Susana Rodríguez: “Tras el oro, quiero disfrutar del camino a París”

La doctora Rodríguez Gacio ha vuelto. La triatleta paralímpica nunca se fue. Una vez más, Susana (Vigo, 1988) compaginará dos facetas que la apasionan con los Juegos en el horizonte. La gallega tiene clara su meta: saborear el trayecto. Ella sigue aprendiendo... Y enseñándonos.

—Ya asoma París 2024…

—Es el próximo gran objetivo. Estoy empezando a entrenar, después de las vacaciones, e intentando hacer una buena base para prevenir lesiones y llegar a los Juegos en mi mejor forma.

—¿Va a intentar el doblete (compitió en triatlón y atletismo) como en Tokio?

—No. Sólo voy a preparar el triatlón, que ahora mismo es lo que me llena y me hace disfrutar. No correré el 1.500. Fue duro. La final de Tokio me costó mucho. A nivel físico, fue el máximo sufrimiento que he alcanzado en mi vida. Para mejorar el resultado de los pasados Juegos, tanto de marca como de puesto, tendría que dedicarme exclusivamente a eso. Ese es un peaje que no estoy dispuesta a pagar. A mí lo que me gusta es el triatlón.

—Este vez volverá la gente...

—Serán distintos. Espero que esté mi familia. Mis padres tenían los vuelos para Tokio 2020, faltaba el de mi hermana. Yo les iba a regalar por Reyes las entradas para la inauguración, pero estaba pendiente del estudio genético de la cardiopatía y esperé para comprarlas. Cuando me dieron los resultados y supe que podía competir, apareció el COVID. Luego, yo no fui a la inauguración porque quería llegar al triatlón lo mejor posible. Eran unas horas que me ahorraba de estar de pie.

—Abanderada no ha sido, ¿no?

—No. Debe ser impresionante. Ya es un honor representar a tu país en una competición. Imagina a todos tus compañeros...

—¿Con qué sensación se quedó tras la plata en las Series Mundiales de Triatlón?

—Fue un día muy difícil para mí, de los más difíciles de mi carrera, porque estaba físicamente mejor que nunca y tenía mucha confianza. Se unió una cosa que fue responsabilidad nuestra, porque cometimos una infracción, con otra inesperada, puesto que la persona que tenía que velar por el correcto cumplimiento de la sanción, estaba a otra cosa y nos hizo perder tiempo. Eso me sacó totalmente de carrera y lo tengo que trabajar para prepararme por si surgen circunstancias inesperadas en carrera. No lo hice bien. Me quedo con que la plaza para los Juegos está matemáticamente conseguida y con la experiencia de vivir el Mundial en Pontevedra. La respuesta del público fue brutal.

—¿Cómo se sintió en casa?

—Como si fuese futbolista (risas). Cuando salí del estadio de correr el relevo, había muchísimos niños que querían hacerse fotos y que les firmase un dorsal o un papel o algo. Era algo que nunca había vivido y no voy a olvidar.

—Esa es una gran victoria.

—Uno de los momentos más vistos de Tokio fueron nuestras carreras. El paratriatlón tuvo más impacto, a nivel de medios, que el triatlón olímpico. La paratriarmada es brutal y espero que en París podamos traernos alguna medalla.

—¿Cuáles son la motivaciones para alguien que ha ganado un oro en unos Juegos?

—Cuando gané el oro en Tokio, hablando con mi familia que estaba en España, dije que todo lo que viniera a partir de ahora debía ser para disfrutar. Conseguí algo que ni había soñado. El año pasado tuve un burnout y estuve fastidiada. No tenía las motivaciones básicas y ahora las he recuperado. Quiero aprovecharlo y disfrutar del camino a París. Luego allí ya nos pegaremos en la batalla. Tengo presión por los resultados anteriores, que parece que te exigen, pero me merezco disfrutar.

—¿Cómo lleva la vuelta a la Medicina?

—Llevo ya casi un año en el hospital de Vigo, mi ciudad, con mi plaza en propiedad en el Servicio Gallego de Salud. Mis compañeros son estupendos y tienen mucha paciencia conmigo, porque estoy yendo y viniendo a competiciones y concentraciones todo el rato. Mi trabajo, después del burnout respecto al deporte, me ha ayudado mucho a alcanzar el equilibrio. Echaba de menos tener que utilizar mi cabeza para tomar decisiones, más allá de los entrenamientos.

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—¿Qué es lo que más le gusta de su trabajo?

—Cada persona que tienes delante es diferente y lo que te vale para uno, no te vale para otro. Eso te mantiene activa y te enseña continuamente.

—¿Y la reconocen?

—Sí, los Juegos fueron un antes y un después. También la portada de la revista Time. Me alegro de que sea por algo bueno (risas).

—Otra vez la tocará hacer tetris con los horarios para llegar a todo…

—Ahora estoy en Vigo, donde siempre he entrenado. Me ahorro todos los desplazamientos que tenía antes desde Santiago. Lo malo es que el autobús urbano está en Huelga y eso es un hándicap. Hay días que salgo de trabajar más temprano, porque tengo reducción de jornada, pero igual tarda una hora. Es complicado.

—¡Hábleme de Yellow, la canción que da nombre a su perro guía!

—Se llama así por la canción de Coldplay, aunque el nombre lo decidió mi hermana (risas). A mí la música me acompaña bastante. Yo no la escucho ni corriendo ni montando en bici porque salgo con los guías y necesito todos mis sentidos para captar la información que me den. Sí la pongo cuando entreno indoor. Yellow la he oído antes de muchos momentos importantes de mi vida. De mis primeras competiciones internacionales cuando era junior, cuando fui a selectividad… Es recurrente.

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