Rare ha creado una pieza muy irregular, alterna momentos de gloria con penumbra absoluta

Viendo como están las cosas, es de lógica que Rare se decida en versionar el mayor de sus éxitos en la plataforma de 64 Bits a la consola más vendida de todos los tiempos. Game Boy Color ha recibido en los últimos meses la visita de grandes figuras de las domésticas, donde anteriormente habían pisado sin pena ni gloria este terreno. De eso se han encargado esperpentos como FIFA, Carmaggedon o GTA. Si bien es cierto que a estas alturas se están empezando a espavilar y salen pequeñas joyas para demostrar que GBC es tan digna como cualquier otra. Simplemente por eso, Perfect Dark es bienvenido, porque Rare sabe hacer las cosas, y porque tenemos ganas de ver como se va a desenvolver entre tan dura competencia en su campo, y es que el nombre de Metal Gear nos dice muchas cosas...

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PD GBC se sitúa un tiempo antes que su homónimo mayor, el lapso suficiente para que Joanna este últimando su fase de entrenamiento. Lógicamente empezamos la aventura en ese trecho, tratando de cumplir los objetivos que nos encomienda Daniel Carrington y conseguir la mejor calificación posible para empezar de lleno con la acción pura y dura. A partir de ahí deberás aprender todo lo que un buen espía ha de hacer para no defraudar a su superior: deslizarse silenciosamente detrás de los guardias, atacar por la espalda, adivinar códigos de seguridad... todos esos elementos que te acercan paulatinamente a la trama del cartucho. La versión GB no sigue los mismos trazos de su antecesor, hay nuevos personajes, de hecho, del antiguo plantel solo se salva nuestra heroína y el Director del Instituto Carrington, y además, toda la aventura transcurre en un solo escenario que va variando dependiendo de tus progresiones.

Puestos en materia, "Jo" debe desplazarse a una isla repleta de parajes naturales donde se esconde una fábrica que produce ilícitamente cyborgs de alta tecnología. El objetivo prioritario es traspasar todas las defensas hasta dar con Mink Hunt, enemigo final del juego, por lo que nos preguntamos que pintan en medio persecuciones automovilísticas o batallas cara a cara con un helicóptero, si con el ruído que se arma no se dan ni cuenta... pero bueno, esos detalles sirven para que el desarrollo se haga mucho más ameno, para descargar un poco la tensión que proporciona estar indefinidamente en sigilo. Enfocandolo así, PD no le presta tanta atención a este aspecto, eliminar a los guardias es fundamental para adelantar, por lo que segurísimo que no podrás avanzar muchas secciones sin tener que desplomar a algún humano. Por cierto, se agradece el toque de violencia cuando se desparraman charcos de sangre, y sobre todo al salir volando después de endosarle un escopetazo en el estómago... seguro que lo habeis visto pocas veces en Game Boy.

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La parte más atractiva del juego se centra en un multijugador innovador donde los haya, interactivo con N64 y de los más emocionantes de los que hemos visto en la portátil. El mano a mano se erije como la gran apuesta, donde uno de los jugadores adopta el papel del enemigo, que manteniendo en su poder un rehén, debe evitar que Joanna (el otro jugador) le de caza. Lo bueno de este modo es que no se sabe la localización del otro, por lo que si uno se da cuenta puede terminar con la partida eliminando al secuestrado, o bien atacandolo por la espalda en un momento de despiste. Los demás modos se centran en curiosidades como un balón algo "recargado" o el robar la bandera (el cual puede llegar a ser muy trepidante). Una vez en la aventura des con otros personajes se irán añadiendo a la lista del multiplayer para que puedas escogerlos.

GRÁFICOS

Muy buen trabajo en este sentido. A primera vista resalta el modelado de los personajes mediante el uso de la consagrada técnica ACM que tan buenos resultados ha dado. También se percibe una solidez casi insusitada respecto a la recreación de los decorados, de todos modos, una vez vaya avanzando la aventura te vas a cansar de ellos; se notan planos y con poca profundidad pecando de repetirse en exceso.

Rare muestra un trabajo poco acurado por la poca variedad de enemigos a los que nos enfrentamos, creo recordar que a parte de los típicos guardias con el traje de camuflaje, solo vemos a algún que otro "Final Boss" (muy espectacular, eso sí) y ciertos cambios de diseño cuando hacen acto de presencia los minijuegos. Estos, están enlazados por pequeñas escenas que dan buena muestra de la capacidad de Game Boy Color a la hora de manejar sprites enormes con sumo detalle.

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MÚSICA

Muy pobre. No por su indudable calidad, ni porque tengan la misma forma que las más celebres sintonías que circulaban en N64, y no está de sobras decir que cuando el Hardware tiene ciertas limitaciones en crear sonidos mencionables, la cantidad marca la diferencia, y en ese aspecto PD anda escaso. Solo en las ocasiones donde están obligados a añadir tonadas (menús, escenas introductorias, pancartas...) son en la única ocasión que se hacen perceptibles. Y sinceramente, una vez te estén penetrando los FX, sin cesar, continuamente... es cuando hechas en falta las melodías, imprescindibles para el buen funcionamiento general.

SONIDO FX

Minuciosamente creados, trabajodos e introducidos en un pequeño cartucho de 4 Mb. Seguramente se han centrado casi exclusivamente en hacer de la impresión en este apartado lo más grato posible. Por si no fuera poco la buena carta de presentación que suponen gritos, balazos y pasos sobre diferentes superfícies, los técnicos de sonido de Rare han comprimido una cantidad de diálogos intimidatoria. Está claro que no son reales, pero es que esas largas secuencias habladas forman parte de una consola limitadísima de 8 Bits, y eso es digno de elogio. Mezclándolo todo, forma un conjunto excepcional, y sin duda, se podría calificar los efectos más sobresalientes de los que han pasado por la Color.

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JUGABILIDAD

Pocas veces hemos visto un apartado tan variado como este, sobretodo si tenemos en cuenta la apabullante cantidad de estilos que lo forman: Persecuciones, Shooters en primera persona, tiro al blanco, espionaje... un sinfín de curiosidades que hacen olvidarte de vez en cuando el tibio modo principal en sí; eso se debe a que el transcurso es demasiado pausado, lento y porque está dotado de una dificultad extrema. Cuando te matan, estés donde estés, te hayas pateado medio mundo, vuelves a empezar y la verdad no es que ayuda mucho.

Refiriendos a la manejabilidad, todo está resuelto con mucha solvencia, sin problemas de respuesta, un interfaz sencillo y ágil. Además, la IA se porta bastante bien en este sentido; como la pantalla limita un poco el visionado, los enemigos no te ven porque sí, sin que tu te hayas percatado, cosa que soluciona un poco está sensación claustrofóbica.

Está claro que Perfect Dark te va a durar mucho tiempo: difícil, largo, muchos subjuegos que vas descubriendo al ritmo de tus progresos y un multijugador estupendo, aúpan este apartado en contra de lo que algunos efectos dudosos pueden hacernos creer.

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