Lolita Globo (la mujer a rescatar) ya puede esperar sentada.

Está claro que con Link’s Awakening, Pokémon y Daikatana en la calle, juegos como The Gift tienen de entrada la ardua función de añadir elementos hasta ahora inexplorados... no creemos en los milagros.

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Los desarrolladores tan siquiera se han molestado en hacer algo de sinopsis del mercado de la portátil a estas alturas de su incombustible y extensa vida, un elenco de juegos y obras que llegan a una calidad soberbia usando la misma fórmula que The Gift. Él consiste sistemáticamente (porque os aseguramos que no pretende otra cosa) en haceros buscar llaves sin esconder, enemigos estúpidos que apenas oponen resistencia, abrir puertas a base de mover pedruscos y posarlos sobre un interruptor, subir escaleras, y de vez en cuando saltar sobre plataformas accesibles con una facilidad pasmosa. ¿Y donde está la innovación?... en realidad, creemos que nadie ha hablado de ella. Una partida de no más de quinze minutos te bastará para ver como los 7 mundos tienen formas calcadas, tan solo diferenciados por vueltas de tuerca en algunas de sus "intrincadas" salitas y posiblemente la variabilidad de oponentes.

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El colmo es atestiguado al encender la consola, ya que tras una sucinta presentación del título que da nombre al juego, somos enviados directamente a la pantalla donde se muestran todas las fases, sin su bautización correspondiente y sin posibilidad de abrir otro modo de juego... vamos, una sensación casi claustrofóbica que por suerte, es de las pocas veces que se ha visto en la 8 Bits de Nintendo.

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La penosa impresión que nos llevamos en los primeros niveles apenas varían al tiempo que avanzamos por tan tedioso universo. Un mundo exento de detalles, de inspiración y de esa dosis de encanto que tanto agrada a los millones de usuarios que han disfrutado de una buena aventura en la pequeña de Nintendo.

m ú s i c a

No es que nos veamos obligados a desmerecer este apartado, pero es mejor avisar de lo que el jugador va a encontrarse en uno de los aspectos más lamentables que han pasado por consola alguna. Todas las partituras duran poco más de 10 segundos, por lo que el peor matemático del mundo adivinaría el tiempo que escucharemos contínuamente la misma tonada. Un desastre que acrecenta sus resultados cada vez que pisamos un nuevo territorio y se percata que la personalidad de todas las melodías brilla por su ausencia.

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Está claro que la música ha sido el punto más descuidado desproporcionadamente respecto al resto del cartucho, y eso que tampoco ralla a gran altura...

s o n i d o f x

Golpes contínuos del bastón sobre las castigadas pieles de los antagonistas, pisotones secos sobre una baldosa que hace la función de un interruptor o el abrir de las puertas abarrotadas de metal. Es cierto que hay un elenco más bien nimio, pero también lo es que la reproducción llega a un nivel agradable, pese a lo cansado que puede llegar a ser estar a amparado por los mismos FX durante todo tu periplo.

j u g a b i l i d a d

El control por lo menos tiene un nivel aceptable, si tenemos en cuenta factores como la rapidez de respuesta de Gift, la posibilidad de direccionar en el aire el salto (pese a las catastróficas consequencias que pueda tener) y por el sencillo mamporreo.

Lo que hunde en su propia mediocridad al cartucho es un argumento poco sólido, sin cambios, típico y banal. Que apenas se desarrolla con puzzles facilones y repetitivos, sin que haya en momento alguno, el asomo de la Diosa inteligencia y sagazidad que pueda enganchar al jugador más impávido. El resultado de todo esto es una acción lineal como ningúna, carente de enemigos y retos elegantes como los que pueblan Metal Gear o Pokémon. Habría que repetir tantas veces los elementos que tanto nos agradan de un juego y que hubiera sido un acierto incluírlo en este, que las referencias al género se harían casi interminables... y está claro que Cryo no lo ha conseguido.

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La gota que colma el vaso es que únicamente disponemos de un modo de juego, de una aventura plana, sin cambios ni rumbos... nada especial. Evidentemente, si consigues engancharte a él, aparte de un logro, no es que vaya a durarte demasiado por la compendiosa longitud del mismo.

c o n c l u s i ó n

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Lolita Globo (la mujer a rescatar) ya puede esperar sentada. Puede ser todo lo agradable que quiera, pero los retos que la fábrica de juguetes nos depara son de lo más aburrido de estas navidades. Preferimos escuchar un CD con los mejores éxitos navideños de Rafael que jugar de cabo a rabo un título corto y tan poco dinámico que aporta tanto a este mundo como un producto de hace una década. No es el peor, pero está enfocado a un público tan exclusivo como puede ser locos acérrimos y forofos del RPG básico, que estén dispuestos a pagar un precio elevado por poco jugo, sin importarles demasiado el carisma de un personaje desgarbado, y que no les incumba demasiado desplazarse por pantallas repetitivas sin música... si estás entre ellos, no lo dudes.