Aquí llegan los surfeadores G, ¿quieres ser uno de ellos?.

Está claro que innovar es un concepto que no resulta rentable. Siempre es mejor coger una buena idea que ha triunfado en el pasado y usarla para vender más a su costa y aprovechando su tirón. Pues con esta filosofía nos llega otro juego de naves antigravitatorias que compiten a velocidades de vértigo en entornos futuristas. ¿Os suena de algo?.

Ya desde que oímos el nombre del título: G-Surfers, nos viene a la cabeza la comparación con Extreme G. Y la verdad es que nos acercamos bastante. Desde luego, estos pilotos se dedican a competir a velocidades que los aplastan varias G (o fuerza de gravedad) contra el respaldo. Bueno, hasta aquí la parte científica del asunto, porque en el juego nosotros no vamos a sentir nada, o como mucho algunos mareos, porque las velocidades a las que pilotaremos aquí son de autentico infarto.

Y es que ese es el principal aliciente del juego, la velocidad máxima. Para haceros una comparación, es como s cogiéramos el Extreme G3 o el Wipeout Fusion y los comenzáramos a jugar en el último modo de velocidad. Así de rápido es este G-Surfers. Y la verdad es que tanta velocidad, sin curva de aprendizaje resulta algo un poco difícil de digerir.

Ya cuando empezamos la primera partida y aceleramos por primera vez, veremos como todo pasa ante nuestros ojos sin que podamos ver nada más que la pista y las otras naves. Todo va tan deprisa que puede resultar mareante, e incluso frustrante si no tienes experiencia previa en los juegos de alta velocidad como este.

Pero el juego realmente no se parece en mecánica a los anteriormente citados. Su máximo parecido lo tiene con F-Zero, el gran clásico de Nintendo que contó con una continuación en su máquiena de 64 bits. Aquí se trata de eso, de correr, básicamente sin armas, y con un turbo que casi no querremos pulsar, porque si ya a velocidades normales va como va, con el turbo se vuelve totalmente inmanejable.

Por lo demás, se conservan las principales características del mencionado título de Nintendo. Mucha velocidad, pistas relativamente largas y un gran número de naves competidoras (aunque no tantas como en F-Zero 64). Y como no, las típicas rayas amarillas en el suelo, y que si pasas sobre ellas aumentarán radicalmente tu velocidad.

Muchas curvas, giros, loopings, rizos, vueltas y lo mejor de todo: saltos. A veces el circuito estará cortado, y la nave saltará al vacío. Por supuesto la pista continúa un poco más allá, y hasta esa continuación tendremos que llegar para no caer al vacío. Cuando estemos en el aire, podremos hacer voluntariamente que la nave se mantenga unos segundos más antes de caer, o bien hacer que la nave se incline hacia delante, ganar velocidad y caer más rápidamente para ahorrar segundos.

Lamentablemente, aquí se termina lo bueno que atesora este juego. La jugabilidad está bien ajustada, pero no ofrece nada nuevo, y la alta velocidad hace que por momentos, y en los circuitos difíciles, sea realmente complicado jugar. Por otro lado, todos los aspectos técnicos se quedan a medio camino. No es que haya nada que sea especialmente malo, pero la ausencia de deseo por pulir el juego hasta unas cotas de calidad más aceptables, hacen de él un producto que parece más bien estar en fase beta.

Lo cierto es que cuando corremos y vemos pasar esos gráficos tan pobres (aunque vayan rápidos), y vemos lo brusco que se mueve la imagen a veces, sindtiendo lo frustrante que es realizar ciertas maniobras en ciertos momentos de la carrera, hace que una sensación general de frustración asome por detrás y nos impida ver este título con mejores ojos. Siempre decimos, que coger una buena idea para mejorarla, es algo positivo; pero lo que aquí tenemos es una copia demasiado evidente, y que por desgracia, no se mejora nada, más bien al contrario.

Una lastima que repercute en que al final tengamos un juego no malo, pero sí flojo en todos los aspectos. Y que se puede jugar, pero sin demasiadas ganas.

Este apartado la verdad es que no sale muy bien parado en el análisis. Volvemos a repetir que no es que sea malo, es solo que parece que no esté acabado debido a su simpleza. En términos generales, lo primero que salta a la vista es la impresionante velocidad que se coge en el juego, pero poco a poco, nos vamos dando cuenta que en parte, es para ocultar un acabado gráfico muy limitado.

Bien es cierto que cuando volamos a velocidades a las que no podemos ni respirar, no hay tiempo de pararse a contemplar el paisaje, pero es solo en las primeras partidas. Más adelante (o cuando pilota un amigo) se va percibiendo la sencillez que adorna todos los polígonos y todos los decorados por los que iremos pasando. Además, las propias naves, tanto la nuestra como las rivales, resultan bastante sosas, siendo el movimiento muy sencillo y limitado, y adoleciendo de efectos especiales destacables, como pudiera ser el fuego de los motores (muy simplón) o similares.

Las texturas que recubren los pocos polígonos que componen todas las cosas, son igual de sencillas que el resto del conjunto. Resultan sosas y carentes de detalles.

En cuanto a problemas técnicos, no se aprecia nada de popping, aunque esto es motivado por la ausencia de anti-aliasing, provocando los mal vistos dientes de sierra en el borde de los polígonos, o como se conoce técnicamente, jagging. Además, mientras corremos, da la impresión que la acción no se desarrolla tan suave como debería. No es que no se pueda jugar, pero la falta de suavidad, se hace patente después de jugar a sus competidores directos en la consola de Sony.

Para terminar, podemos mencionar la total ausencia de efectos gráficos especiales durante las carreras. Ni "Motion Blur"  ni nada de nada tendremos presente durante nuestras velocísimas carreras. Es una lástima que se desaproveche de esta mera todo el potencial de nuestra PS2. También mencionaremos la falta del selector de 60 Hz, pero la verdad es que si este juego fuera aun más rápido sería totalmente injugable.

Las músicas de este juego son de corte techno, como no podía ser de otro modo y para continuar la tradición de los juegos de conducción ultra rápida futuristas. Sin embargo, la calidad o variedad de las mismas brilla por su ausencia, y prácticamente solo las percibiremos en los menús, pues mientras se desarrolla la carrera, los efectos de sonido son tan ensordecedores que harán que las músicas pasen totalmente desapercibidos.

Aquí tenemos que hablar "del" sonido. La verdad es que lo que más oiremos durante las carreras será el motor de nuestra nave que casi oculta todo el resto del apartado sonoro. Aunque la verdad es que tampoco hay mucho más que destacar: los choques de las naves, el efecto de velocidad patente sobre todo cuando se hace uno de esos saltos espectaculares y cuatro cosillas más.

Básicamente, no es que oculten el apartado musical por su gran repertorio o cálida, sino por lo alto que suenan (aunque se puede regular en las opciones). En cuanto a su calidad, ésta es bastante cuestionable, pero al menos no resultan molestos.

Este apartado resulta muy espinoso a la hora de juzgarlo, ya que por un lado da la impresión de ser otro juego más del montón, pero al cabo de un buen rato, acaba enganchado, por lo menos un rato. En primer lugar hablaremos de las impresiones cuando se comienza una partida. Después de pasar por los menús y comenzar la carrera, pulsamos el botón de aceleración y la nave literalmente despega. Se pone al máximo de su velocidad en 0,5 segundos y ya hemos pasado a más de la mitad de nuestros rivales. Mientras alucinamos viendo pasar todo a velocidad ultrasónica, comenzamos a darnos contra todo y contra todos, y nuevamente nos ponemos de últimos.

En unos segundos, pasamos sobre unas flechas amarillas y la nave coge todavía más velocidad y entonces si que empezamos a darnos contra todo. Ahora empezamos a notar que la nave derrapa cuando giras mucho en una dirección. Cuando esto ocurre perdemos el poco agarre que tiene a la pista y nos continuamos estrellando contra las paredes.

A partir de aquí comienza una lento pero gradual cambio en nuestra manera de ver el juego. Cuanto más vamos comprendiendo la mecánica, más controlamos la nave, mejores resultados obtenemos, y a la vez, peores nos parecen los escenarios y las naves, a la par que empezamos a notar cierta brusquedad en la cámara. Al final resulta que el juego se deja controlar, pero por desgracia no aporta nada nuevo al genero. Además, no hay ningún incentivo para continuar jugando y con el tiempo llega a caer en la monotonía, pero sin llegar al aburrimiento.

En cuanto al control, podemos dirigir la nave con la palanca analógica izquierda, aceleramos con la X y metemos el turbo con el cuadrado. A parte de eso, poco más se puede hacer y lo principal es que se echa en falta algún tipo de arma.

Y poco más se puede decir en cuanto a los modos de juego. El clásico principal modo de liga, en el que tendremos que ir ganando carreras para desbloquear nuevos circuitos, un modo time trial para batir los récords de cada pista, y el no menos clásico modo de dobles. Especial mención merece el editor de circuitos, con el que podremos confeccionar trazados que se adapten a nuestro gusto. Un detalle que no estaría nada mal en títulos de mayor calibre para completar la nota, pero que en este, se nos antoja simplemente una curiosidad, pero nada más.

En general es un juego divertido que se deja jugar un buen rato, pero que no conseguirá entusiasmar a nadie por ninguno de sus aspectos.

La conclusión a la que llegamos es que nos encontramos ante otro de esos productos clónicos que intentan aprovechar el tirón de otros juegos similares que son mucho mejores. Nuestra recomendación es que no te dejes engañar, y si buscas sensaciones fuertes y altas velocidades, te decantes mejor por apuestas seguras como son Extreme G3 o Wipeout Fusion.