es tan sólo un aperitivo de lo que está por venir, sino que es por méritos propios un grandísimo juego. Que os quede claro.

Ampliar
Ampliar
Ampliar

l o  m e j o r

  • Que esté ya a la venta.
Ampliar

l o  p e o r

  • Que no lo tengas ya.
9

Excelente

Un título referente en su género, que destaca por encima de sus competidores y que disfrutarás de principio a fin, seguramente varias veces. Un juego destinado a convertirse en clásico con el paso de los años. Cómpralo sin pestañear.