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Actualidad

ELSA atraviesa su peor situación financiera

La compañía podría presentar suspensión de pagos antes del fin de semana, si no encuentra una nueva fuente de financiación.

Elsa, el conocido ensamblador de placas alemán, se encuentra en una complicada situación económica. Sus más de 21 años de historia junto a sus 600 empleados pueden formar parte de la historia del hardware para ordenadores personales si, antes del 31 de marzo de 2002, no encuentran una nueva fuente de financiación.

Ese día vence el crédito actual concedido a la compañía por una agrupación de ocho bancos, que se cifra en más de 38 millones de euros. A partir de esa fecha, ELSA recibirá una línea de crédito nunca superior a los 10 millones de euros, insuficiente para el saneamiento y crecimiento de la compañía.

Antes de conseguir una nueva línea de crédito, hay que salvar la situación actual de la compañía, al tener que enfrentarse el próximo viernes 15 de febrero a un pago, cuya cantidad no ha transcendido, a sus actuales inversores. Fuentes no oficiales aseguran que la compañía no dispone en estos momentos del dinero necesario para realizar el pago, por lo que la situación puede ser más grave de lo confirmado oficialmente.

Si primero no realiza el pago de intereses, o lo que es lo mismo, no consigue una nueva línea de crédito a gusto de sus necesidades, ELSA se encontrará paralizada para poder ejercer cualquier actividad ante el endeudamiento financiero que pesará sobre la compañía, imposibilitando la compra de suministros a unos proveedores.

Sus únicas posibilidades de conseguir liquidez pasan por vender parte de su negocio, la venta de sus patentes tecnológicas o conseguir un nuevo inversor dispuesto a aumentar el crédito de la compañía. Mientras el consejo de administración trabaja contra reloj, estudiando la forma en que demostrar a diferentes grupos bancarios, o incluso al actual, las actuales posibilidades de beneficio que ofrece la compañía a largo plazo si se deposita la suficiente confianza en la misma.

ELSA ha ido paulatinamente perdiendo su cuota de mercado en favor de otros ensambladores de mayor renombre. Así el año pasado se vio obligada a realizar una estructuración de su negocio con el cierre del mercado americano, hecho que le posibilitaría concentrar esfuerzo y recursos en recuperar las cifras de negocio en el mercado europeo.