Con más pena que gloria

La responsable de que aquel proyecto fuera a buen puerto, Hudson Soft, que se ha encargado de financiarlo desde sus comienzos, presumió de tener entre su catálogo inicial de Game Boy Advance uno de los títulos que más daría que hablar durante esta primera generación de cartuchos. Y las imágenes así lo corroboraban: Una abeja renderizada con unos movimientos presumiblemente muy suaves, entornos gráficos preciosos y el saber que detrás podría estar funcionando una mecánica como la del puercoespín más famoso del mundo.

Desde la última vez que lo avistamos muchas cosas han cambiado. Pasados los problemas de una posible no exportación fuera del mercado japonés, la ahora distribuidora Activision, infinitamente más satisfecha de Tony Hawk Pro Skater 2, debe afrontar las críticas del gran público europeo. Y la cosa no pinta demasiado halagüeña...

La historia de Pinobee Wings of Adventure nos pone dentro de la carcasa de esta avispa a medio camino entre el asesino desquiciado de Buck Bumble de Argonaut (Nintendo 64) y el propio icono de Hudson. Después de haber hecho su obra maestra, el ingeniero que dio vida propia al protagonista (Grandpa Bee), desaparece en una tormentosa noche de verano. Pinobee, una criatura semicibernética, se despierta con la amenazante mirada de un enorme insecto que recordará a más de uno al saltamontes que perseguía al circo ambulante de Flik, el protagonista del largometraje de Disney Bichos, hecho íntegramente en ordenador. Pasado el tiempo, nuestro héroe recobra el sentido con una hermosa hada ante sus antenas de metal, la que tampoco puede ocultar las similitudes con la princesa Zora de Ocarina of Time. A partir de aquí, el mágico ser nos ofrece su ayuda para hacernos las funciones de cicerone a través de un vasto mundo que nos obligará a recorrernos, día y noche inclusive, un bosque de dimensiones colosales.

Como ves, tenemos como contexto un argumento tan tierno como el de Pinocho o el de Eduardo Manostijeras, pero que lamentablemente no se desarrolla igual que sendas creaciones de la factoría de dibujos animados más poderosa del mundo, Walt Disney, y el estrafalario director Tim Burton. Era de prever...

Desgraciadamente, ya se sabe que toda moneda tiene una segunda cara. Y esa, en el caso de Pinobee, la ponen los objetos móviles. Por ejemplo, nuestro protagonista, por bien realizado que esté, acusa unos movimientos excesivamente forzados. Lo mismo que los mil y un enemigo que vas a encontrarte a lo largo de tu periplo, en esencia, porque a estas alturas es lamentable que tengamos que ver como, para no confundir paisaje con primer plano, hayan tenido que utilizar las rudimentarias máscaras más propias de las consolas de 8 Bits. No obstante, son solo una pequeña línea que rodea todos los cuerpos, pero que de todas formas siempre están ahí presentes mofándose del trabajo realizado en el resto del apartado gráfico.

Por último, haremos un pequeño llamamiento a los directores de arte de la firma nipona, por si algún casual se dan cuenta del desconcertante resultado de sus portales transportadores con bombillas multicolor como si de un OVNI de película de serie B se tratara, y de esa expresión tan bobalicona de Pinobee cuando cae después de haberse impulsado en el aire unos cuantos segundos. De risa vaya...

  m  ú  s  i  c  a

No están del todo mal algunas de las partituras que se han compuesto para la ocasión. Así pues, te esperan cortes con ritmos muy distendidos y desenfadados que encajan como un guante dentro del propio desarrollo. Sin embargo, la calidad del MIDI no es ni mucho menos lo que debería y algunos de los temas duran poco más de diez segundos (menú principal), lo que termina en una reiteración desesperante de una sola sintonía...

  s  o  n  i  d  o   f  x

Te esperan montañas de FX que simulan los rebotes de nuestro protagonista, sus grititos, los zumbidos que suelta al impulsarse en pleno vuelo y demás acciones no exentas de su acompañamiento de rigor. Aunque tenga en su haber una módica cantidad de efectos, la inmensa mayoría han sido reproducidos de una forma muy apagada y muchas veces se echan en falta algun otro para terminar de llenar vacíos la mar de importantes, como es el caso de las aberturas de todas las puertas, hélices en plena marcha y porque no, un poco de ventisca...

  j  u  g  a  b  i  l  i  d  a  d

Wings of Adventure plantea la posibilidad de recapitular todos tus progresos y recoger los más de 50 ítems que hay diseminados por todos sus mundos. Y he aquí el problema. Por alguna extraña razón, todos estos objetivos que deberían estar planteados como algo "paralelo" se acaban convirtiendo en "esenciales" si no quieres cepillártelo en cuestión de días. Pero lo peor de todo es que la distribución de los decorados es tan pobre que con pulsar reiteradamente el vuelo del protagonista te dirigirás sin remisión a la meta. Y otro de los inconvenientes de Pinobee estriba en el sistema de control: pese a la sencillez con que han sido distribuidos, y aunque cuentes con varios elementos que te puedan servir para rectificar ciertas situaciones, el personaje es excesivamente empalagoso y resbaladizo.

Pero hay cosas realmente interesantes. Una de ellas, por ejemplo, es lo que acabamos de mencionar: el amplio margen de error. Eso se plasma en pantalla con un doble salto que a la postre no es más que el impulso en el aire, y como no, y haciendo honor a la procedencia de la abeja, el poder quedarse tendido en el aire durante un breve periodo de tiempo aprovechable para retroceder varios centímetros, lo que siempre puede venir bien si te has pasado de largo alguna hoja-plataforma. En esta misma corriente circula la capacidad que tenemos para trepar ciertos tipos de superficies como las enredaderas que suben algunas de las paredes perpendiculares al suelo, y que de vez en cuando vienen de perilla para sortear algún que otro enemigo.

Sin embargo, todavía quedan muchas cosas achacables: una de ellas, y que nos ha molestado en grado sumo, es que no podemos matar a los enemigos de ninguna forma. ¿Porqué razón no los podemos pisar? creemos que un plataformas que se precie debe tener, por lo menos, alguna forma que nos permita magullar a todos los insectos con que vamos topando, por lo menos con algún tipo de embestida como se hacía con Wario Land 3, juego que tampoco dejaba que aplastáramos a toda la fauna que poblaba el cartucho.

Por otra parte, si lo tuyo son los bailes de números, aquí tendrás un total de 9 mundos que se componen de hasta 25 fases distintas, con enemigos finales aguardándote entre temática y temática y un modo multiplayer que se basa, estrictamente, en el intercambio via Cable Link de todos los ítems que hayas ido acopiando en tu aventura. Si lo antes comentado no te convence, es muy probable que las similitudes que guarda respecto a otros grandes del género sea lo único que te haga decidir por su compra. Es decir, que podrás encontrarte con cañones que recuerdan a los barriles de pólvora de Donkey Kong, una estética similar a Sonic the Hedhehog o el marcado colorido de Rayman. Ya se sabe que la originalidad es un bien escaso... l

  c  o  n  c  l  u  s  i  ó  n

Ya estaba cantado que Pinobee no iba a ser nada precisamente especial. Pero lo que no nos esperábamos es que se convirtiera en un juego tan flojo. Que sí, que mucho equipo de Sonic Team detrás, que hay muchas influencias, que sobre el papel tenía una pinta muy prometedora. Pero gajes del oficio, estas cosas suelen ocurrir, y Artoon ha entrado sin contemplaciones a la palestra con un batacazo de aupa.

Primeramente porque se han centrado de forma casi exclusiva a trabajar minuciosamente el apartado visual, porque han menospreciado el aspecto audible y porque nos hallamos ante una jugabilidad innecesariamente desigual. Sin embargo, para que engañarnos, tiene algunas cosillas que pueden salvarle...

Pero para eso debes pasar por alto lo antes mencionado y sentir especial predilección por un plataformas sencillote desde sus fundamentos, sin excesivas dificultades y con un buen abanico de finales que te obligarán a repetir niveles a pesar de que no tengan muchos atractivos. Es un margen poco amplio, pero si te sientes aludido, adelante.