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Se retira Hosszu, la Dama de Hierro y el ‘alter ego’ de Mireia

“Lo que queda es mi amor eterno por la natación”, confiesa la húngara, triple campeona olímpica, 20 veces plusmarquista universal y ganadora de 97 medallas entre Juegos, Mundiales y Europeos.

Se retira Hosszu, la Dama de Hierro y el ‘alter ego’ de Mireia
FERENC ISZA

Al final del camino, la resiliencia nos define” (“at the end of the day, resilience define us”), escribe Katinka Hosszu (Pécs, Hungría, 03-05-1989) en la publicación de la red social Instagram donde ha decidido, este miércoles a última hora de la tarde, anunciar su retirada. 97 medallas entre Juegos, Mundiales y Europeos, 20 récords del mundo (18 de ellos, en piscina corta) y cinco participaciones olímpicas, desde que debutó a los 15 años en Atenas 2004, contemplan a la Dama de Hierro de la natación, el apodo con el que pasará a la historia el ‘alter ego’ de Mireia Belmonte, tal como ella misma asumía en una entrevista con AS la pasada primavera: “La rivalidad con Mireia nos ha hecho mejores a las dos”.

Durante treinta años, el agua fue mi hogar, un santuario donde encontré consuelo y fuerza. Desde el momento en que entré en la piscina cuando era una niña, supe que había descubierto algo mágico”, explica Hosszu en una extensa carta de despedida, que habla de “la emoción de las carreras”, y también de lo que le ha enseñado este deporte: “La perseverancia ante las dificultades, la importancia de la disciplina y la belleza del trabajo en equipo”. “Mientras reflexiono sobre mi carrera, siento mucha realización. Las medallas y los registros son valiosos, pero lo que se ha quedado en el fondo es mi amor eterno por la natación”, asegura la húngara, triple campeona olímpica en Rio 2016: 100 metros espalda, 200 y 400 estilos.

Propietaria en Budapest de un bistró llamado Koool y licenciada en Psicología, no oculta Hosszu que seguirá ligada a las piscinas. No en vano, y como ya comentó en su conversación con este periódico, cuenta con dos escuelas de natación en su país (“de las que me gustaría abrir franquicias internacionales cuando deje la natación en activo”, avanzaba el año pasado). Pero también se ha convertido, en la estela de casos ejemplares como el de Ona Carbonell, en una firme defensora de la conciliación entre la maternidad y el deporte de elite, que ella misma ha compaginado en su última etapa.

De hecho, y preguntada por AS si se seguía considerando el pasado abril la Dama de Hierro de la natación, contestaba: “Claramente, sí. Porque el significado que siempre le he dado es que lucho para dar lo mejor de mí, para entregar todo lo que tengo. Hay muchísimas damas de hierro en el mundo, y ahora veo que como madre también soy una dama de hierro, en el sentido de que criar a un hijo es algo muy duro y de una enorme responsabilidad. Todas las madres lo son”. Y ella, además, es una leyenda del agua.

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