Toneladas de aprendizaje para los Leoncitos

España se estrenó este sábado en el Mundial sub-20 de rugby, que le había sido esquivo tradicionalmente, y se cumplió el guion esperado. Fue una derrota contra Francia (49-12), la vigente campeona desde 2018, tres títulos seguidos. Pero una de las buenas, de las que enseñan. Toneladas de aprendizaje para los Leoncitos, justo lo que necesitan de cara a los que son de verdad sus partidos, el de Gales el próximo día 4 y los cruces que decidirán su plaza, a evitar la última, que es la que conduce de nuevo al Trophy, la cara B de este nivel.

Francia fue superior, faltaría más, pero sin que la cosa llegara a desmadrarse. España nunca fue una comparsa. Defendió con arrojo y ensució los puntos de encuentro, en los que le levantó muchas pelotas al Gallo, que no es ninguna tontería. Y en ataque tampoco se acomplejó, con buenos destellos Carmina y Richardis por detrás o del capitán Ariceta en el transporte delante. Las diferencias vinieron por la parte física. Porque los vecinos tienen una melé, un 10 y unos ball carriers a los que la Selección todavía no tiene armas para frenar. Caso de Kanté Samba o de Barnabe Massa, autor de dos de los cuatro ensayos franceses en la primera parte, uno coronando un maul canónico y otro en un despliegue de potencia desde otra plataforma. Los otros dos fueron de Desperes-Rigou en un despliegue en el que su apertura, Hugo Reus, hizo magia, y de castigo.

Quizá la mejor noticia fuera la segunda parte, en la que el parcial fue de 21-12, con España resistiendo la carrera de fondo. Aguantó la segunda unidad, que dejó un esfuerzo reseñable en defensa de David Gallego y la sensación de que el nivel físico del equipo no anda excesivamente lejos de las potencias, aunque está por ver si es así también cuando se vayan acumulando los partidos en las piernas. Al poco de la reanudación llegaría el primer y único ensayo de los Leoncitos, de Diego González en una ofensiva en la que la delantera nacional se movió bien en el pick and go.

Francia respondió por medio de Brau-Boirie y de Malaterre, que anotó dos posados en cosa de un par de minutos en la recta final. Fue cuando una España orgullosa se topó con la realidad del depósito agotado, nada que no estuviera dentro de lo razonable. Con el tiempo casi cumplido, una carga de Julen Burguillos le puso algo más de alegría al caldo. Ahora los ojos de los Leoncitos mirarán a Gales, el próximo rival. “Estamos contentos porque en la primera parte hemos hecho nuestro partido ante un equipo más fuerte”, aseguró Ariceta tras el partido. “España es un buen equipo”, reconoció el 10 francés, Reus. Tienen motivos para confiar en sí mismos y eso, con la condición de cenicienta con la que llegaban al torneo, ya es algo.

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