Una vida más allá del deporte: “Te absorbe tanto que llegas a pensar que no hay nada más”
Alberto Barroso atiende a As en el Café Boutique Idílico y habla de su marca de aceite, Raza. Un proyecto con el que mira al futuro y un waterpolista que sabe que las carreras deportivas son maravillosas, pero que se acaban.
De Ondarreta al cielo. Es el camino que ha llevado Alberto Barroso en una carrera que siempre ha ido hacia arriba. El jugador madrileño, actualmente en el Sabadell, no ha parado de meter goles en un lugar o en otro. Tras la disolución de su primer club, hoy refundado como Alcorcón, fichó por el equipo por excelencia de Madrid, un Canoe en el que se mantuvo siete temporadas. Desde entonces, no ha parado de recibir ofertas y de buscar nuevos destinos y nuevas aventuras: disfrutó de la vida italiana en Nápoles, se comprometió una temporada con el Sant Andreu, estuvo tres temporadas en el Terrasa, volvió a la bota de Europa para jugar en el Salerno y ahora ha encontrado cobijo en su actual destino, donde ha pasado las dos últimas temporadas. Allí comparte equipo con Javier Bustos y Edu Lorrio, ambos madrileños. El primero, de su misma generación, también empezó en Ondarreta. Edu, el portero y capitán del Sabadell es un año mayor y compartió con Alberto el oro europeo, el primero de la historia de la selección masculina de waterpolo. Compañeros y amigos, cuyos destinos han llevado caminos distintos, pero que se juntan ahora en el proyecto actual.
Goleador prolífico, Barroso tiene 30 años y es ya un clásico del waterpolo español, coleccionando estadísticas fantásticas gracias a esa diestra prodigiosa que tantos rivales han sufrido. Y si bien hace tiempo que dejó de ser un chaval, todavía ve muy lejos la retirada: “Estoy atravesando un buen momento en mi carrera. La experiencia en el waterpolo es fundamental, y gracias a ello me encuentro en un destacado nivel competitivo”. Las carreras hoy son longevas, como bien sabe un jugador que formó parte de la plantilla que, además del mencionado oro europeo, la misma medalla en la World Cup 2023 de Los Ángeles unos meses antes. Otro de sus grandes éxitos, y dos medallas que luce con orgullo y que le dan fuerzas para hacer el camino mucho más largo.
“Pensar en la retirada es natural. Siempre tienes esa incertidumbre de cuándo va a ser. Pero no lo he profundizado y no va a ser a corto plazo. El waterpolo es mi pasión, es a lo que me dedico al 100% y no es tiempo de pensar en eso”. Lo que tiene claro el internacional español es que, por mucho que le quede de waterpolo, tiene que pensar en lo que está por venir. Y que son muchas las dificultades que tienen infinidad de deportistas que no se dedican a prácticas generalistas (fútbol, baloncesto, tenis...) para enfocar la vida después de la retirada. Barroso es uno de los pocos deportistas que viven de un deporte minoritario como el waterpolo, pero el dinero que se gana en el agua no se cuenta por millones ni te resuelve la vida. Y los problemas de adaptación a una nueva vida pueden afectar a cualquiera. Es lo que quiere evitar el jugador del Sabadell, que no va a esperar de brazos cruzados a tener que dejar el waterpolo y ya ha empezado a prepararse para el largo plazo. Y por eso ha apostado por un proyecto personal. Algo que antes sólo podía decir en susurros, pero que ahora es tangible, real.
Raza, un aceite único
Barroso viajó hasta Jaén, para poner en marcha algo que le empezó a rondar en la cabeza durante el coronavirus y que tomó forma definitiva en diciembre de 2021. Allí potenció su propia marca de aceite, Raza. Algo en lo que tenía claro que quería emprender debido a su pasión por la gastronomía. “Las experiencias acumuladas a lo largo de mi trayectoria deportiva y los viajes realizados han sido clave para reflexionar y poner en marcha este proyecto”. El español fue forjando la idea y empezó a trabajar en ella. Tiene clientes repartidos por toda España (Barcelona, Alicante, Canarias, Madrid...) mientras maneja los hilos desde Sabadell, compatibiliza el waterpolo con un proyecto que va creciendo, sin prisa pero sin pausa, en una clara dinámica ascendente. Sin precipitaciones, pero fiel a sus principios, y sobre todo agradeciendo a su socio y al equipo humano que hay detrás.
“Esto es un proyecto vital. Lo llevo de una línea paralela al waterpolo. Y cuando llegue mi retirada, la intención es seguir forjándolo y creciendo”, asegura. “Me considero una persona con espíritu emprendedor, imaginando proyectos y buscando formas de convertirlos en realidad, Estoy contento con todo lo que estoy haciendo. Somos un equipo pequeño, pero estamos en consonancia con un objetivo: seguir creciendo. Todo esto, además, te lleva a relacionarte con gente del mundo de la gastronomía: empresarios de Madrid que me están apoyando, que ya tienen un nivel muy alto, lejano a donde estoy yo. Y me apoyan, y eso lo tengo que agradecer”, añade el jugador, que no descarta expandirse a otros lugares en el futuro, con la gastronomía como epicentro.
El internacional español atendió a As en el Café Boutique Idílico, situado en Boadilla del Monte, un establecimiento acogedor en el que se sirve el mejor café de España. El negocio es regentado por Lorena Betrán y Jesús Hernández, amigo personal del waterpolista y, además, patrocinador del Alcorcón de fútbol. En la ciudad que vio nacer a Barroso, que realizó el 27 de enero de 2024, después del oro europeo conquistado con la Selección, el saque de honor. “Jesús y Lorena tienen un producto muy bueno, que es su café, campeón de España. Y no hay nada mejor que el hecho de que mi aceite esté en una cafetería de producto gourmet como esta”, nos cuenta Alberto. Los halagos son recíprocos. Lorena y Jesús hicieron gala de una enorme amabilidad durante toda la visita y dieron todas las facilidades. También se rindieron al waterpolista y amigo. Y a su aceite: “Buscábamos un producto de máxima calidad. Probamos muchos y nos quedamos con Raza. Fue un acierto, porque los clientes están encantados. El producto tiene identidad y alma. Y Alberto es el mejor reflejo para representar dichos valores”, cuentan.
La vida después del deporte
“Esto es un proyecto vital. Lo llevo de una línea paralela al waterpolo. Y cuando llegue mi retirada, la intención es seguir forjándolo y creciendo”. Las palabras de Barroso se centran en el gran objetivo del waterpolista, que insiste en el mensaje que quiere transmitir: la vida después del deporte. Antes o después, la carrera deportiva se acaba, y el deportista piensa que, aunque la educación y la preparación para el día de mañana ha mejorado, todavía queda camino por recorrer. Alberto destaca que cada vez son más los deportistas que invierten, emprenden y se preparan para el futuro. Y su mensaje es claro: “En el deporte hay demasiado ‘carpe diem’, muchos deportistas gastan lo que tienen sin pensar en el mañana. El deporte te absorbe tanto que te hace vivir en una burbuja, creyendo que no hay nada más. Llegas a pensar que tendrás un trabajo seguro al retirarte, pero no siempre es así. Para mí, la educación financiera es fundamental para cualquier deportista, ya sea a través de estudios, emprendimiento o formación económica”. “Al final, necesitas apoyo financiero y, por qué no decirlo, un poco de suerte también. Es algo en lo que debemos seguir trabajando y mejorando. Estamos en una línea ascendente, pero aún hay margen para dar un salto más”, añade.
Como padre de dos hijos, el entorno siempre ha sido un pilar fundamental en su vida, desde su infancia hasta ahora, asumiendo las responsabilidades del día a día en el hogar. “La familia te permite ver las cosas desde otra perspectiva. Cuando no tienes nada más y solo está el deporte, te quedas atrapado si las cosas no van bien. Pero si tienes a tu familia o una alternativa como el emprendimiento, puedes empezar a plantearte otras posibilidades al llegar a casa”, dice el waterpolista.
Eso es precisamente lo que hace Alberto: después de entrenar, dedica tiempo a cuidar de sus hijos y estar con su familia, pero también aprovecha para contactar con empresarios o trabajar en sus proyectos desde el ordenador. La paternidad le dio el impulso que necesitaba para dar ese paso. “Ser padre te abre la mente y te ayuda a mirar más allá. El deporte es maravilloso, pero la carrera es corta, y hay que pensar qué se hará cuando el viaje termine. Hay personas con ideas claras, pero también quienes se dicen: ‘Ya lo pensaré’. Y eso puede ser un error”, asegura Barroso, un jugador dedicado a un deporte en el que se consumen muchas horas de vida. De hecho, son muy pocos los días en los que no se mete al agua. Pero eso no le impide dedicarle también tiempo a Raza. “La palabra es pasión. Si tú tienes pasión por algo, sacas tiempo de donde sea o de donde se pueda. Es lo que te mueve a pensar en lo que se puede hacer más allá de lo que ya estoy haciendo”, dice.
En una charla distendida, Barroso aseguró que se encuentra en una forma fantástica. Suma 25 goles en 9 partidos de Liga y el Sabadell ha conformado una plantilla con la que quiere plantar cara al Barceloneta y acabar con una dictadura que dura más de 20 años. La Copa LEN (donde el jugador lleva 16 tantos) también es un objetivo. Y Alberto se encuentra en plenitud: “Estoy en un gran momento”, avisa. Eso sí, no se olvida de donde viene y hacia donde quiere ir. Sabe que el camino dura lo que dura. Y con esto no sólo quiere encontrar nuevas metas para el futuro. También inspirar a que otros hagan lo mismo. “El objetivo es que un deportista no piense solo en el deporte. Eso está bien, con los objetivos y las dinámicas. Pero hay un mundo fuera y, sobre todo, después. Es real que Hay muchos deportistas de otras especialidades que tienen negocios, pero también tienen más poder adquisitivo... En deportes minoritarios estamos más limitados. El hecho de ser padre ha expandido mi mundo. Te da algo más por lo que luchar. La familia es lo primero”, sentencia. De Ondarreta a Sabadell, pasando por Italia. De héroe del waterpolo madrileño, a clásico del waterpolo español. De la piscina de Santo Domingo a la conquista del oro europeo. Todo, a ritmo de flamenco y con la familia siempre a su lado. De Idílico a la eternidad, Alberto Barroso hace lo imposible: juntar el agua con aceite.
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