San Francisco Rush 2049

Los que ya llevan unos cuantos añitos en esto recordarán que por 1995 salió al mercado un juego de carreras futuristas que sucedían a una velocidad vertiginosa en espléndidos decorados 3D llamado Wipeout de la mano de Psygnosis. La idea de imaginar como serían las cosas en el futuro no era nueva, ya en los 16 bits habíamos visto por ejemplo Fzero , pero era la primera vez que veíamos un despliegue visual tan grande en un juego de carreras. Cuando una fórmula funciona no se suele cambiar, así que desde entonces han venido apareciendo muchos títulos que se aprovechaban de esta trama para hacerse un hueco en el competido mundo de la velocidad.

El último en probar suerte ha sido San Francisco Rush 2049, que no es sino la tercera parte de la saga que comenzó en Nintendo 64 con San Francisco Rush. Los programadores se habían cansado ya de la estética contemporánea de las dos primeras partes de modo que decidieron darse un paseíto por el futuro y contarnos cómo son las carreras allí.

La verdad es que las cosas han cambiado mucho en este tiempo. Los coches del futuro hacen uso de poderosas armas con las que "saludar" a los otros coches o elementos tales como alas que transformarán a nuestro vehículo en un pequeño avión.

Además San Francisco Rush 2049 viene con la vitola de incorporar tres juegos en uno, ya que el juego está estructurado en tres modos bien diferenciados que abarcan desde guerras de coches hasta carreras como las de toda la vida. Si bien al final encontramos algunos fallos que ya son imperdonables a estas alturas en DC y que demuestran una vez más que alumno de muchos es maestro de poco.

Los gráficos serían excelentes... si este juego hubiera salido a la luz junto con la primera hornada de juegos de Dreamcast o fuera un juego de Nintendo 64. Si esto lo puede hacer una consola de 64 bits ¿para qué están los otros 64 que marcan la diferencia?. Ahora que ya hemos visto maravillas como F355 o MSR sabemos lo que es capaz de hacer nuestra maquinita blanca, no nos conformamos con poco y queremos más.

En total tenemos cuatro vistas para seguir a nuestro coche, tres externas que se diferencian en el grado de proximidad al vehículo y una interna. La mejor relación entre control y sensación de velocidad nos la dan las dos vistas exteriores más próximas a la nave, ya que en la más lejana parece que corramos menos y en la interior se hace muy difícil la conducción. Como punto negativo en esta parte está que la cámara realiza algunos giros demasiado bruscos en ocasiones, lo que nos causará algún que otro enfado por la falsa sensación de que la nave se estaba desviando.

Por último y para sacarle más partido a los gráficos es conveniente que tengáis un televisor que aguante la opción de 60Hz, porque en caso contrario las partidas perderán en fluidez y vistosidad.

La música en general deja bastante que desear. Las melodías están compuestas a base de ritmos que intentan dar a la competición un ritmo frenético. Pero todo se queda en eso porque los ritmos de los que os hablamos terminan haciéndose repetitivos y se limitan a acompañar pobremente las carreras sin llegar a hacerse notar en absoluto. Sabes que la música está ahí, pero acabas ignorándola.

A diferencia del apartado anterior aquí sí se ha hecho un trabajo cuanto menos decente. Hay una amplia amalagama de sonidos que cubren todas las situaciones que puedan suceder mientras jugáis, ya sean explosiones, derrapes o choques.

  j  u  g  a  b  i  l  i  d  a  d

El control es sencillo de usar: con la cruceta analógica manejamos nuestra nave, usamos los gatillos para frenar y acelerar y los cuatro botones frontales para desplegar las alas o disparar, cambiar de marcha si el control es manual y dar marcha atrás. La selección de la cámara la haremos usando la cruceta digital.

La jugabilidad en sí no es mala, pero se ve resentida por la facilidad con la que acabamos explotando. Comprendemos que a las velocidades a las que correremos los accidentes deben ser graves, aunque tampoco tanto como para que cada vez que volquemos reviente todo por los aires. Debido a esto las carreras pierden algo de ritmo, sobre todo al principio porque a medida que le vayamos cogiendo el tranquillo al juego nos estrellaremos menos.

Los vuelos con el coche en plan avioneta se hacen bastante imprecisos por la dificultad del control, tanto que lo más normal es que perdáis el dominio de la máquina antes de que llegue el momento crucial del aterrizaje. Para colmo ya os podréis imaginar qué pasa si aterrizamos mal. Pues sí, para variar acabamos volando por los aires, así que cuidadito con los vuelos.

El estilo de conducción por el que apuesta SFR no queda demasiado definido. Por un lado encontramos la esencia de las carreras, es decir tenemos que ser rápidos y dominar con maestría todos los atajos y recovecos de las pistas para cruzar los primeros la línea de meta, y por otro nos encontramos con que también se fomenta mucho el juego agresivo y destructor típico de Wipeout. El resultado termina siendo confuso y a veces no sabemos si lo que realmente tenemos que hacer es centrarnos en coger los atajos o ponernos a entorpecer a los rivales.

Esta confusión de la que os hablamos se ve perfectamente reflejada en los tres modos de juego:

Modo Carrera: Aquí corremos como se ha hecho toda la vida, con el objetivo de ganar la carrera. Además tendremos que recoger una serie de monedas escondidas (por Dios que lo están) por los escenarios para poder acceder a nuevas pistas.

Modo Acrobacias: ¿Recordáis lo que os decíamos de la imprecisión durante los vuelos? Pues en este modo tendréis que convivir con ello porque todo consiste en saltar con unas rampas especiales y hacer (o al menos intentarlo) todas las virguerías aéreas que os lleven a conseguir el mayor número de puntos.

Modo Batalla: Es la opción que más agradecemos de todas las presentes en el GD porque nos brinda la posibilidad de poder jugar con tres amiguetes más con pantalla partida. Como suele ocurrir en estos casos la diversión crece exponencialmente al número de jugadores y los piques no pararán de sucederse hasta que sean ya las cinco de la mañana y tengáis que dejar la consola un ratito aunque sólo sea para descansar. Todo lo que hay que hacer es sobrevivir en cualquiera de los ocho escenarios diseñados exclusivamente para esta opción. Así de simple.

En cuanto al número de circuitos también nos hemos quedados más que satisfechos, ya que los 19 circuitos que en los que habremos de demostrar nuestro dominio antes de habernos pasado el juego promenten diversión durante bastante tiempo. Además la necesidad de recorrerse muchas veces los circuitos para encontrar las dichosas moneditas hará que finalmente conozcáis la San Francisco de 2049 como si fuera vuestra ciudad natal.

  c  o  n  c  l  u  s  i  ó  n