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Shadow Company

Shadow Company

  • PlataformaPC8
  • GéneroEstrategia
  • DesarrolladorSinister Games
  • Lanzamiento01/01/1999
  • TextoInglés
  • VocesEspañol

El arte de las guerrillas

Juego de acción táctica en tiempo real que te permite tomar el mando de una fuerza de élite compuesta por mercenarios. El juego comienza con la salvación de los restos de la unidad, abandonada por su cuartel general tras haber sufrido una emboscada durante una misión en Angola.

Actualizado a
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El mundo está cansado y desgastado por la guerra convencional. Los estados y las grandes compañías, hartos de gastar enormes presupuestos en ejércitos, empiezan a ver la necesidad de reclutar nuevos tipos de fuerzas de asalto; baratas, entrenadas, expertas y de un solo uso, las fuerzas mercenarias cobran forma bajo los auspicios de compañías que alquilan sus servicios a terceros. El soldado de fortuna, desaparecido desde la edad media, vuelve a resurgir en el nuevo panorama mundial de pequeños conflictos. Su propósito, ejecutar operaciones quirúrgicas y baratas que provoquen el mayor daño posible al menor coste permisible.
La Granite es una importante compañía dentro del mercado de los mercenarios; sus servicios son requeridos por multinacionales, pequeños estados o grandes servicios de inteligencia. Su fama es la de proveer equipos fiables y efectivos que ejecutan su tarea y desaparecen sin dejar rastro, sin permitir que el enemigo sepa qué le golpeó. Sin embargo, una de las últimas misiones de un equipo Granite cae en lo que parece una emboscada. El grupo enviado a Angola a apoderarse de una planta petrolífera se ve metido en algo mucho más grande de lo que puede manejar. Las peticiones de apoyo y refuerzos son desoídas. Los pocos que sobreviven son dados por muertos.
 

Descripción General:
Esta es la historia en la que nos internamos cuando jugamos por primera vez a Shadow Company; un juego innovador y atrevido que nos pone en el papel de un equipo mercenario en busca de fortuna y venganza. Para aquellos que conozcan el genial Jagged Alliance o su secuela Deadly Games, la propuesta no les sonará a nueva: Un juego de estrategia táctica en el que manejamos a varios mercenarios, con pequeñas pinceladas de juego de rol, mucha munición, emboscadas, terreno inhóspito y tensas escaramuzas. Las principales novedades son dos: Entorno tridimensional con cámara libre y acción puramente en tiempo real.

El jugador de Shadow Company se encontrará al mando de un escuadrón mercenario cuyos miembros deberá escoger y contratar, cuyo equipamiento deberá seleccionar y comprar y cuya táctica deberá organizar. Nuestros soldados tendrán nombres y apellidos, habilidades y handycaps, destrezas y puntos débiles. Deberemos controlar el armamento que llevan, la munición apropiada, la vestimenta necesaria para la misión y el equilibrio táctico que deseemos desarrollar. Deberemos escoger entre francotiradores, expertos en armas pesadas, incursores invisibles y silenciosos, personal médico, pilotos con afición por los revólveres y ex-combatientes que dedican su tiempo libre a hacer detonar un kilo de C4 de la forma más espectacular posible. Cada personaje será una única combinación de habilidades y personalidad que deberemos hacer encajar en el rompecabezas de nuestro equipo, un equipo que configuraremos según nuestros gustos y los requerimientos de la misión. No se había visto desde Jagged Alliance un juego en el que la sensación de controlar un verdadero escuadrón mercenario fuese tan realista.
  
Es difícil hablar de Shadow Company por lo complejo que es. Se trata de un juego que aúna la gestión de equipo, la planificación de misiones y la elección de recursos humanos con el desarrollo de las misiones propiamente dichas. Es como si cogiésemos a Commandos, le diésemos unos tintes de juego de rol y tornásemos el mundo determinista y mecánico del afamado juego español en algo más vital y caótico. Es como si cada uno de los personajes que pululan por los escenarios (gigantes escenarios) tuviese vida propia y personalidad. Los detalles no son vitales, pero son importantes. Descubrir que no has traído un cortafríos no va a provocar que tu misión quede estancada, pero la va a dificultar (y mucho).

La rutina es siempre la misma. Primero, nuestra misión es explicada en un vídeo con buena ambientación y en un perfecto y flemático inglés (Si... en inglés). Llegamos después a nuestra pantalla de planificación. Esta se divide en tres apartados: Mapa, equipamiento y personal.

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En la pantalla de mapa encontraremos el territorio de juego con los puntos a cumplir marcados y explicados. No está de más gastar tiempo aquí, leyendo y releyendo los puntos y observando las fotos. Esta es toda la información de que disponemos para organizar nuestro equipo y equiparlo. Unas alambradas pedirán a gritos un cortafríos, unas torres de guardia nos incitarán a llevar un buen francotirador y un submarino a hundir requerirá un experto en demoliciones y una buena cantidad de explosivos.
 

El apartado de personal nos muestra un catálogo de mercenarios que ofrecen sus servicios, los perfiles de estos soldados de alquiler y el precio del contrato. No es tan simple como parece, pues los mercenarios más atractivos van a estar, generalmente, fuera de nuestro alcance monetario. Nuestro equipo ha de depender más de la maña que de la fuerza; así, la diversificación es crucial. No conviene confiar en llevar a cabo una misión con explosivos sin tener algún mercenario que posea una habilidad apreciable con estos aparatos, al igual que rescatar a un prisionero en una prisión fuertemente custiodada será difícil si todos nuestros soldados son más ruidosos que un elefante en una cristalería. Qué duda cabe que si podemos contratar a un mercenario habilidoso en varias áreas será mejor (y más barato) que dos mediocres. Sin olvidarnos, por supuesto, de incluir por lo menos un par de combatientes con buena habilidad en subfusiles y armas de asalto, pues son estos los que nos sacarán las castañas del fuego en una escaramuza o en caso de ser descubiertos.

En cuanto a equipamiento, las elecciones más complicadas se darán probablemente aquí. La vestimenta (¿camuflaje o blindaje?), el armamento (¿Corto o largo alcance? ¿Silenciado o preciso?), el equipamiento (¿Visión nocturna? ¿Explosivos? ¿Herramientas?)... Todos estos factores han de ser tenidos en cuenta en el limitado espacio que nuestros hombres representan. Muchas veces desearíamos tener el doble de sitio y mucho más dinero del que disponemos. La lista es larguísima; sólo en armas, la elección de un arma de asalto se puede volver complicada: ¿Balas o postas? M16, AK47, Steir Augusta, escopetas antimotines, escopetas JackHammer automáticas... Y cuando hemos decidido qué llevarnos, el problema es la munición. Tal vez no haya en stock suficiente cantidad de 5.58 para atender nuestras necesidades, o una vez en el campo de batalla nos encontremos con que los adversarios han sido surtidos por los rusos y su munición no vale para nuestro AM16. Nadie nos va a quitar de diez a quince minutos devanándonos los sesos en escoger el equipamiento antes de pulsar el botón de 'launch'.
 

Ahora es cuando viene lo bueno. Nuestro equipo está en el lugar de comienzo; a nuestro alrededor se extiende un enorme terreno de increíble tamaño, con una orografía extremadamente realista y unas texturas detalladas e impecables. Árboles, ríos, desniveles, caminos, carreteras, pueblos, campamentos, ruinas... sin duda alguna, nunca había visto un terreno mejor en ningún juego comparable. Nuestros personajes habrán de desenvolverse por él de la misma manera en que lo harían los seres humanos, con todas las ventajas y desventajas que ello supone. Los soldados, también modelos tridimensionales, se mueven de un modo realista y orgánico, reaccionando de la manera apropiada a los cambios de terreno. El campo visual, un elemento de suma importancia para plantear nuestra estrategia, está perfectamente simulado. Es, sencillamente, real.
La misión comienza a desarrollarse a nuestro alrededor y todo parece como la vida misma. Patrullas por los alrededores (unas más confiadas que otras), escaramuzas (el intercambio de disparos es muy realista; no en vano la simulación de los proyectiles ha sido tratada con gran meticulosidad) y búsqueda de un modo de aproximación al objetivo. Los binoculares y la visión nocturna nos serán de gran utilidad, al darnos un punto de vista en primera persona del territorio. No sólo eso, sino que nos permitirán ver lo que de otro modo no podríamos, puesto que a pesar de que el territorio será perfectamente visible desde un primer momento, el resto de personajes presentes en él permanecerán ocultos hasta que entren en nuestro campo de visión. El realismo en todos estos aspectos es perfecto.

La elección del armamento se hace notar aquí sin ninguna dificultad. El rango de alcance, la precisión, la potencia o la dispersión están muy bien representadas. La ventaja estará siempre del que lleve el arma más apropiada. Atacar desde la distancia a una patrulla será una tarea muy diferente dependiendo del armamento que llevemos nosotros y del que lleven ellos. Si nosotros portamos fusiles de asalto con un buen alcance y ellos van armados con escopetas antimotín, es probable que estén todos muertos antes de que hayan podido dar un par de pasos. Si la situación se invierte, seremos picadillo antes de poder acercarnos distancia de tiro. Del mismo modo, el más imponente mercenario equipado con un rifle carísimo tiene todo en contra si se enfrenta en corto alcance a un guerrillero armado con un arma de postas.

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Los francotiradores y los infiltradores serán componentes inestimables en nuestro equipo, hasta el punto de que muchas veces la misión más simple se convierte en un infierno por no haber contratado a la persona apropiada. Un tandem entre un silencioso experto en demoliciones armado con un cuchillo y un francotirador con buen pulso pueden evitarnos arriesgar a todo el equipo en un asalto frontal a una fortaleza bien guardada. Antes de que sepa que ha pasado, el enemigo puede encontrarse con sus tanques de combustible destrozados y sus centinelas con la cabeza esparcida por la garita.
   
Los vehículos también jugarán un importante papel en nuestra estrategia. Coches, blindados, tanques, camiones... Su comportamiento será tan intachable y realista como el de nuestras tropas y su uso, a veces, obligado. Un poco lentos, si cabe, sobre todo en el caso de los coches (los más proclives a estallar bajo el fuego enemigo y asarnos dentro). Objetivos de un atentado a veces, objetivos a secuestrar o proteger en otras o simples protagonistas ocasionales en la mayoría de las ocasiones, los vehículos en Shadow Company no dejarán indiferente a nadie.

Mención aparte merece el enemigo, uno de los componentes indispensables en este tipo de programas. Inteligente y orgánico, su actuación será tan esperada o inesperada como la de un ser humano. Sensible a los sonidos, a detalles sospechosos o nuestra descarada visión, sus reacciones variarán desde perseguirnos para darnos caza a huir para salvar la vida (o dar la alarma). De comportamiento inteligente, una pequeña patrulla que nos sorprenda puede hacernos mucho daño. Un puesto de vigilancia en el que sus moradores se percaten de nuestra presencia resultará mucho más difícil de tomar que uno desprevenido y un enemigo evadido puede llenar la zona de patrullas bien armadas. En resumen, será buena política no subestimar nunca ni a la patrulla más inofensiva; un sólo soldado puede dar al traste con la misión si está equipado con un lanzacohetes. De todos modos, el jugador de Shadow Company no tendrá dificultad a la hora de tener cuidado con su equipo, pues el grado de personalización de tus mercenarios es tal que muchas veces te encontrarás cuidando con mimo de tu equipo y procurando que no les pase nada.

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Hasta aquí, Shadow Company es un brillante juego de estrategia táctica con un buen montón de elementos que aseguran horas de diversión y adicción a raudales. Sus aspectos de presentación son también muy buenos, con unos gráficos más que cumplidores y que mantienen el realismo donde lo dejan el resto de aspectos, sobre todo gracias a las altas resoluciones soportadas. El sonido, a su vez, es tan realista como cabe esperar y no defraudará a nadie. La experiencia de jugar Shadow Company con un 19 pulgadas, a 1280x1024 y a 32 bits de color es realmente irrepetible en mundo de la estrategia. Pero es precisamente en el apartado visual donde se encuentra la primera carencia: El interfaz de opciones es, a veces, demasiado simple e insuficiente. No está tan cuidado como el resto de la presentación, lo que a veces resulta algo chocante.

No terminan aquí las pegas, ya que Shadow Company presenta varios aspectos que deslucen el conjunto de una manera un tanto absurda. Por ejemplo, seleccionar un objeto o unidad puede volverse un poco lioso en ocasiones; la cámara subjetiva que tan buenos resultados da a la hora de presentarnos la acción parece haber sido un factor de complicación en este aspecto. El problema parece irrelevante hasta que nos encontramos en un momento delicado y necesitamos una respuesta rápida y unívoca del programa. Incluso, a veces, cuando hagamos una selección múltiple, alguno de nuestros personajes quedará marcado como seleccionado pero no obedecerá nuestras órdenes posteriores (lo cual, si la orden es salir cagando leches, es un problema gordo). Además, sobre todo cuando andemos cerca de terreno complicado (la orilla de un río, el borde de un saliente sobre el mar o trepando por unas escaleras), los personajes tienen una leve tendencia a liarse y acabar atascados, perdidos (quiero decir, desaparecidos del mapa por completo) o a precipitarse al agua de la manera más absurda posible. Este problema, que se da en casos muy puntuales, puede llegar a provocar situaciones verdaderamente absurdas. Por poner un ejemplo; tras la orden de bajar unas escaleras, mi equipo al completo ignoró el hecho de que habían llegado al suelo y siguieron descendiendo hasta que desaparecieron rumbo, al parecer, a las profundidades del averno. Nada pude hacer posteriormente más que recuperar la partida anteriormente guardada.

La perfecta simulación de terreno y línea visual falla también en algunas ocasiones, sobre todo cuando nuestro objetivo está situado en una plataforma elevada. Nuestros personajes optarán en ocasiones por trepar hasta el mismo nivel que el enemigo en vez de dispararle desde el suelo, lo cual unido a la evidente superioridad del agresor elevado significará irremediablemente que seremos acribillados con toda comodidad. Entre esto y ciertas increíbles caídas al mar, uno genera una cierta impresión de que sus mercenarios tienen tendencia a creerse lemmings.

Y ya que estamos enumerando defectos, cabe quejarse también de la velocidad de carga de los niveles y partidas guardadas: Simplemente, exasperante. Aunque es un aspecto comprensible dada la complejidad del territorio al que nos enfrentamos, el desbaratamiento de nuestros planes provoca más incomodidad por el hecho de tener que cargar una partida guardada que por haber sido vapuleados.

En resumen, Shadow Company es brillante en todos los aspectos y no tiene complejos a la hora de usar recursos ya conocidos ni de innovar allí donde es necesario. Muy jugable, atractivo a primera vista, adictivo y divertido, muestra una presentación maravillosa, un sonido en condiciones y unas rutinas de inteligencia artificial y de gestión del entorno que harán palidecer de envidia a buena parte de la competencia. Surge, además, en un momento comercialmente inmejorable: Sus más directos competidores están lejos en el tiempo ya sea por detrás (Commandos o su continuación/añadido ya están más que trillados) o por delante (Jagged Alliance 2 no parece tener intención de aparecer por el mercado español y Commandos 2 todavía tardará un tiempo en aparecer). Vamos, que es lo que los aficionados a la estrategia táctica necesitaban estas Navidades y no por falta de competencia tiene menos calidad, ya que quitando ciertos defectos que podrían haberse pulido el conjunto es delicioso.
 

Audio/Vídeo:
Shadow Company posee una rara propiedad muy apreciable en este tipo de juegos: Presenta la calidad justa. Quiero decir con esto que no hace alardes de gráficos espectaculares y efectos especiales apabullantes. El cometido de los gráficos y sonido de Shadow Company es dar realismo a la acción, y eso es lo que hacen. Una granada no provoca un hongo atómico ni una onda de choque superficial, por lo que no veremos nada de esto en el juego. Las texturas son realistas como las que más, los modelos 3D son buenos (los personajes podrían tener más detalle, pero la potencia de computación es limitada), la pirotecnia cumple a la perfección y el apartado sonoro se integra con el conjunto haciendo que todo parezca lo que tiene que parecer.

Está claro lo que en Sinister Games querían con Shadow Company: Los gráficos y el sonido son un medio, no un fin en si mismos y eso es lo que hacen. Shadow Company no pasará a la historia por sus gráficos ni por su sonido, pero es uno de los juegos que mejor uso hacen de estas herramientas para proporcionarnos una experiencia de juego muy agradable.
 
 
Estrategia y trucos:
Antes de empezar a jugar, conciénciate de una cosa: Si en la realidad Rambo hubiese existido, le habrían volado las gónadas nada más asomar su cabeza con cinta roja incluida en medio de un campamento charlie. Nunca un hombre derrotó a un ejército por el método del ataque frontal.

Tu equipo está en inferioridad numérica, pero juega con el factor sorpresa y con un equipamiento a priori mejor del que el enemigo medio va a poner en juego. Usa a cada hombre para lo que mejor se le da, y cada arma para lo que debe ser empleada. Una escopeta jackhammer es infinitamente superior a un fusil de asalto en un callejón, y un cuchillo no vale para nada a no ser que lo uses por la espalda.

Planea todo cuidadosamente y observa lo que sucede en el campamento enemigo. No dejes que una patrulla itinerante te sorprenda mientras agujereas una alambrada, y no andes por el campo abierto como si fueses de compras por la quinta avenida. Agáchate o túmbate si sospechas que hay patrullas cerca, ya que si disparas primero es probable que no lleguen a herir a ninguno de tus hombres. Si dejas que te sorprendan, vas a sufrir una carnicería. Ten en cuenta que si el enemigo ve a tu equipo junto no se va a cortar en dar uso a una de sus granadas.

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La noche es tanto un aliado como un enemigo, aunque tiene más de lo primero que de lo segundo. Las emboscadas y la infiltración son más efectivas durante el día, aunque la oscuridad empeorará la puntería de tus hombres. No olvides equipar un visor nocturno y no te preocupes por las miras telescópicas o las cámaras fotográficas, están preparadas para la eventualidad. Los prismáticos, por el contrario, serán prácticamente inútiles con baja iluminación.

Ten mucho ojo con los centinelas elevados; son tu mayor enemigo en incursiones a fortalezas. Desde ahí arriba, ellos tienen bonificaciones y tú penalizaciones. Elimínalos desde lejos, con un francotirador (desde una posición más elevada si es posible) o acércate por detrás y déjales una granada cerca (con tirarla en el suelo

bastará, puesto que la onda expansiva los matará o los derribará de su situación.

Como consejo final, cuando tengas que robar vehículos y llevarlos a posiciones de rescate procura limpiar antes el camino que hayas de recorrer montado en ellos. Generalmente, se tratará de vehículos no blindados (coches o camiones) y que no soportarán fuego intenso, así que cualquier encontronazo puede acabar con tus esperanzas de acabar la misión.

Estos trucos o consejos son los que había disponibles el 06/12/99 Si no encuentras lo que buscas, pasa por la sección de TRUCOS.
 

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Jugabilidad:
Shadow Company es uno de los juegos más interesantes que he tenido la oportunidad de catar en bastante tiempo, pero no es apto para todos los públicos. Como sucede con casi todos los juegos de estrategia, aquel público poco paciente y ansioso de apretar el gatillo no va a divertirse con Shadow Company, máxime teniendo en cuenta el grado de realismo que alcanza el juego a veces. Sin embargo, aquellos que disfruten con este tipo de juegos y les guste planear tácticas, elaborar planes y sentir auténtica tensión por la manera en que se van a desarrollar los acontecimientos, van a encontrar en Shadow Company un compañero insustituible. Muy muy jugable, con un buen grado de adicción y largas horas de enganche en perspectiva. Si eres uno de los que piensan que Commandos es lo mejor que había ocurrido desde la invención del agua caliente, espera a jugar Shadow Company. Merece la pena la compra.
 
 

El realismo sin par, la ambientación, el aspecto del terreno, el tremendo trabajo de documentación, la impresión de organicidad que da todo el conjunto. La experiencia de juego que Shadow Company proporciona es única.
 
 

Enlaces o Links:
Demo de Shadow Company
ftp://ftp.sunet.se/pub2/pc/games/gamesdomain /demos/shadow.zip 
 
 
Equipo necesario:
Shadow Company se vuelve jugable a partir de un P200 con aceleradora, y 64 MB de RAM. Con menos, puede volverse frustrante. Vídeo y sonido compatible con DirectX 6, un CD ROM rapidito (cuanto más, mejor). Nada del otro mundo, vamos, pero la experiencia visual sube de tono con una resolución elevada (1024x768) y sobre todo, con 32 bits de color.

8

Muy Bueno

Juego de notable acabado que disfrutaremos y recordaremos. Una buena compra, muy recomendable para amantes del género. Está bien cuidado a todos los niveles. Cómpralo.