Macross M3 (Dreamcast)

Mangas y más mangas inundan las estanterías de todas las librerías del mundo desde hace unos cuantos años. Ya se acabo esa etapa en la que unos pocos otakones eran los únicos clientes potenciales de estos cómics japoneses, las páginas de los cuáles han visto nacer a grandes mitos como Goku, Dr. Slump o Kaneda de "Akira", personajes que han conseguido alcanzar una popularidad equiparable en número de adeptos a la de los grandes súper-héroes del cómic americano, como Spiderman, Cíclope o Batman. Su fama les ha convertido en el reclamo perfecto para todo tipo de merchandising: cd's de música, pósters, muñecos, camisetas... y, claro, los video-juegos no podían mantenerse al margen por mucho tiempo...las estrellas del firmamento anime eran un filón demasiado apetecible como para dejarlo pasar. Así, los lanzamientos de juegos basados en mangas nipones no paran de sucederse, y es que los otakones los devoran este tipo de juegos con irrefrenado ahínco.

Este juego nos mete en la piel de una familia de pilotos de robots transformables conocidos como Valkyrias, que supongo gozarán de bastante fama para los más adeptos a la serie. No son otros que Max, Miria y el hijo de ambos, Moaramia. Los orígenes de todos ellos son de lo más variopintos, y sin duda serían los mejores embajadores de una hipotética embajada en Plutonio ;). Mientras que el cabeza de familia, Maximillian Jenius, es un piloto de combate entregado en cuerpo y alma a la lucha contra los súper-guerreros Zentradi, los cuáles son descomunalmente enormes. Pero como el corazón tiene motivos que la razón no conoce, acaba prendándose de una preciosa (y miniaturizada) Zentradi llamada Miria, la cuál forma parte de las fuerzas armadas de su planeta. Miria, que es una de las mejores pilotos de su promoción, no dudará en pasarse al lado luminoso de la fuerza al conocer a Max. De su unión nacerá Moaramia, mitad humano mitad Zentradi, el cuál, para no faltar a la tradición familiar, es todo un as en el arte de controlar engendros mecánicos.

Para aquellos que no hayan visto nunca un episodio de "Macross", las Valkyrias son el equivalente a los Zords de "Power Rangers", a los Evas de "Evangelion" o, más directamente, a los Autobots de "Transformers". Esta última serie ha influido claramente a los diseñadores de las Valkyrias, pues éstas, al igual que sus homónimos Autobots, son capaces de adoptar la forma de un vehículo o la de un robot armado hasta los dientes, aunque bien es cierto que las estrellas de "Macross" también tienen un estado híbrido entre ambos, con el morro de un avión de combate y las piernas del androide gigante, y que aquí todas se transforman en el mismo vehículo, un caza. Dejando a un lado las coincidencias ¿argumentales? en torno a estas dos grandes series, pasemos a describir cómo han planteado los de Shoeisha este "Macross".

El sistema en el que se han dividido los niveles recuerda al utilizado por Namco en "Ace Combat". Una breve introducción servirá para que nos pongamos en situación y sepamos qué es lo que tenemos que hacer en la misión correspondiente. Una vez tengamos claro los objetivos a cumplir pasaremos a una pantalla en la que seleccionaremos a nuestro piloto preferido. Max y Miria estarán disponibles desde el principio, pero para poder utilizar a Moaramia tendremos que superar previamente algunas misiones. Cumplir los objetivos marcados nos permitirá conseguir otros modelos de aviones diferentes al VF-1J que nos es proporcionado al principio, e incluso podremos llegar tener en nuestro hangar a una nave Zentradi. Todo un lujazo. Una vez hayamos hecho nuestra elección, tanto de piloto como de Valkyria, entraremos ya en la materia que nos interesa: la acción.

El campo de batalla es un entorno tridimensional que, aunque a primera vista parece algo simplista, no empaña un apartado gráfico que parece estar bastante cuidado. No en vano los de Shoeisha, como los expertos en manga que son, han otorgado una gran importancia al enfoque visual de su producto y, sabedores que los seguidores de la serie serán el nucleo principal de compradores de este juego, no han dudado en deleitarles con multitud de escenas animadas extraídas directamente desde los episodios. El problema está en que la acción no ha sido tratada de la misma forma, por lo que este GD se queda cojo en el apartado más importante de todos los juegos: la jugabilidad.

A pesar de tener la posibilidad de cambiar la forma de nuestra Valkyria, las diferentes armas y modelos de aviones supersónicos, nuestra atención caerá en picado a las pocas de cambio, en cuanto comprobemos que todas las misiones son prácticamente iguales. Y es que la carencia de un hilo argumental de calidad empaña el resultado global de un producto que presenta un apartado técnico de lo más cuidado, de acorde con los tiempos que corren.

Las licencias son un arma de doble filo: por un lado ofrecen un fondo argumental que de otra forma tendrían que currarse los guionistas de los compañías, pero por otra parte, y a causa de los fans que una licencia implica, los programadores pueden caer en la tentación de realizar un trabajo, sino mediocre, sí rápido y carente de un esfuerzo por conseguir unas ventas que de otra forma sí tendrían que realizar al no contar con la citada licencia. Por desgracia, parece ser que este "Macross" no es una excepción a la regla y solamente conseguirá agradar a los más acérrimos seguidores de la serie. Una lástima, porque un manga de tanto éxito merecía sin duda una mejor suerte. Un título que pasará sin pena ni gloria por el catálogo de la blanca 128 bits de Sega, una consola que, muy a nuestro pesar, parece tener ya los días contados. Y es que juegos como éste "Macross M3" no ayudan precisamente a levantar las ventas de uno de los mejores sistemas de entretenimiento doméstico del momento.