ARX Fatalis (PC)

Cuando uno ha sido un buen aficionado al género del rol por ordenador bastantes años, no puede evitar mirar la situación actual con una perspectiva algo diferente con respecto a aquellos que se ha enganchado a este género a raíz de Baldur's Gate. Sin duda, es una bendición que los juegos de rol hayan experimentando una revitalización tan asombrosa, pero se ha hecho a costa de cambiar los cánones por los que discurrían los juegos más clásicos, desde Ultima Underwold hasta Lands of Lore, con la excepción de la saga Ultima claro. No serán pocos los que han echado de menos las sensaciones vívidas en estos juegos, a pesar de la enorme calidad que destilan los nuevos títulos, que, sin embargo, han optado por una perspectiva aérea más manejable pero algo menos inmersiva.

Para estos jugadores, y para cualquiera en general, ha nacido un juego que combina última tecnología con un marcado sabor añejo: Arx Fatalis, el proyecto de un estudio francés que ha llamado poderosamente la atención de todos los medios gracias a no sólo una realización técnica notable, sino a una concepción y un diseño realmente prometedor, que hace pensar en una aventura monojugador más completa de lo que han sabido ofrecer algunos de los mejores títulos actuales.

La historia discurre en un mundo sobre el que ha caído una inmensa desgracia, pues un día el sol se ocultó en el horizonte y no volvió a aparecer. Sin el astro, la superficie se enfrió rápidamente y todas las razas quedaron sumidas en tinieblas, condenadas a morir por el frío, a menos que se pusiera algún remedio. Como sólo pasa en las situaciones desesperadas, es en la necesidad donde se encuentran los pueblos para juntar sus recursos y sus fuerzas, y así fue como las tres grandes razas, enemigos acérrimos en mil batallas, comienzan a cooperar para construir las ciudades fortaleza, gigantescas edificaciones bajo tierra en donde las diferentes razas pueden habitar protegidas del frío. Lamentablemente, una vez terminados los trabajos en torno a las ciudades, se fue perdiendo gradualmente el sentimiento de unidad que se había forjado, empezando a aparecer guetos raciales y a aflorar la vena egoísta e individual de cada uno.

Cada ciudad es independiente y actúa como su propio estado, debido especialmente a la imposibilidad de comunicación entre ellas. Los viajes por la superficie son eventos extraordinarios, y sólo pueden ser realizados por unos equipos especiales, preparados exclusivamente para soportar las condiciones de la superficie. Huelga decir que estos viajes únicamente se producen por motivos extremadamente importantes, o por una gran cantidad de dinero.

Esta es sólo la ambientación general. La trama tiene un carácter más concreto, aunque de consecuencias globales. Una secta ha cometido el grave error de hacer un trato con un demonio llamado Akbaa, que les ha convencido de que él puede traer de nuevo el sol a la tierra, a cambio de dejarle entrar en el plano terrenal. Obviamente, Akbaa no tiene deseo alguno de traer de vuelta el sol (posiblemente ni sepa como puede hacerse), pero sí de pegarse un festín de sangre y almas a costa de los pobres mortales, empezando por los ilusos que pretenden que un demonio quede atado por simples e insulsas promesas.

El principio es algo desconcertante, ya que el protagonista aparece mágicamente de la nada, desnudo, con la memoria completamente borrada y atrapado en una celda goblin. Sólo escapando de ahí y avanzando en la aventura se podrá desvelar todos los porqués que acosan al jugador, mientras se abre paso por un agujero infestado de ratas y arañas gigantes. Previamente a esto, hay que crear un personaje usando una sencilla pantalla de selección. Se ha prescindido de clases, así que habrá que repartir los puntos entre atributos y habilidades según la idea que se tenga sobre el personaje con el que a uno le gustaría jugar. No es que sea la panacea, en lo que a creación de personajes se refiere, pero sí más que suficiente. Como nota, decir que no es posible crear personajes femeninos. Se desechó la opción por requerir nuevos diálogos, animaciones y cambiar algunos elementos de la historia, cosa que no era aceptable con el proyecto en la fase de desarrollo en la que se encontraba.

Como ya se ha mencionado, el juego es completamente en primera persona, con un sistema de control basado en el manejo de teclado y ratón. El combate se desarrolla en tiempo real, y hay armas para todos los gustos, desde cuerpo a cuerpo hasta de larga distancia. Al principio puede parecer un poco engorroso el tener un control tan directo del combate, más propio de un Jedi Knight que de un juego de rol, pero los controles son sencillos y es fácil coger la mecánica, por lo que pronto los combates ganan en diversión.

Desde el punto de vista técnico, hay que hablar de un título de bastantes quilates. Las texturas están realmente conseguidas, los modelos gozan de un acabado excelente, al igual que la animación. En cuanto a la ambientación, es un punto aparte. El sentimiento claustrofóbico y opresivo de habitar un mundo subterráneo sin luz propia es palpable y los efectos de luces cumplen su función a las mil maravillas para favorecer esa atmósfera. También destaca el cuidado que se ha impreso en la arquitectura de las construcciones como casas e iglesias, detalle que muchos estudios pasan por alto para ofrecernos estructuras imposibles e irreales, un flaco favor a la hora de potenciar el sentimiento de "realidad" buscado en un juego de estas características.

Otro aspecto destacable reside en el uso de la magia, que se enfoca desde un punto de vista muy original (bueno, no tanto, pues está tomado directamente de Black & White). Se basa en que, una vez activado el modo de magia, aparece una mano controlada por el ratón. Esa mano puede hacer dibujos en el aire, lo que se utiliza para trazar runas, que combinadas entre si, dan como resultado el hechizo que se quiere ejecutar. Cuanto mayor es el nivel del hechizo, mayor es la combinación de runas y más complicado resulta hacerlo. Esto puede plantear la duda sobre lo inteligente de incluir un sistema como ese, cuando puede traer muchos quebraderos de cabeza a la hora de combatir y necesitar del hechizo lo más rápido posible. La idea original, era que esto es lo que hacía divertido el sistema de magia, el querer lanzar un rayo y que saliera una manzana por haberse realizado mal el conjuro. Pero finalmente, ante las protestas recibidas por los seguidores del proyecto, se replantearon las cosas y se decidió dar la posibilidad de almacenar hasta tres hechizos, que pueden ser lanzados de forma más inmediata en el momento que se necesiten.

Como nota extra, en el mundo del rol de papel y lápiz, lo de que un fallo tenga una consecuencia añadida, se conoce como pifia, y su existencia ha sido una vieja polémica que incluso hoy perdura. Mientras unos defienden que se le da variedad y mejora la interpretación de los combates, hay otros que piensan que supone un anticlímax inaguantable.

Pero en donde Arx Fatalis verdaderamente destaca, es en el mimo y el cuidado que se está poniendo en dar al título una sensación de realismo, más allá de unos gráficos bien trabajados y una ambientación realista. Se trata de coger ese espíritu de libertad que siempre ha impregnado a los mejores títulos del género y llevarlo un paso por delante. Tratándose de una beta, resulta sorprendente encontrarse con pequeños detalles que, sin guardar relevancia con el argumento del juego, refuerzan de forma asombrosa la sensación de inmersión. Un ejemplo se puede encontrar en la reacción de los PNJs (Personajes No Jugadores) ante diferentes hechos, como, por ejemplo, ir desnudo, cosa que hará que las mujeres se alejen despavoridas (no, no es que seas muy feo, pero en la realidad también daría bastante miedo ver a una persona desnuda acercándote a toda prisa).

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Más aspectos interesantes sobre los PNJs, es que por ejemplo, para realizar muchas de las tareas, primarias o secundarias, que serán encomendadas, habrá bastante libertad a la hora de interactuar con los demás seres vivos y así conseguir los objetivos propuestos, de una u otra forma. En cierta escena, un obeso rey globin te impedirá pasar por sus territorios, a menos que le prepares... ¡una tarta!, así que, o se deshecha pasar por ahí, o se combate contra el rey y todos sus guardias, o se va en busca de los ingredientes necesarios para realizar la dichosa tarta y calmar así el apetito del monarca.

Hablando de cocina, el personaje necesitará comer (en este momento, los aficionados a Ultima se echan a temblar recordando sus experiencias con el Avatar & Company, cuando había que comer). Afortunadamente, al poco tiempo de jugar será posible aprender el hechizo de crear comida, con lo que no supondrá un serio dolor de cabeza. Para cocinar, se hace uso de una de las características más interesantes del juego, la de combinar de forma casi ilimitada la mayoría de los objetos que se encuentran.

Se puede coger una espada y rociarla con un frasco de veneno, obteniendo una espada de filo envenenado (cosa que también se puede hacer con las flechas, resultando mucho más efectivo). Armas, objetos comunes, hechizos... existe una enorme variedad de combinaciones, haciendo Arx Fatalis un título más interesante si cabe.

Como no podía ser de otra forma para un proyecto que empezó bebiendo directamente de una fuente como Ultima Underworld, se está hablando de un título que irradia rol puro por todos sus poros. Aunque, con el paso del tiempo, el estudio ha ido madurando el proyecto hasta que ha alcanzado aún identidad propia, honrando su fuente de inspiración, pero que aporta sobradas novedades como para pensar que está concepción clásica del rol tiene un hueco en el futuro, lo que supone un alivio para no pocos aficionados del género.

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