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Castlevania Chronicles

Castlevania Chronicles

  • PlataformaPS7
  • GéneroAcción
  • DesarrolladorKonami
  • Lanzamiento09/11/2001
  • TextoInglés

Crónicas ya conocidas...

Konami rescata del olvido uno de los capítulos más desafortunados de su saga vampírica. La sombra de Symphony of the Night eclipsa una entrega que aterriza con un poco de retraso...

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Konami tiene un problema: Castlevania Symphony of the Night roza la perfección. Precisamente su condición de obra de arte hace de él un título molesto a la hora de crear secuelas. Solo debes fijarte en Castlevania 64 y comprenderás qué tratamos de decirte. Se le ha achacado que, en su afán de innovación, se ha convertido en uno de los mil productos que se arremolinan en busca de las 3D con un resultado francamente decepcionante.

O, por ejemplo, echa un vistazo a la críticas que se han vertido sobre Circle of the Moon, nombre que recibe el representante de la saga de cazavampiros en Game Boy Advance; desde secuela portátil, pasando por un remake jibarizado hasta una burda fotocopia, a pesar de su indudable potencial. El estigma que lleva marcado la desarrolladora nipona se debe, fundamentalmente, a una exquisitez incomparable.

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Así que, desde ya mismo, el malhadado Castlevania Chronicles debe soportar que en realidad no sea más que una actualización de unos de los capítulos menos recordados de esta saga, Castlevania X. De hecho, su hándicap parte, inicialmente, de un serio problema de identidad. Cronológicamente se sitúa entre la cuarta entrega, aparecida en SNES en 1991, y Rondo of Blood, de PC Engine, que fue lanzado a finales de 1993. Esto nos conduce a que este título, originario del ordenador Sharp X68000, es el embutido que hay entre dos rebanadas de enorme calidad, considerados por muchos dos de las más significativas muestras de lo que ha aportado la antología de Konami al mundo de los videojuegos. Si a esto le añadimos que, en el fondo, no es más que una revisión del clásico de NES y MSX, editado en el 1986, tenemos, sin sombra de dudas, uno de los hijos más pobres de la serie.

CC, diseñado por Ayami Kojima, sigue a rajatabla la pauta de todos los Castlevania. Uno de los miembros de la familia Belmont, en este caso Simon -¡sí, él otra vez!-, debe introducirse en al castillo de Drácula para enviarlo de nuevo a la tumba, curioso dato teniendo en cuenta que físicamente ya está muerto. Para ello deberemos atravesar una infinidad de compartimentos de esta enorme fortaleza, que nos llevará a cavernas, vestíbulos o azoteas, aderezado de una forma lóbrega y harapienta, digna del señor de las tinieblas.

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Como es habitual en estos casos, más sabiendo que el disco que nos ocupa no es la mejor muestra de originalidad, deberemos usar el látigo 'Vampire Killer' para fustigar a todos los enemigos que vayamos encontrando durante nuestro periplo, que serán los ya tradicionales esqueletos, anacondas, centípedos, murciélagos, armaduras encantadas o leopardos, como pequeño muestrario. Para facilitarnos esta ardua tarea, KCEO ha reutilizado pertrechos como las dagas, los crucifijos -a modo de bumerán-, los botellines de agua bendita o las hachas. Su uso hará que nuestra reserva de corazones vaya disminuyendo, por lo que, para mantenerla a buen resguardo, nos veremos obligados a partir unas cuantas velas, que nos proporcionarán todo tipo de ítems, ya sean los corazones antes mencionados o talegos de dinero.

Dicho esto, queda evidenciado su planteamiento con un marcado sabor añejo, que rememora los tiempos en que las 2D eran las dominadoras de este mundillo. Esto, no obstante, puede que haga las delicias de los más puristas, pero los que se esperan un juego que sobresalga del resto del catálogo seguramente lo encontrarán demasiado ajado. Además de ser bestialmente inferior a SotN, claro.

  g  r  á  f  i  c  o  s

Teniendo en cuenta que se trata de una traslación de un capítulo de los 8 Bits, hace presagiar que no va a ser justamente un disco que muestre todo el potencial oculto de PS One. Como dato a tener en cuenta destacaríamos el incremento del tamaño del personaje respecto a la versión de NES y MSX, a lo que podríamos sumar la inclusión de varios planos de scroll, que añaden un toque de riqueza, y a la introducción CGi que se ha creado para la ocasión. Sin embargo, los que deseen ver como se desenvuelve la gris de SONY con este programa tan solo deben hacer una rápida incursión a una nueva opción que intenta mostrarnos un aspecto remozado, con un personaje seriamente derrengado y una armadura de dudosa calidad y peor gusto. En 'Arranged' -arreglado- los cirios emiten un pequeño haz de luz a su alrededor, aunque bastante tramado, que denota el detallismo de los grafistas de Konami. De todos modos, ni la variedad de los decorados, ni los movimientos de Belmont ni los Final Bosses, algo más estilizados y detallados, son suficientes como para hacernos olvidar a SotN, y eso que tampoco presumía en exceso de su apartado gráfico.

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Las animaciones de nuestro héroe siguen siendo igual de toscas. Tan solo un par de imágenes diferencian todo tipo de posturas, lo que merma en cierta medida la jugabilidad, y es algo que posteriormente explicaremos. El caso es que, a pesar de esta impresión un tanto decepcionante, nos hemos encontrado con algunos detalles que se distancian de sus antecesores, como los restos de todo tipo de seres mitológicos en el sustrato de una cueva de aguas subterráneas o los tenebrosos fondos del patio exterior, así como los tradicionales vitrales de una capilla -que van tomando formas-, la torre del reloj con sus engranajes rodantes y unas nubes rojizas centelleando de fondo.

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  m  ú  s  i  c  a

A estas alturas resulta un poco absurdo negar la calidad de Castlevania como fuente de BSOs. Incluso se podría decir que, en la saga de Konami, se han escrito alguna de las mejores melodías de todos los tiempos, como el tema principal de Simon Belmont -Castlevania IV- o la sintonía que siempre ha estado vinculada con esta serie. También aparecen algunos ritmos de la tercera entrega, título que hizo saltar a la fama a Alucard, unos años antes de su irrupción en PS One. Todo ello con ribetes electrónicos para reconvertirla un poco a los tiempos que corren y que deje atrás su pasado como MIDI, que estaría un poco fuera de onda. La calidad CD de la máquina de SONY en realidad se ha quedado a medio camino y no ha hecho toda la justicia que se merece a un pentagrama que raya a un nivel artístico desmesurado. Aun así, nos encontramos ante el apartado más jugoso de todo el juego, y eso no es desde luego nada meritorio, pues nutrirse de todos los temas de anteriores capítulos no deja de ser un acto de oportunismo descarado.

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  s  o  n  i  d  o  f  x

El látigo chasquea en el aire que da gusto, choca sobre el cuerpo de un zombi como si estuviera golpeando un saco de huesos y demole algunas paredes que ocultan en su interior una serie de secretos tal que parece que se derrumbe un peñasco. En realidad la variedad se ha conseguido de una manera sublime, puesto que hay FX para todas y cada unas de las acciones que podemos realizar, incluso los gritos de esfuerzo de Simon o las botas pisando tras un salto considerable, aunque, desgraciadamente siguen sonando a 8 Bits. Digamos que eso es algo que dejamos atrás hace bastante tiempo...

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  j  u  g  a  b  i  l  i  d  a  d

Castlevania Chronicles ha sido encaminado hacia el ya oxidado concepto de avanza-mata-salta, estructurado en un total de ocho niveles distintos, inspirados en anteriores entregas de la saga, y que, al final de cada una de las fases, nos aguarda como regalo un enemigo de mayor tamaño -La Muerte, un Vampiro gigante, el Señor del Hielo, etc-, cuya derrota será certificada con una enorme orbe para proseguir en nuestra aventura. Vamos, que si esperabas que esto iba a ser como SotN, una variante del RPG en la clásica perspectiva horizontal, te llevarás una desagradable sorpresa. Primero porque no requiere ni la mitad de exploración y porque no es ni de lejos tan adictivo como el juego protagonizado por un victoriano Alucard; y segundo, porque evoca a aquellos primeros títulos de la serie, que muy probablemente solo saciarán la sed de los más nostálgicos.

Esta mecánica tan sencilla, sin embargo, hace de CC un programa que se digiere rápido y que consigue atrapar al jugador con una penetrante rapidez. Si alguna vez has disfrutado como un enano chasqueando el corbacho contra un montón de criaturas infames, con el juego que nos atañe revivirás aquellos momentos de una forma muy fiel. Demasiado, quizás. Y es que además de esta extrema linealidad, los movimientos de Simon, lentos y exasperantemente pausados, hacen que el control se resienta de sobremanera. Aunque es algo que ha caracterizado eternamente a Castlevania, seguimos perdiendo muchas horas intentando rectificar en pleno vuelo un salto que nos hace dudar en última instancia de si verdaderamente estamos capacitados para superarlo. En Game Boy Advance, por ejemplo, la experiencia que iba ganando Nathan Graves permitía al usuario acumular un sinfín de combos como el doble salto o el rebote en las paredes, que otorgaban más manga ancha para movernos libremente por el escenario. No es que sea un defecto garrafal. De hecho, sin esto, Castlevania perdería su nombre y dejaría de ser algo tan maravillosamente angustioso como lo es cuando estás en un andén de tres centímetros y se acerca una medusa con ganas de morderte la yugular. Dentro de sus rasgos también se incluye la incapacidad de mover la muñeca cuando soltamos el látigo -Castlevania IV fue el pionero, pero en Sharp no se siguió con esta tendencia-, por lo que el alcance de distintos ataques se limita a dos lados cuando tocamos el suelo -adelante y atrás-, y diagonalmente cuando estamos en el aire.

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En lo que a modificaciones se refiere, Konami se ha ultralimitado a diseñar una opción que arregla -aunque sin alardes- la visibilidad del antiguo, y, como obsequio, el artwork de escenarios y personajes realizados por Ayami Kojima, el responsable de esta entrega. Con lo cual, nos queda una aventura no demasiado larga pero si muy intensa. Adictiva aunque algo desfasada. Y, sobre todo, una entrega muy Castlevania. Aunque tal vez eso no baste...

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  c  o  n  c  l  u  s  i  ó  n

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Que bueno y que malo puede llegar a ser Castlevania Chronicles. Todo depende de con que ojos se miren, de quien lo esté jugando y las expectativas que uno haya puesto en él. Sin miedo a repetirnos, subrayamos la idea de que CC no es ni mucho menos un digno ejemplar de la serie de Konami. Por una parte usa como falsilla al Castlevania de 1986, con muy pocos cambios aparentes, y por otra, carga con el enorme peso que supone haber nacido después que Symphony of the Night. No vayas a buscarlo como un sucesor porque no lo es ni por asomo. Pero si pretendes reencontrar el viejo sabor y el marcado aspecto bidimensional -y sobre todo lineal- de esta serie, nos hallamos ante una oportunidad única de disfrutar de una entrega que, por razones obvias -ya sea por su calidad o la del soporte en el que funcionaba- no obtuvo demasiado éxito.

Los Belmont son expertos en destrozar velas. Konami se ha guardado un par de ellas y ha dejado así a los que ansiaban degustar algo completamente nuevo: a dos velas.

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7

Bueno

Cumple con las expectativas de lo que es un buen juego, tiene calidad y no presenta fallos graves, aunque le faltan elementos que podrían haberlo llevado a cotas más altas. Cómpralo sin miedo.