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Burnout (GameCube)

Uno de los éxitos de las navidades pasadas para PS2 ha puesto la directa a GameCube. Burnout promete choques dolorosos, velocidades de vértigo y horas de diversión; todo ello listo para el lanzamiento de la máquina en Europa.

Aunque crudos, los accidentes de tráfico también tienen sue encanto: coches que se funden en uno solo, incesantes lluvias de cristal, vehículos que colisionan al son de música dance... Y precisamente ese es el objetivo de Criterion Studios. Sacar el animal que llevamos dentro para correr por calles estrechas y pasar entre abundante tráfico sin miedo a provocar el mayor siniestro del siglo. Si esto sucede, siempre puedes admirarlo a cámara superlenta y deleitarte con unas imágenes que te estremecerán.

Criterion Studios: ganando prestigio

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Es posible que hasta hace algo más de tres meses, escasos usuarios reconocieran el nombre de Criterion Studios. Antes de este Burnout, habían desarrollado títulos de segunda división, como los endebles TrickStyle y Suzuki Alstare para Dreamcast, y el funesto Redline Racer para PC. Pero lo cierto es que en cuestión de poco tiempo su suerte ha cambiado.

Recuperando directamente de TrickStyle la visión futurista del mundo con Airblade, y mezclando lo mejor de las películas de persecuciones callejeras con el proyecto en clave "Reluciente Coche Rojo", estos chicos han podido salir del anonimato y convertirse en una apuesta sobre seguro por parte de Acclaim y Sony Computer Entertainment, empresas que se están encargando de distribuir sus producciones.

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Precisamente es éste último el título que nos ocupa. Consiguió hacerse un hueco entre el catálogo navideño de PlayStation 2, muy copioso por aquellas fechas, lo que impulsó a sus responsables a expandir horizontes, poniendo sus tentáculos en las dos plataformas de nueva generación que están por llegar: GameCube y Xbox.

Amos del asfalto

A bote pronto podríamos decir que BurnOut es una mezcolanza del cine de acción con los arcade de toda la vida. Recordando vagamente a la pésima película "Fast and Furious" de Rob Cohen, en este juego deberemos participar en carreras al margen de la ley, cruzando ciudades enteras y sorteando el tráfico rodado a toda costa. El objetivo a cumplir también se mantiene muy a la par con Metropolis Street Racer de Bizzare Creations. Aunque sin el sistema de Kudos, en Burnout se premia la temeridad del jugador, que debe hacer todo tipo de maniobras para salir de situaciones imposibles. Por tanto, cuanto más hagamos el "salvaje" por la carretera, más seremos recompensados.

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Esto se consigue conduciendo en dirección contraria, esquivando coches y driblándolos como si fueras un jugador de fútbol. Pero, ¿es realmente este el objetivo primordial? No exactamente. En el modo campeonato el usuario deber ganar, al inicio, tres carreras contra tres contrincantes -aunque al final suman un total de 16 circuitos. El tráfico, en este sentido, contribuye a complicar las cosas, pues los enemigos se comportan como auténticos profesionales. De todas formas en la obra de Criterion destaca la cantidad de coches que puede llegar a gestionar el motor del juego. En total se pueden dar cita hasta 300 bólidos -en un mismo trazado- que actúan como si de verdad estuvieras en una populosa ciudad; se detienen en los semáforos, ponen el intermitente al girar, respetan las señales de tráfico, ceden el paso cuando toca y por supuesto forman pequeños colapsos en la circulación en algunos momentos, lo que puede ser fatal si vamos a toda leche y no tenemos tiempo de virar.

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Una vez hayamos cogido el tranquillo al control, será cuestión de comenzar a hacer el gamberro por donde sea. Según lo vayamos cumpliendo, un medidor de adrenalina va anotando todos los puntos conseguidos, hasta que llegamos al límite y activamos un efecto denominado "Burnout" -de ahí el nombre del juego- que distorsiona la imagen -como en Extreme G3- y la velocidad de la partida alcanza cotas vertiginosas.

Más modos de juego para destapar su fúria

Los circuitos de Burnout están estructuradas en tres amplias zonas: Europa, Estados Unidos y Asia. Cada una tiene, por lo tanto, sus características, tanto en los decorados y el pavimento como en el estilo de los conductores. Pero aparte de este clásico modo Campeonato, en el que se debe pasar por una serie de checkpoints si queremos seguir vivos en la carrera, Burnout propone otras opciones bastante divertidas que son algo más que una mera excusa para vender.

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En el modo "Face off" -o duelo- debemos plantar cara a un contrincante a priori superior a nosotros, jugándonos en ello no solo el orgullo, sino nuestro preciado coche. Si ganas, adquirirás un nuevo vehículo con el que demostrar tus dotes al volante, mientras que si pierdes te arrebatarán tu objeto de culto más preciado, así que es recomendable afrontarlo con las ideas bien claras y muchas horas de juego en nuestras manos. En "Supervivencia" tenemos que hacer tres vueltas completas en un circuito sin rozar ni un solo vehículo; en esta opción no importa lo más mínimo la plaza que obtengamos mientras el coche esté tan pulcro como si acabara de salir del concesionario.

Además de estos dos, Burnout permite la posibilidad de partir la pantalla en dos para que otro jugador de carne y huesos participe en esta alocada carrera; así como un modo contrarreloj donde practicar todas las veces que sea posible. Os aseguramos que viene de perlas.

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Espectáculo doloroso

Las voces más críticas han achacado a los mejores simuladores la carencia total de un motor que genere en tiempo real todos los golpes que recibe la carrocería de los coches. Ahí están, por ejemplo, Sega GT, Metropolis Street Racer o el sublime Gran Turismo 3 A-Spec para demostrarlo. Pero Burnout pretende saciar la sed de todos los que echaron de menos esta opción.

La flexibilidad del engine permite todo tipo de alteraciones en cualquier parte del bólido, deformándose, por ejemplo, el capó cuando chocamos frontalmente, y provocando la ruptura casi total del parabrisas y de las ventanillas. Lo mejor de todo, no obstante, se deja ver cuando provocamos un accidente que posteriormente se reproduce desde una nueva perspectiva en cámara superlenta, donde la belleza gráfica se hace especialmente relevante. Incluso en medio de la acción el juego puede sufrir un parón para que el usuario se relame de gusto tras su último siniestro, viéndolo desde todos los ángulos posibles. Ángulos ausentes en la propia partida. Tan solo hay dos perspectivas, situadas desde el interior del coche -inmanejable- y desde la parte trasera -la más corriente- lo que limita bastante el campo de visibilidad.

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Y aunque el juego presente a simple vista un aspecto impecable, lo cual se acentúa con una tasa de frames muy estable y un refresco de 60 Hz, ciertamente los bordes de los cuerpos aparecen demasiado dentados por culpa de la ausencia del antialiasing. No se sabe seguro si la versión de GameCube lo llevará implementado, pero teniendo en cuenta que su lanzamiento se prevé para cinco meses después que el de PS2, es más que probable que así sea. El modelado de todos los vehículos también es un punto a favor, pues el environment mapping se hace patente amén de las luces y edificios que se reflejan en la carrocería. En las repeticiones, el juego de Acclaim hace uso del motion blur para arrastrar luces y hacer que todo en conjunto sea más espectacular.

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GameCube llegará estrellada

Estrellada en varios sentidos; Rogue Leader la llevará al espacio, pero será Burnout el que le haga ver las estrellas con sus choques a velocidades por encima de las que recomienda la Dirección General de Tráfico. Para regocijo de los que ansiaban poder disfrutar de un juego de coches puro y duro, aunque bastante arcade, Acclaim lo traerá a Europa justo el día del lanzamiento de GameCube, el 3 de mayo de 2002, fecha que seguro que muchos de vosotros ya tiene marcada con un círculo rojo en su calendario. Tan rojo como el "Reluciente Coche Rojo" de Criterion.

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Burnout

  • PS2
  • GC
  • XBX
  • Conducción
Arcade de conducción en el que los chicos de Criterion Studios se han propuesto trasladar al juego el ambiente y el frenesí que se vive en una persecución automovilística que se desarrolle en medio de una ciudad.
Carátula de Burnout
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