JUEGOS PARALÍMPICOS PARÍS 2024 | SERGIO GARROTE
“Soy ciclista, sin adjetivos”
Campeón español, europeo, mundial y paralímpico, escalador y contrarrelojista, Sergio Garrote lo tiene todo para volver a triunfar en París, en una handbike que descubrió hace sólo diez años.
Tan sólo seis meses después de descubrir las handbikes, las bicicletas que se pedalean con las manos, ya se había proclamado campeón de España y de Europa. Y desde entonces ha transcurrido una década exacta en la que Sergio Garrote (Barcelona, 22-07-1979) lo ha ganado todo. Incluyendo Mundiales y el oro paralímpico en Tokio 2020. “Yo soy muy feliz. Con el deporte llegué al Olimpo en los anteriores Juegos y espero revalidarlo, porque es algo que engancha”, confía en conversación con AS —justo antes de debutar este miércoles en París— en un soleado mediodía en el Centre d’Alt Rendiment (CAR) de Sant Cugat.
Allí es donde se presentaron los preseleccionados catalanes para los Juegos Paralímpicos de París. Pero no es donde se entrena. “Yo no me nutro de los beneficios de un centro de alto rendimiento, mi oficina es la carretera y la comparto con el resto de ciudadanos”, apunta. Y abunda: “Me entreno junto a taxistas, conductores de autobuses, papás y mamás que llevan a sus hijos al colegio, con sus problemas, su estrés… En la carretera, donde se vuelcan tantísimos nervios y emociones, convivo tratando de hacer realidad mis sueños”.
Podría ser el día a día de un ciclista cualquiera. Y, de hecho, lo es. “Yo soy ciclista, sin adjetivos, no me gusta la etiqueta de paralímpico o de adaptado. Soy ciclista total porque es mi estilo de vida”, advierte Garrote, quien en 2001 sufrió un accidente laboral, mientras trabajaba en una obra, que le causó una lesión medular. Pero no fue hasta 2014 cuando montó por primera vez en una handbike.
“Necesitaba un estilo de vida saludable porque llevaba una muy sedentaria de la mano de mis estudios, no tenía una actividad física. Descubrí este tipo de bicicletas, que se adaptaban muy bien a mi discapacidad, y luego descubrí que tenía un espíritu competitivo que yo mismo desconocía”, narra quien fuera estudiante de Medicina y Criminología, que dejó por la competición y a corto plazo no tiene previsto retomar: “Hice algo parecido a lo de Pau Gasol, que dejó la Medicina apartada por el deporte. Incluso somos vecinos, él de Sant Boi y yo de Viladecans”, bromea. “La verdad es que no nos ha ido mal. No me puedo quejar”, zanja.
Habla Garrote de planes y estrategias para situarse en París 2024 de nuevo “en el centro del cajón”. “Ser el rival a batir genera cierta incomodidad, que a la vez genera movimiento. Y eso hace que no estés nunca en tu zona de confort, que aspires a sorprender cuando debes hacerlo”, reflexiona.
Y ríe cuando se le compara, por sus muchísimas victorias y puntos fuertes, con Tadej Pogacar: “Eso es un nombre con mayúsculas. Lo que me gusta es reforzarme sobre mis debilidades, como vengo haciendo desde Tokio, y enriquecer lo que ya me va bien. Soy un buen escalador, un buen contrarrelojista, pero hay que tener capacidad física y mental para aguantar esa presión”.
No en vano, la “madurez” es a su parecer más importante aún que las condiciones físicas para dar el máximo rendimiento en un deporte para el que “la edad no es un factor limitante, sino aguantar un estilo de vida difícil, por todo a lo que debes renunciar”. Pero a la vez satisfactorio. Que se lo digan a todo un campeón español, europeo, mundial y paralímpico.
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