Tschofenig toma el mando del Cuatro Trampolines en Garmisch

Riccardo Muti agitaba sus brazos con energía. Y mientras los violines, arpas y demás instrumentos de la Filarmónica de Viena entonaban sus majestuosas melodías, las puertas del despejado cielo de Garmisch-Partenkirchen se abrían de par en par. Como manda la tradición, un nuevo año comenzaba con esa fusión de elegancia y espectáculo que emanan música y saltos de esquí, un deporte que llegaba al día grande de su competición estrella y más célebre: el Cuatro Trampolines. El decorado no cambió, con el arrollador dominio de Austria, pero sí el trono de la competición, ahora en poder del nuevo ‘golden boy’ de los saltos: Daniel Tschofenig.

El joven de 22 años, que estrenó su palmarés de victorias como profesional en esta temporada, se hizo con su primer éxito parcial en esta competición con una actuación impecable que también le valió el liderato de la Copa del Mundo, desbancando a un Pius Paschke cuyo estado de forma va a menos. Stefan Kraft, que estuvo irregular en un trampolín en el que no conoce la victoria, salvó los muebles con un segundo salto que mantiene sus opciones intactas en la Tournee (a 8,7 puntos del líder), con un Jan Hoerl intercalado entre él y Tschofenig (-7,9 puntos). Al margen de un Gregor Deschwanden que tuvo hoy más cerca que nunca su primer triunfo en la élite profesional (2º) y que marcha cuarto de la general, parece casi imposible que cualquier otro pueda salvar la brecha de puntos que el trío austriaco posee a su favor.

Decepción. Eso es lo que trajo consigo la primera manga en Garmisch para tres hombres llamados a pelear por el Águila Dorada: Hoerl, Paschke y el que llegaba hoy como líder del Torneo tras su triunfo en Oberstdorf, Kraft. Pero vayamos por partes. Nada más comenzar, todo un doble ganador del Globo del Cristal y campeón de la Tournee como Halvor Egner Granerud aterrizaba en 133 metros aprovechando unas condiciones de vuelo fabulosas que le hicieron perder valiosos puntos en la compensación.

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Para acceder a los puestos de privilegio habría que volar largo, y mucho, cosa que no logró Kraft. El austríaco trasladó su discreta clasificación (11°) al fuego real, y se situó momentáneamente 4° en la primera manga cuando todavía quedaban los diez primeros por saltar. Todos ellos le superaron, incluido un Paschke que perdió su duelo con el estadounidense Frantz, uno de los jóvenes valores de este deporte. El alemán consiguió el pase a la segunda manga con una de las cinco mejores puntuaciones de los que perdieron su cara a cara.

Después, Nikaido, Geiger y Lanisek estrecharon el cerco de los 140 metros aprovechando un buen viento, lo que metió presión a los ‘capos’. Mientras Hoerl falló (9° con 134 m), Hayboeck se salió del mapa: 145 metros y nuevo récord del trampolín, mejorando los 144 que marcó Dawid Kubacki en 2021. Solo un inspiradísimo Tschofenig, con 141,5 metros que le valieron los 151,6 puntos, logró desbancarle gracias a la compensación.

Llegó la hora decisiva de la segunda manga, y tanto Paschke (143,5 m para acabar 9º) como Kraft (140,5 m para concluir 8º) reaccionaron a lo grande, aunque sus sueños dependían de los errores de aquellos que tenían por delante. Y no tuvieron lugar, a pesar de la tensión añadida por un viento caprichoso que obligó a retrasar por unos minutos la salida de los últimos saltadores. Hoerl se recompuso (5º) con unos brillantes 142,5 m, pero Lanisek (4º) y Hayboeck (3º) le superaron, en buena parte, gracias a la renta de puntos que traían de sus primeros saltos. Deschwanden, con 140,5 m, presionó todo lo posible a Tschofenig, pero el austriaco desborda confianza. Sin clavar del todo el telemark, se fue hasta unos imperiales 143 m que le dieron un triunfo incontestable. Único competidor del día con dos saltos por encima de los 140 metros. Otro nivel.

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