Sandra Sánchez entra en la leyenda del kárate mundial

Sandra Sánchez ha aguantado casi un año compitiendo porque tenía un reto, un objetivo, una necesidad: ganar la única prueba que se le resistía, los Juegos Mundiales en lo que había logrado la plata en la anterior edición. “Quiero despedirme por la puerta grande”, decía la talaverana, que a sus 40 años desde esta madrugada en Birminghan (Alabama) puede presumir de que es la única mujer en la historia del kárate que monopoliza al mismo tiempo todos los grandes torneos: es la vigente campeona olímpica, del Mundo, europea, de la Liga Mundial, y ya de los Juegos Mundiales.

Cinco encuentros, cinco victorias, cinco katas, para mirar al infinito en el Bill Battle Coliseum, de Birminghan, en Alabama, para abrazarse a Jesús del Moral, su entrenador y pareja, para decirse a sí misma, buen trabajo, he cumplido, porque prometió pelear por el oro, y aquí está, de vuelta a casa en unos días porque hoy mismo empieza una nueva vida. Sabía que la rival en la final iba a ser la japonesa Hikaru Ono, la misma que en el Mundial, porque los asiáticos han lanzado a una competidora nueva, pero estelar, para luchar con la española. Antes había derrotado, una vez más, a Grace Lau, bronce olímpico, de Hong Kong.

Es su último combate, es su despedida, como la había imaginado, como era imposible prever cuando a los treinta aún no había entrado en el equipo nacional, cuando apostó por emigrar, por buscarse la vida como entrenadora en las antípodas, en Oriente Medio, pero sin descuidar su objetivo: volver a España y a la selección, y defender unos colores que se la resistían. Con la edad, además, ha ganado control a su velocidad y fuerza de vértigo, y sigue manteniendo la electricidad en sus movimientos. Podría seguir, y quieren que siga hasta el Europeo de marzo en Guadalajara. Prefiere darle la oportunidad a las jóvenes, porque ella ya no pertenece a este mundo, sino que ha subido al Olimpo del kárate.

Tras su triunfo, la campeona olímpica se mostró satisfecha y agradecida: “Estoy muy feliz. Ha sido un campeonato muy duro, pero perfecto. He podido sacar todo el corazón en el tatami y así poder dedicaros esta medalla a todos los que siempre me estáis apoyando y mandando fuerza. Esto también va por vosotros”

La final masculina también fue un choque hispano japonés. Damián Quintero esta vez no iba a tener enfrente a Rio Kiyuna, el japonés que más veces se ha interpuesto en su camino para conquistar los oros. Le tocó Kazumasa Moto, el relevo del campeón olímpico, y una vez más un japonés evita que el malagueño se cuelgue el oro.,

Damián tuvo que competir en la semifinal frente al estadounidense Gakuji Tozaki, peligroso por competir en casa, No hubo caso, pero en la final todo estuvo en un pañuelo: 26,60 por 26,26