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NATACIÓN | FUKUOKA 2023

La carrera del siglo: Titmus destrona con récord a Ledecky

La australiana, ausente en los pasados Mundiales, centrada en su entrenamiento, destruye el récord de los 400 libre y se impone a Ledecky a una McIntosh que perdió el bronce al final.

Titmus y Ledecky.
PHILIP FONGAFP

La carrera del siglo en categoría femenina, mejor dicho el aperitivo, porque el gran duelo se vivirá el próximo verano en el Centro Acuático de París, en los Juegos Olímpicos, coronó a Ariarne Titmus como una nadadora eterna. La campeona olímpica se adjudicó el oro en los 400 libre en su regresó a Japón y destruyó el récord mundial que le había arrebatado hace apenas unos meses la joven canadiense de 16 años Summer McIntosh. Tan segura estaba de sí misma, que fue la única que sonrió al aparecer en la piscina de Fukuoka, tensa la canadiense y Katie Ledecky, que nadó brillantemente, con una estrategia distinta y sumó su 23º medalla en los Mundiales. Va a la caza de Ryan Lochte y Michael Phelps, y ya es la mujer más laureada.

Titmus llevó la prueba a límites inimaginables hasta la aparición de Ledecky, cuando nadar por debajo de cuatro minutos se convirtió en una costumbre. La australiana cogió el mando de la prueba a partir del 100 con parciales de 29 segundos. La estadounidense, a la que se le ha atragantado Titmus desde su aparición en los Juegos de Tokio, optó en esta ocasión por hacer una carrera en negativo, y empezó octava hasta el 150 cuando ya pasó a la cuarta posición. Demasiado tensa, sin poder acelerar, McIntosh fue perdiendo cadencia y tiempo con la cabeza de carrera. Titmus se dirigía hacia el oro y la táctica de Ledecky le dejaba energías para asegurar la plata.

Antes del último 50, Titmus nadó contra el récord del mundo. No frenó, todo lo contrario, marcó el mejor parcial con 28.87 y estableció la plusmarca 3:55.38, siete décimas más rápido que el anterior récord de la canadiense. Por detrás llegó Ledecky, con 3:58,73. Le faltó una marcha más a la estadounidense, que no logró rebajar los parciales de 30 segundos cada 50 y estableció su sexta mejor marca de la historia. Llegó tan fundida McIntosh que se quedó sin bronce, incluso perdió el estilo en el tramo final. Se lo arrebató la neozelandesa Erika Fairwether, de 19 años, otra mujer que entra en el selecto club de las nadadoras capaces de bajar de los cuatro minutos (3:59.59). McIntonsh llegó con 3:59.94.

Short y Hafnaoui se saludan tras la carrera.
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Short y Hafnaoui se saludan tras la carrera.STEFAN WERMUTHREUTERS

Short, un gigante que toca los talones de Thorpe

Antes de la carrera femenina, los Mundiales de las ausencias empezaron de manera inmejorable, con una final a la altura del gran espectáculo de la natación. El récord de Paul Bierdermann en los 400 libre, logrado embutido en un bañador de poliuretano en 2009, en la borrachera de plusmarcas artificiales que supusieron los Mundiales de Roma, ya parece una marca humana, al alcance de nuevos valores como el del australiano Samuel Short (19 años) o el tunecino sorprendente campeón olímpica en Tokio Ahmed Hafnaoui (20), que dirimieron un duelo bestial desde el primer 100.

Lanzada la final en el primer 50 por las calles laterales, por donde el que defendía el título, el australiano Elijah Winnington, y el suizo Antonio Djakovic empezaron a nadar por debajo del récord del mundo. Pero con parciales de 27 segundos, Short, que había marcado el mejor tiempo en las eliminatorias, cogió la cabeza y no la saltó hasta el final. Le siguió a partir del 150 el tunecino, con sus largos brazos como palas de remo, capaz de seguir un ritmo infernal que amenzó el récord de Bierdemann.

El relevo 4x100 libre de Australia.
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El relevo 4x100 libre de Australia.YUICHI YAMAZAKIAFP

La diferencia entre ambos fue de una décima a falta del último viraje a favor del tunecino, pero Short remontó no se sabe cómo: “No sé como llegué al final, creo que me ha ayudado el entrenamiento de la técnica al preparar distancias largas como el 1.500 libre”, dijo, todavía con la respiración alterada. Por una uña, tocó 3:40.68 por 3:40.70 del tunecino, récord de África. El bronce fue para el alemán Lukas Maertens con 3:42.20. La marca de Short es la séptima de la historia, muy cerca de los 3:40.08 de Ian Thorpe y de los 3:40.07 de Biedermann, un récord que ya se siente amenazado.

El himno australiano no paró de sonar en la primera jornada de finales en Fukuoka. En los relevos 4x100 libre no hubo color. Con un tiempo de 3:27.42, el equipo formado por Mollie O’Callaghan, Emma McKeon, Shayna Jack y Meg Harris batió el récord mundial y pasó por encima de Estados Unidos (3:31.93) y de China (3:32.40), que estableció el récord de Asia. En categoría masculina, se repitió un podio parecido. El oro fue para Australia, con un tiempo de 3:10.16 ante una Italia que peleó el oro hasta la última braza pero que se conformó con la plata (3:10.49). Thomas Ceccon sumó su primera medallas. El bronce se lo colgó Estados Unidos, con 3:10.81. España no logró mejorar la marca de la mañana y finalizaron octavos con 3:14.64.

Mario Mollà fue el único español, junto con el relevo de 4x100, que nadó en la sesión de la tarde. Después de meterse brillantemente, con su marca personal, en las semifinales de los 50 mariposa, consiguió mejor su marca (23.16) pero se quedó sin final. Estaba muy cara aunque se quedó a poco más de una décima.