F1 Racing Championship
- PlataformaGBA7.7PC7.5
- GéneroConducción
- DesarrolladorVideo System
- Lanzamiento27/11/2000 (GBA)22/03/2001 (PC)
- TextoEspañol
Luchando por el podio? de la simulación F1.
Ubi Soft nos ofrece una simulación de la trepidante Formula 1 basada en la temporada 1999 que cuenta con las autorizaciones pertinentes de la FIA. A estas alturas de 2001 ¿qué interés puede tener un viaje al pasado de este tipo? Lo más importante de este juego es la inmersión de sus gráficos.
Para ser sinceros ese aspecto del juego no es determinante. Ya están disponibles en la red conversiones y actualizaciones de pilotos y escuderías para la temporada actual. Parece que la FIA dosifica con prudencia sus licencias y tras conceder a Grand Prix 3 (GP3) la del 98, Ubi se ha llevado la del 99. Por cierto, próximamente aparecerá la actualización oficial para GP3 del año 2000. Sea como sea, parece que nadie consigue poner en nuestras manos la temporada oficial del 2001.
Pero en el caso que nos ocupa más que la rabiosa actualidad el comprador tal vez busca una buena experiencia de conducción e inmersión en el trepidante y emocionante mundo de la F1. Parece que F1RC se ha centrado en esos aspectos y ha conseguido un magnífico producto.
Para ser sinceros ese aspecto del juego no es determinante. Ya están disponibles en la red conversiones y actualizaciones de pilotos y escuderías para la temporada actual. Parece que la FIA dosifica con prudencia sus licencias y tras conceder a Grand Prix 3 (GP3) la del 98, Ubi se ha llevado la del 99. Por cierto, próximamente aparecerá la actualización oficial para GP3 del año 2000. Sea como sea, parece que nadie consigue poner en nuestras manos la temporada oficial del 2001.
Pero en el caso que nos ocupa más que la rabiosa actualidad el comprador tal vez busca una buena experiencia de conducción e inmersión en el trepidante y emocionante mundo de la F1. Parece que F1RC se ha centrado en esos aspectos y ha conseguido un magnífico producto.
El secreto de tales golosinas visuales consiste en primer lugar en la utilización por parte de los productores de la tecnología GPS de situación que les ha permitido realizar unos mapas sumamente precisos de cada circuito. El aspecto de los recorridos es poco menos que indistinguible de las tomas reales de cámaras a bordo que podemos observar en las retransmisiones de los Grand Prix. A este efecto ayudan en gran medida unas excelentes texturas y un detallado modelado de objetos alrededor de la pista. No puedes dejar de observar con detalle los recorridos de Mónaco y Melbourne. La sensación de presencia es realmente superior a la de cualquier juego que hallamos probado en el pasado.
Aunque se debe mencionar que el aspecto del público en las tribunas es bastante pobre. La repetición continua de ciertas texturas ofrece un aspecto de mosaico muy poco real.
Parecido cuidado se ha puesto en el diseño de los coches. No solamente muestran las texturas correctas (eso sí, sin anuncios de tabaco) sino que sus formas corresponden a las reales. Cada escudería exhibe sus particulares diseños en alerones, pontones, tomas de refrigeración, etc.
Los neumáticos tienen un estupendo aspecto y la estructura tridimensional de las llantas le añade un toque de verosimilitud al conjunto.
No obstante, hay ciertos detalles que no están a la altura de este conjunto. En concreto es especialmente doloroso el caso de los cockpits. Ni los volantes ni los brazos tienen muy buena pinta. Más bien ofrecen una vista esquemática y del todo inútil como elementos informativos para el piloto.
Menos mal que podemos escoger entre varias vistas desde las que conducir. Y como la información más útil aparece en los márgenes de la pantalla, es probable que la mayoría de los jugadores escojan un punto ligeramente por encima del morro del coche. De paso ganamos unos metros de visibilidad de la pista.
Este del volante es un olvido lamentable. Tanto más cuanto el equipo de producción nos regala con otras posibilidades adicionales como el recorrido previo del circuito que resulta una utilísima herramienta para memorizar los circuitos. Tampoco se entiende que pinta una imagen 3D del coche en rotación en la pantalla de selección de circuitos. Son detalles que reflejan que el equipo de programadores tiene capacidad suficiente para rematar el producto y corregir esos fallos.
Lo mejor es que para disfrutar de este espectáculo no será necesario disponer de un equipo desmesurado. A partir de 500 MHz el movimiento en pantalla es bastante fluido y sólo en momentos de aglomeración de vehículos o accidentes se ralentiza notablemente.
La mayoría de los pilotos querrán empezar por el modo contrareloj hasta adquirir suficiente práctica para medirse a otros conductores. Se pueden grabar las vueltas para analizar su telemetría, aunque esta herramienta no está muy bien resuelta. Faltan algunos parámetros de gran utilidad para la puesta a punto y sólo podemos ver en pantalla cuatro medidas de cada coche simultáneamente. En un simulador de este calibre cabe exigir la presencia de una telemetría más completa puesto que, de no haberla ¿cómo podremos sacar todo el jugo al surtido de ajustes mecánicos de que disponemos?
Una vez se lancen a la competición se hace necesario tener en cuenta que el juego incorpora (o puede hacerlo) la normativa de la FIA sobre penalizaciones y banderas. No se os ocurra adelantar con banderas amarillas o tendréis que ir a cumplir un "stop and go".
Lo mismo ocurre en el caso de que os resistáis a un adelantamiento. Si vais a ser doblados se os advertirá y en caso de obstaculizar al prójimo veréis un indicativo texto: "Overtaking refusal". Si, eso también conlleva un "stop and Go". No es menos importante la norma del 107% en clasificación o cosas tan curiosas como que puedes ser penalizado si al incorporarte tras una salida de pista circulas un trecho en dirección contraria.
Como el juego cuenta con la licencia oficial del año 1999 se incluyen los circuitos de esa temporada. Aparece Sepang y ya no está Argentina. Lo mismo ocurre con pilotos y escuderías. Podemos contar con Marc Gené y Pedro de la Rosa pero nos quedamos sin ver a Fernando Alonso.
Al parecer Ubi Soft se dispone a lanzar en breve un parche que resolverá este problema y algún otro. Pero a la publicación de esta análisis aún no disponemos de él.
Dejamos al criterio del lector la opinión que merece un juego que sale con un defecto tan grave. ¿Nadie en Ubi Soft o entre sus "beta-testers" dispone de un volante de este tipo? ¿Se trata acaso, de un modelo rarísimo?
El caso es que una vez en uso los efectos de vibración al pisar los "pianos" o la pérdida de tracción al derrapar nos dan una excelente sensación de conducción. Realmente nos parece sentir que dirigimos el coche. Tan sólo echamos en falta el bacheado de la pista. El coche parece ir sobre una autopista recién asfaltada y falta ese continuo vibrar de un coche a 300 Km./h sobre las ondulaciones de la carretera.
Dejando atrás este engorroso lance ¿qué podemos decir del modelo físico?
Un fenómeno habitual con los simuladores de conducción es que en un primer intento siempre parecen "raros" por comparación con otros ya conocidos. También es el caso. Pero a medida que le dedicamos tiempo vamos habituándonos y apreciando su comportamiento.
En suma: es realmente bueno. Hay varios niveles de dificultad pero una vez nos lanzamos al máximo realismo comprobamos que estas bestias son difíciles de conducir a tope. No hay problemas en dar unas vueltas a medio gas pero en el momento que pisamos a fondo aparecen unos centenares de caballos y hay que ir con mucho tino para librarse del derrape.
Hay que tener en cuenta que los F1 actuales tienen unas suspensiones durísimas y unas cargas aerodinámicas brutales en comparación con los turismos. Por tanto las reacciones aparentemente irreales que muestran en el juego son, probablemente, más fieles a la F1 de lo que parece.
Resumiendo, reacciones vivas y muy poco tiempo para cazar una tren trasero deslizante. No hay que esperar a que el coche se cruce para corregir. Esto no es el Rally de Córcega. Aún diría más, hay que adelantarse al derrape.
Además el derrape puede aparecer de improviso en plena recta o a la salida de una curva suave. Un ejemplo claro es la curva parabólica de Monza. Basta con pisar el acelerador con más alegría de la debida para conseguir una visita al césped o a las trampas de arena. En ambos casos se puede volver a la pista pero se habrá perdido un tiempo precioso y además los neumáticos quedan sucios para un buen trecho.
Caso aparte es el de las carreras con lluvia. Un firme que de repente parece hielo y una visibilidad muy reducida se unen en un cóctel letal. Conviene echar un vistazo a las previsiones meteorológicas porque la aparición de lluvia con un coche reglado para seco y con neumáticos de seco lo vuelve casi inmanejable.
Con lo dicho no cabe calificar al juego de injugable o errático. Al contrario es, en este aspecto, muy real y tan sólo exige de nosotros que le dediquemos un tiempo a conocer las reacciones del coche y los límites de la mecánica. Este componente de dedicación y mejora progresiva es muy gratificante y gustará a los aficionados más duros.
Un caso: basta con que un coche quede cruzado en el asfalto para que los que viene detrás se empotren contra él como si sufrieran de ceguera momentánea. No es raro ver en cualquier carrera tapones de coches luchando por moverse y liberarse mientras otros, en vez de esquivarlos, parecen esperar parados su turno para golpear al cruzado.
Confiamos en que el próximo parche solucione este problema pero, sinceramente, tal y como está el juego resulta francamente irritante salvo en los modos de entrenamiento y contrareloj. Y, claro, ¿en que se convierte un juego de carreras en el que no puedes echar carreras?
Tal vez la solución pase por ignorar al ordenador y echar alguna partida en red con otros amigos. Según el manual pueden conectarse hasta 22 jugadores como pilotos u observadores en red. Uno se pregunta donde puede encontrarse una red de 22 ordenadores con volantes (el juego con teclado es poco menos que imposible) pero seguro que más de uno organizará duelos a cara de perro con ese amigo al que te gustaría avergonzar.
Visto lo visto, la estrategia en carrera pasa a ser un factor secundario. Se impone una buena dosis de rezos para que quien nos persigue no opte por las habituales frenadas tardías que nos sacarán de pista.
No obstante la cosa puede mejorar con un buen trabajo de taller antes de la carrera. Aprovechemos la modalidad de prácticas para dar con unos buenos reglajes. En general resultará útil llevar un plus de carga aerodinámica que nos permita trazar las curvas con más velocidad que el prójimo. En efecto aunque salimos perdiendo en velocidad punta nos evitaremos que nos cacen a la entrada de las curvas y, de paso, esa carga nos facilitará las frenadas cortas en caso de apuro.
Naturalmente hay circuitos como Hockenheim y Monza donde hay que descargar el coche al máximo y padecer en las curvas. No hay alternativa.
Ah, una advertencia: cada coche exhibe un rendimiento distinto. No es igual seleccionar un Minardi que escoger un Ferrari para nuestro piloto. Una comparación entre vueltas de distintos coches revela que la potencia y el manejo cambian de uno a otro. Habrá que practicar con distintos. O se puede jugar a "Acabo de llegar y sólo había un volante libre en Minardi". Este detalle es digno de encomio porque añade un factor real que otros juegos han ignorado. Ahora tu rendimiento depende tanto de ti como de tu vehículo y motor.
Y, por cierto, si encuentras el manejo incómodo ve a la pantalla de control y ajusta la sensibilidad del volante. Puedes optar entre lineal, exponencial y logarítmica. Te recomiendo la exponencial pero sobre gustos y colores
También podría ganar F1RC en el apartado de verosimilitud de la conducción. Este es un aspecto delicado puesto que los gustos de los jugadores son muy dispares. No me atrevería a dar una victoria definitiva a F1RC. Pero si disfrutas con los retos de moderada dificultad bien podría ser este tu simulador idóneo. Por aclarar su posición diría que es más difícil que GP3 pero más fácil que F1CS2. Por ejemplo, los derrapes son mejores en F1RC pero los accidentes y el modelo de daños resultan poco plausibles.
No podemos dejar de mencionar que el que es considerado como mejor simulador en aspectos técnicos y de conducción de F1 (Grand Prix Legends de Sierra) está basado en la temporada... de 1968. Por cierto, en estas fechas se puede encontrar rebajado al irrisorio precio de 495 ptas. O sea, 2,98 euros.
Sin embargo, F1RC pierde muchos enteros en lo que respecta a la IA de los otros pilotos. Es realmente duro ver como carrera tras carrera se empeñan en retirarte de la pista en cualquier frenada o golpearte sin piedad mientras te incorporas a la pista.
En cierta medida ese preciosismo visual y ciertos defectos como una caótica estructura de menús (El apartado de ABS, por ejemplo, está en la sección de nivel del piloto) nos hacen pensar en un producto heredero de un diseño para consola más que destinado al mercado del PC. Esos menús necesitan, ciertamente, una remodelación. Tanto en su estructura como en su aspecto. En muchas ocasiones resulta un ejercicio de imaginación averiguar el efecto de ciertos botones. Especialmente incómodo es el caso de las sesiones de vueltas rápidas y telemetría. Nada le incomoda más al jugador que cualquier obstáculo innecesario entre él y la carrera.
En resumen F1RC es o puede ser un excelente simulador si se corrigen algunos fallos (IA, Sonido, ausencia de bacheado)
Como además su aspecto visual es magnífico y su modelo físico realmente bueno sin necesidad de un ordenador hiper-acelerado no corremos ningún riesgo al suponer que va a presentar una dura batalla por el trono de la simulación F1.
Debe decirse, no obstante, que el contenido está razonablemente bien explicado y no hemos encontrado barbarismos ni términos mal traducidos. Lo cual en otros productos similares es el pan nuestro de cada día. Se trata, pues, de un manual razonablemente correcto pero insuficiente.
Bueno
Cumple con las expectativas de lo que es un buen juego, tiene calidad y no presenta fallos graves, aunque le faltan elementos que podrían haberlo llevado a cotas más altas. Cómpralo sin miedo.