Un tigre, una bañera de oro... Los excéntricos gastos que arruinaron a Tyson

Mike Tyson es uno de los boxeadores más famosos de la historia. El excampeón de los pesos pesados tuvo el mundo a sus pies, pero su mala cabeza y sus problemas de adicciones hicieron que perdiese 500 millones de dólares (472.970.362 euros) y quedase en bancarrota. Se pudo recuperar gracias a un negocio de cannabis y, a día de hoy, vuelve a tener su cuenta bancaria llena. La madrugada del viernes al sábado (02:00, Netflix), se enfrentará al youtuber Jake Paul en Texas, Estados Unidos.

Iron fue uno de los púgiles que más dinero hicieron en el boxeo. Llegó a cobrar cantidades ingentes de dinero, acumulando una fortuna de 300 millones de dólares. Y no solo ganaba dinero sobre el ring, sino que también cobraba de patrocinadores y otros negocios con los que colaboraba, por lo que esta cantidad podría duplicarse.

Con tanto dinero, Tyson empezó a gastar. El estadounidense tenía problemas con las drogas, ya que consumía marihuana (entre otros), los excesos y las aventuras sexuales. Ante estos vicios, empezó a despilfarrar su fortuna en tonterías. Compró dos tigres de bengala, que fueron dos de sus gastos más famosos, una bañera de oro, joyas de oro y diamantes... Tenía varios coches de lujo y mansiones, gastaba a manos llenas en vacaciones de ensueño y montaba fiestas cada dos por tres.

Ese ritmo de gasto no podía mantenerse, y menos aun cuando decidió colgar los guantes y perdió su mayor fuente de ingresos. De hecho, todavía en sus últimos años de competición, ya se declaró en bancarrota, y aquello no hizo más que ir a peor. Tenía deudas por valor de 23 millones de dólares (21.756.396 euros). “Mi último millón de dólares lo gasté en mi rehabilitación porque de los 500 millones que aproximadamente hice como boxeador, no me quedó nada. Todo se fue en mujeres y me duró entre 15 y 16 años, parecía muchísimo dinero, pero se acabó”, reveló Iron en el podcast The Pivo.

Un negocio de cannabis le sacó de la pobreza

Tyson volvió a resurgir gracias a uno de sus vicios: la marihuana. Formó una empresa de venta de cannabis y, en un año, vendieron 1.815 kilos de flores de marihuana en el norte de América (es legal en algunos estados). El monarca de los pesos pesados lo dejó durante 14 años. “Mi primer año como campeón no fue muy bueno. Un montón de demandas. Fue abrumador para mí a los 20 años. Siempre quise lo que pasa ahora, pero no estaba preparado para ello”, contó Tyson en una entrevista a Forbes.

“Nunca debí dejarlo. Dejé de consumir hierba, pero bebí como un loco. Psicológicamente, era como ‘eso es legal; puedo comprarlo y no meterme en problemas’. Así que dejé de ser un marihuanero y me convertí en un alcohólico furioso”, recordó el norteamericano. Uno de los objetivos de la empresa, llamada Tyson 2.0, es desestigmatizar la droga. “Pon a cinco pandilleros en una habitación con algo de licor; se matarán entre ellos. En cambio, si encierras a cinco pandilleros en una habitación con un poco de marihuana crónica, se tomarán selfies. Esa es la diferencia entre los dos”, sentenció. A día de hoy, vuelve a tener la cuenta del banco llena.

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