Quedada a medianoche y una madre sin dormir: así se forjó la número uno del breaking
B-girl Ami, líder del ranking olímpico y primera campeona de Red Bull BC One, habla con AS antes de la final mundial en Roland Garros, este sábado.
Los primeros años de b-girl Ami en el breaking supusieron menos horas de sueño para su madre. “La familia es muy, muy importante para mí. El apoyo de mi madre ha sido fundamental”, le agradece ahora la bailarina japonesa, a horas de competir en la final mundial de Red Bull BC One, en Roland Garros (este sábado, desde las 18:00, en As.com). Esa niña ya es una estrella. Sobre todo, en su país, con miles y miles de seguidores. Cuando Ami era una adolescente, los b-boys se solían reunir en la estación de tren de Mizonokuchi para entrenar. Lo hacían a altas horas de la noche, pasada la madrugada. Ami quería estar con ellos, con los mejores, pero no tenía medio de transporte. En ese horario, ya no quedaban trenes disponibles para volver a casa. Su madre, con mucho sacrificio, puso remedio al asunto.
“Vivíamos a una hora y media de la estación. Mi madre siempre me llevaba y me iba a buscar. También trabajaba, con lo que dormía poco, pero nunca me puso excusas. Siempre estuvo a mi lado, se sacrificó por mí, pero sin ponerme presión. Si me divertía, ella era feliz”, recuerda en conversación con AS. Su madre, de alguna forma, ya estaba acostumbrada. La hermana mayor de Ami, Ayu, también es b-girl de primer nivel. Ami, sin ir más lejos, empezó influenciada por ella. Ambas iniciaron su andadura en el mundo del baile yendo a clases de coreografía. Cuando descubrieron el punch del breaking, sin embargo, no se pudieron resistir.
Fue muy pronto. En el caso de Ami, a los 11 años (a los seis, ya había dado sus primeras clases de coreografía). “Cuando eres joven, es fácil que te atrape algo que se ve tan molón como el breaking. Ahora, también sé apreciar la belleza de otros bailes, pero, de pequeña, esos movimientos tan poderosos impresionan”, dice como si se tuviera que justificar. Uno de los primeros movimientos que quiso probar fue el windmill (como su traducción indica, pretende imitar un molino de viento, con el cuerpo rodando sobre la parte superior de la espalda y las piernas abiertas). A la semana, ya lo tenía dominado. “Con los años, he aprendido que el breaking no sólo es fuerza, también es footwork (trabajo de pies), flow (carisma)...”, analiza, ya convertida en una de las voces más autorizadas de la escena.
Una pionera con ambición
Actualmente, Ami, a la que le gusta tejer en su tiempo libre, es la número uno tanto del ranking mundial como de la clasificación para los Juegos de 2024. El año pasado, fue campeona del mundo. En 2018, se convirtió en una pionera: fue la ganadora de la primera Red Bull BC One exclusivamente femenina. “Fue un año que me cambió la vida”, dice con cariño. “Gracias a ello, he vivido muchas experiencias. Me convertí en una all-star de Red Bull y he competido en muchos sitios alrededor del mundo. La categoría femenina otorgó “más oportunidades de brillar a las chicas” y animó a una mayor participación. Y Ami fue la que más brilló.
Un éxito, pero con peaje. “También me gustaría competir contra b-boys. Estoy feliz por lo que la competición femenina ha significado para nosotras, pero también pienso en poder compartir escenario con los chicos. No sé si les podría ganar, pero existiría la oportunidad”, valora. En Roland Garros, competirá contra b-girls, pero del más alto nivel. Entre ellas, b-girl 671 (2ª en el ranking olímpico), b-girl Nicka (3ª), India (6ª), b-girl Vanessa (8ª), b-girl Syssy o b-girl Stefani (10ª). El objetivo, compita contra quien compita, siempre es el mismo. “Ganar el trofeo y mostrar mi estilo”, advierte. En este caso, en uno de los mayores recintos deportivos del mundo. Seguramente, pensando en esas noches en la estación de Mizonokuchi, donde cogió su tren.
Sigue el canal de Diario AS en WhatsApp, donde encontrarás todas las claves deportivas del día.