F-Zero: Maximun Velocity (Nintendo GameBoy)
En el 1991, F-Zero sorprendió a propios y a extraños gracias a una ambientación soberbia y al uso del laureado modo 7 de SNES. Casi 10 años después, el juego vuelve a sus raíces a tenor de una fantástica adaptación realizada por NDCcube y Nintendo...
Miyamoto no está demasiado de acuerdo con las leyes que divulgó Newton. Según su punto de vista puede haber tranquilamente unas cuantas aeronaves que se sostengan a varios centímetros sobre el suelo y circular a velocidades capaces de traspasar la barrera del sonido. Puede que F-Zero no sea el primer juego que recuerdes que plantea esta situación, pero en realidad fue el precursor de todo ello mucho antes que Wipeout, Xtreme G o Pod...
| F-Zero: Maximun Velocity |
Exactamente corría el año 1990, y Super Nintendo estaba desembarcando en su país de origen junto a 5 fantásticos títulos entre los que sobresalían dos producciones del "gurú" de Nintendo: Mario World, y un cartucho con unos bólidos ingrávidos que circulaban por circuitos situados en ciudades mutantes, desiertos blancos, o sobre coralinos océanos. La visionaria concepción fue restada casi un lustro después gracias a Psygnosis y su particular apuesta con una estética mucho más marcada, y con el apoyo de armas y nitros para potenciar en mayor medida el control sobre el resto de participantes. De la misma manera que PS One ha tenido su exponente, Nintendo 64 ha recibido el suministro como si de un maná divino se tratara de Acclaim y su vuelta de tuerca cambiando las vainas por motos, y las metrópolis post-apocalípticas por páramos desoladores y bases alienígenas.
Pero no hay que olvidar al que invocó lo que allá por el 1995 contempló su apogeo. F-Zero ha sido, como muchas otras producciones de la gran N, el ejemplo a seguir por una infinidad de desarrolladoras que se han fijado en su forma de hacer, la han moldeado, y la han trasladado a su propio territorio. Un contexto no demasiado favorable que los creadores de Game Boy Advance utilizarán como una de las principales bazas para introducir nuevamente al mercado la velocidad y el vértigo en estado puro, y lo que es mejor, en forma de materia original y sin añadidos que no sean otros que los de la propia matriz.
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El precio que vamos a pagar no será otro que ver el potencial de GBA en su primera generación de títulos. Y es que en propias palabras del responsable de esta entrega, Shin Shimizu, la idea surgió amén de su énfasis en querer experimentar un poco con el hard de la consola, y adaptar esta joya del entretenimiento sería la llave que les abriera una infinidad de interrogantes sobre la capacidad de la máquina. De hecho, las primeras capturas cedidas por la desarrolladora, y los vídeos que hemos podido ver, no hacen más que revelar que el homónimo menor supura calidad por todos sus poros. Asimismo, tanto decorados, superficies, moldeado de las naves, y hasta los fondos, están mucho más trabajados que en Super Famicom, donde todos estos aspectos destilaban una presencia muy plana debido a sus limitaciones, y sin Chip FX, de reproducir elementos en 3D. De modo que la versión de 32 Bits, aparte de las similitudes tan notables del entorno gráfico, destaca por encima de todo la recreación de los bólidos y la velocidad con que transcurre toda la acción sin perder ni un solo cuadro por segundo.
Pero después de loar la supremacía visual respecto a sus compañeros en el lanzamiento de la consola en Japón, Maximum Velocity nos narra la vida de los descendientes de la primera carrera de estas motoras descontroladas. Es decir, que para la ocasión deberemos escoger entre los hijos de Captain Falcon, Michael Cain, Mighty Gazelle's o Black Shadow y sus vehículos totalmente remozadas, que a parte de su aerodinámica, poco tienen que ver respecto a las del primogénito.
El sistema de juego mantendrá mucho más el sabor genuino de SNES que el X, puesto que en el respectivo capítulo de N64 el "leiv motiv" se centraba en el aglutinio de los 30 vehículos en pantalla, y con la barra de energía decayendo a causa de las continuas fricciones que se realizaban entre ellas. Así pues, la única forma de recuperar tu estado normal ere pasando por las secciones de energía en cuyo recorrido descendería otra nave que iba recargando tu nivel hasta que terminaras de cruzarla. Además, con la finalidad de poder virar con mayor precisión por los continuos zigzagueos del trazado, mediante los dos "triggers" de la consola podremos plegar con más ángulo y tener mayor margen de error que prescindiendo de ellos.
En medio de las carreras podremos reconocer otros de los agentes externos que influían en la maniobrabilidad del original, siendo las flechas amarillas nitros que te impulsaban a velocidades de vértigo, el asfalto árido frenaban tus progresos, y las líneas fluorescentes de los bordillos de la pista amortiguadores que te enaltecían a la suficiente distancia como para superar brechas situadas en el suelo.
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Entre los rasgos más destacables de la adaptación a GB Advance, sobresalen la posibilidad de jugar con cuatro consolas y un solo cartucho; el poder bajar de otro usuario sus creaciones, circuitos o partidas; y de momento, el saber que habrá un modo historia basado en el campeonato en discordia, el sempiterno contrarreloj, la práctica, y la carta blanca de echar unas batallas con el resto de participantes de forma similar a lo que ya vimos en F-Zero X y su circuito cerrado.
Contra todo pronóstico, y seguramente debido a la ausencia de títulos como Mario Kart o Golden Sun en el desembarco japonés de la consola, FZero: MV se ha convertido en el estigma que identificará a la primera generación de cartuchos para la portátil. No cabe duda que procediendo del equipo responsable de su ancestro y manteniendo su sabor inconfundible, el impacto que causará para cuando aterrice en nuestro país será tanto, o mayor, de lo que en su día fue SNES y N64...
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