The Creed (PC)

Una ciudad en un futuro lejano, delincuencia organizada, gobierno desorganizado, psicópatas por las calles, afables viejecitas con artillería pesada en sus inocentes bolsos y paranoia generalizada. Un entorno cyberpunk al más duro estilo es lo que The Creed nos ofrece para ambientar un juego de arcade con ligerísimos toques de aventura/rol en el que nuestro objetivo es simple: ganarnos una reputación y sobrevivir en las calles de Cerberus.

En el papel de Gene Matrix o Guy Wolfe, recorreremos las calles de esta inhóspita ciudad viéndonoslas con toda la basura que sólo la civilización más desquiciada y decadente puede generar. Empezando desde cero, desarmados y anónimos, deberemos contratar nuestros servicios a diferentes compañías y grupos criminales para ganarnos una reputación con la que poder hacernos un hueco en una pirámide alimenticia urbana en la que sólo hay dos escalones: depredador y cadáver.

El último programa de Insomnia Entertaintment nos pone frente a un entorno 3D con fondos renderizados y un sistema de cámaras a la Alone in the Dark, en el que nos tendremos que mover por toda una ciudad con sus edificios, su tráfico, sus transeúntes, sus policías y su delincuencia (de la que, mira que coincidencia, formamos parte).

En la más pura línea del freelancer, nos dirigiremos a la terminal de datos más cercana para enterarnos de quien necesita sacar la basura, cuando, como y los beneficios implicados. Con un trabajo en el bolsillo y, posiblemente, un arma con el que realizarlo, tendremos ahora que incrementar la cifra de crímenes violentos del día para asegurar que todo vaya bien para nosotros.

La ciudad tiene vida. El tráfico, los peatones, el comercio... todo parece estar realmente funcionando y ser más que un simple escenario para nuestras tropelías. El manejo es simple y la mecánica de juego fácil de coger... parece que tenemos ante nosotros un juego dispuesto a darnos horas de diversión... ¿O no?

Si bien el trabajo de Insomnia está casi terminado, hay ciertos aspectos en la versión preliminar que piden a gritos un pulido. Los gráficos son correctos, los personajes no son de lo mejorcito del mercado pero cumplen, el sonido es bueno, las misiones son interesantes y variadas... Sin embargo, el conjunto adolece de ciertos problemas que bien pueden ser subsanados en la versión definitiva.

Las cámaras son en muchos casos un engorro; particularmente cuando uno de nuestros enemigos se dedica a dispararnos desde fuera de foco, nos las vamos a ver negras para localizar el origen de los disparos y para poder situarnos en un lugar desde el que poder dar réplica al interfecto. Además, el hecho de que nosotros no podamos ver lo que ocurre fuera de la pantalla no significa que estemos cubiertos de las miradas desde fuera. Más de una vez se da el caso de creer que 'estamos solos' a la hora de cometer alguna fechoría para luego descubrir que en la pantalla adyacente había una convención de 'Policías a favor de los lanzacohetes'.

El sistema de control es el mismo que en el Postal de Ripcord, lo que nos da una tremenda imprecisión a la hora de apuntar (mientras que nuestros enemigos parecen capaces de acertarle a una mosca en un ojo con un misil intercontinental).

Pero no todo son peros... el juego es entretenido y la gran variedad de armas y efectos especiales hará la delicia de los más traviesos del lugar. Escenas dignas de la matanza de Texas cobrarán vida ante nuestros ojos cuando disparemos nuestro lanzallamas en medio del casino o empleemos el cañón automático en una populosa calle comercial. No habrá tiempo para aburrirnos en Cerberus, ya que si no estamos implicados en alguna estrambótica misión (como aniquilar toda forma de vida en un concurso canino) estaremos paseando por la que sin duda es la última ciudad a la que cualquiera con dos dedos de frente iría de vacaciones. Los detalles gamberros se sucederán sin pausa, como la plaga de ratas que invade la ciudad y que parece haber dejado sin trabajo a los agentes funerarios y oficiales del deposito de cadaveres.

A nivel técnico, The Creed se vale de las tarjetas aceleradoras para mostrar una calidad gráfica muy adecuada sin desmerecer la versión por software y pide un mínimo de Pentium 166 con 16 MB de RAM y 2MB de vídeo.

Si en Insomnia dedican las últimas etapas del desarrollo a pulir lo previamente comentado, a mejorar el sistema de detección de colisiones y a bajar el nivel de dificultad de alguna de las misiones (probad a correr por el hall de un cine mientras seis pistoleros descargan suficiente munición como para asolar un país pequeño), este juego promete convertirse sino en un clásico, sí en algo a tener en cuenta para deshacerse de ese dinero que tanto nos pesa en el bolsillo. Un digno heredero de programas como Syndicate que tal vez no llega al nivel de este, pero pone sobre la mesa el potencial para enganchar al jugador y darle lo que todos queremos: unas horas de pérdida de la noción del tiempo.