Un Mundial democratizado
Arranca la Copa del Mundo de fútbol sala más impredecible. España aspira a su tercer título 20 años después entre un amplio abanico de favoritos.
Hubo un tiempo en el que ser campeón del mundo de fútbol sala era cosa de dos. Brasil (cinco trofeos) y España (dos) se repartieron las siete primeras ediciones y se citaban cada cuatro años para disputarse el trono. Sólo unas pocas selecciones podían soñar con hacerles algo de sombra y la mayoría eran meras comparsas. Pero esos tiempos han cambiado, este deporte ha crecido y el Mundial que se celebra desde este sábado hasta el próximo 6 de octubre, su décima edición, se presenta como el más abierto, emocionante e impredecible de la historia.
Ese es el resultado de la globalización de este deporte. Una muestra de esa ‘democratización’ es que los dos últimos Mundiales fueron conquistados por dos países que nunca lo habían logrado: Argentina en 2016 y Portugal en 2021. “Somos un deporte joven (el primer Mundial auspiciado por la FIFA fue en 1989), que ha crecido y en el que cada vez más países trabajan bien. Se abre más el abanico de aspirantes y hay más igualdad. Diría que ya en la fase de grupos van a darse bastantes sorpresas”, reflexiona en AS Fede Vidal, seleccionador de una España que debuta este domingo ante Kazajistán (12:30, Teledeporte) con el objetivo de bordar la tercera estrella en su camiseta.
“Ahora hay más formas de analizar el juego, de ver vídeos, de preparar los partidos...”, analiza el técnico, que forma parte de un gremio que tiene mucha importancia en ese crecimiento global, el de los entrenadores españoles. Además de Vidal, otros cuatro seleccionadores presentes en este Mundial son españoles: José Venancio López (Uzbekistán), Ricardo Iñíguez (Libia), Miguel Andrés (Países Bajos) y Miguel Rodrigo (Tailandia), que dan continuidad a muchos otros que han exportado progreso a países sin tanta tradición. “El entrenador español es clave en esta expansión. Aquí se hace muy buen trabajo en categorías inferiores, cursos, el trabajo de la Federación Española...”.
Sin embargo, eso choca con que España lleva 20 años sin lograr el título. El último fue en 2004, la cita de China-Taipei. Que el torneo se vuelva a desarrollar en Asia es una buena señal, ya que la Selección siempre ha brillado en los mundiales asiáticos: fue bronce en Hong Kong 1992, campeona en el citado campeonato de 2004 y subcampeona en Tailandia 2012 tras una dramática tanda de penaltis ante Brasil. La ‘verdeamarelha’, por su parte, debuta este sábado ante Cuba liderado por el reciente Balón de Oro, Pito. Vuelve a estar entre las grandes favoritas, pero son 12 años sin el título y posiblemente sea Portugal, ya sin Ricardinho pero con un potentísimo equipo liderado por el joven Zicky y Pany Varela, el rival a batir.
El abanico de aspirantes no se limita a Brasil, España y Portugal. Hay que añadir a Argentina, Kazajistán, Irán, Marruecos, Francia, Paraguay... o la propia Uzbekistán (países que crecen en este deporte a un ritmo vertiginoso). Todo, sin olvidar al resto de selecciones, capaces de plantear encuentros muy tácticos en los que es difícil poder sacar la mejor calidad individual de las favoritas. Ante ese panorama, España confía en reverdecer viejos laureles y lograr esa ansiada tercera estrella. Por mucho que el panorama mundial dicte que este es el reto más difícil de su historia.
Pito estrena el Balón de Oro
Pito, jugador del Barça, fue elegido ayer Balón de Oro en los Futsal Planet Awards. El ala-pívot es una de las muchas estrellas de Brasil, que debuta ante Cuba (14:30) en la ciudad de Bujará en la gran atracción de una primera jornada con cuatro partidos. El partido inaugural será el de Croacia ante la Tailandia (12:00) de Miguel Rodrigo, técnico español. Además, Paraguay juega ante Costa Rica (12:30) y Uzbekistán, anfitriona y dirigida por otro español, José Venancio López, espera dar una buena imagen ante Países Bajos (17:00, Teledeporte) en el pabellón Humo Arena de la capital, Taskent.
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